La bronca y el perd¨®n
La bronca fue de campeonato, de ¨¦sas que se recuerdan durante mucho tiempo; le llamaron a coro chulo y m¨¢s que chulo, le mentaron a su familia entera, y m¨¢s de uno se lo quer¨ªa comer. Las palpitaciones, por las nubes; que llamen a un m¨¦dico, por favor, que a este hombre le ha dado algo malo; la vecina, con aires de gran se?ora, sofocad¨ªsima; al marido, por las pintas ya jubilado, se le sal¨ªan las venas por la garganta. Un n¨²mero. Un enfado monumental. De ¨¦poca.
?Y qu¨¦ fue lo que pas¨®? Pues tampoco fue para tanto, se?ora sofocad¨ªsima. Mire usted: lo que ocurri¨® es que V¨ªctor Puerto (a ¨¦ste es al que llamaban chulo, m¨¢s que chulo) decidi¨® no utilizar el descabello en su primer toro y esperar a que doblara las manos. El animal se refugi¨® en tablas, se trag¨® la sangre y aguant¨® en pie un buen rato. Suena un aviso, el toro da unos pasos, y comienza a sufrir unas convulsiones, leves al principio y muy violentas al poco tiempo que provocan el gran esc¨¢ndalo. Cuando el toro cay¨® patas arriba, la plaza parec¨ªa un manicomio, y Puerto, impert¨¦rrito, aguanta que te aguanta lo de chulo y la retah¨ªla familiar.
El Ventorrillo / Puerto, El Califa, De Julia
Cinco toros de El Ventorrillo, bien presentados, a excepci¨®n del cuarto, sin cara, mansos, flojos y nobles; el 1?, de Criado Holgado, grandote, feo y manso. V¨ªctor Puerto: media tendida, -aviso- (gran bronca); pinchazo, -aviso-, y media (leve petici¨®n, gran ovaci¨®n y algunos pitos). Jos¨¦ Pacheco El Califa: cuatro pinchazos, -aviso-, y tres descabellos (silencio); pinchazo y media (silencio). Rafael de Julia, un pinchazo y dos descabellos (silencio); dos pinchazos y estocacada tendida (silencio). Plaza de las Ventas. 14 de mayo. 3? corrida de feria. Lleno.
Ciertamente, la imagen era muy desagradable, pero el torero no fue m¨¢s que el responsable involuntario. No parece justo imputar a Puerto las convulsiones del animal. Pues cu¨¦nteselo usted al marido de la se?ora sofocad¨ªsima.
La verdad es que el toro era un buey de carreta, soso y descastado. El torero lo intent¨® sin mucha convicci¨®n y, cuando estaba all¨ª con mala cara, soportando el acoso de una parte del p¨²blico, un malencarado le dirigi¨® un insulto muy desagradable. El torero tir¨® del toro y se lo llev¨® a los terrenos de donde hab¨ªa salido el improperio. Se equivoc¨® porque eso se hace para poner la plaza boca abajo y callar a los disidentes. No fue posible y los ¨¢nimos subieron de tono. Despu¨¦s, llegaron las convulsiones y el gran broncazo. ?Se entiende ahora lo de la se?ora y el marido con las venas sobresaltadas?.
Afortunadamente, todo no qued¨® ah¨ª. Despu¨¦s, vino lo bueno y quien quiso disfrutar, bien que disfrut¨® con el mismo torero al que momentos antes hab¨ªan abroncado sin piedad. Result¨® que Puerto sale a hacer el quite en el primer toro de De Julia. Renace la bronca, y el torero como si no fuera con ¨¦l. Tres chicuelinas ajustad¨ªsimas y una media de rodillas. Toreo del bueno.
Y lleg¨® su segundo toro, un manso, noble y con recorrido. Puerto sal¨ª¨® dispuesto a conseguir el perd¨®n. Lo recibi¨® con una larga cambiada en el tercio y unas ver¨®nicas trazadas con mucho gusto. Con la muleta entre las manos dibuj¨® un toreo de alt¨ªsima escuela, aut¨¦ntico y bell¨ªsimo: estatuarios ce?idos, el pase de la firma, dos ayudados por bajo y un largo pase de pecho. Una tanda de redondos muy ajustados, hondos, ligados en un palmo de terreno con un magistral pase de pecho. Pocos pero buenos naturales y finos ayudados por bajo. Se perfila para matar en el centro del ruedo, pero, ay, le falt¨® el estoconazo para recibir la absoluci¨®n. A¨²n as¨ª, muchos le aplaudieron con fervor. El toreo hab¨ªa sido de muchos quilates.
A eso ven¨ªa a Madrid El Califa, a demostrar que su toreo tiene fundamentos art¨ªsticos. Se le reconoce su decisi¨®n, su af¨¢n de triunfo, que pisa unos terrenos muy comprometidos y que posee cualidades para el toreo fundamental, pero no le acompa?aron los toros. Eso fue todo. Su primero se vino abajo muy pronto, y el otro era un cobarde que aceptaba a rega?adientes el primer envite y hu¨ªa como un descosido al segundo. A¨²n as¨ª, en ambos inici¨® la faena de muleta con un pase cambiado por la espalda despu¨¦s de citar a bastante distancia. Tore¨® muy bien por redondos a su primero, pero el animal resbal¨® y se rompi¨® el encanto; lo intent¨® sin descanso en el otro, pero tuvo que desistir.
Y Rafael de Julia toc¨® con lo peor: con sus propias carencias. Muy desanimado en apariencia toda la tarde, tore¨® con vulgaridad a su descastado primero, y se super¨® en el otro. Con la muleta retrasada y al hilo del pit¨®n no es posible que alguien se emocione. Tras el ¨¦xito isidril del a?o pasado, lo de ayer ha sido un borr¨®n.
Es de esperar, sin embargo, que no haya sido nada lo del matrimonio enfadado con V¨ªctor Puerto. Hay gente pa t¨®.
Babelia
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