El sustituto del l¨ªder asesinado culmina su dif¨ªcil tarea
Sumida en una crisis interna desde la muerte de su l¨ªder, la Lista Pim Fortuyn ha decidido esperar hasta hoy para nombrar a un sucesor adecuado. Una dif¨ªcil tarea para cualquier partido lastrada, en su caso, por otras bajas menos violentas pero significativas. El pol¨ªtico ultraconservador se hab¨ªa rodeado de desconocidos, llamativos aspirantes como su n¨²mero dos, Jo?o Varela, originario de Cabo Verde, y algunos amigos sin experiencia pol¨ªtica. Formada a toda prisa, la Lista Pim Fortuyn era una agrupaci¨®n unida en torno a un dirigente que 'hac¨ªa lo que dec¨ªa y dec¨ªa lo que pensaba'. De momento, la ¨²nica decisi¨®n un¨¢nime que han conseguido tomar ha sido la de mantener la fecha de las elecciones. La raz¨®n aducida es que su jefe era un aut¨¦ntico dem¨®crata y no hubiera querido otra cosa.
Junto al anuncio del sustituto de Fortuyn se espera tambi¨¦n hoy la marcha de Peter Langendam, nuevo presidente del partido. En una demostraci¨®n palpable de la falta de envergadura de los candidatos que tanto preocupaba a Wim Kok, primer ministro dimisionario, Langendam acus¨® en p¨²blico a la izquierda nacional del asesinato de su l¨ªder y amigo. El exabrupto contrasta con el hermetismo de Varela, considerado al principio el relevo perfecto de Fortuyn. Pero el joven economista tampoco ha demostrado trazas de verdadero pol¨ªtico. Criticado por sollozar en el funeral, un gesto que hubiera humanizado a cualquier colega m¨¢s veterano, su candidatura parec¨ªa estar en dique seco.
?Qui¨¦n queda? A los electores que ayer votaron por la Lista Pim Fortuyn apenas les suenan un par de nombres. John Dost, el vicepresidente, es uno de los posibles candidatos junto con Albert de Booij, cofundador del partido. Sin olvidar a Mat Herben, portavoz y n¨²mero seis de la candidatura. Todos reci¨¦n llegados que, en algunos casos, s¨®lo hab¨ªan visto a Fortuyn un par de veces en su vida.
Socialista derrotado
Licenciado en Ciencias Pol¨ªticas por la Universidad de Amsterdam y ministro de Asuntos Sociales entre 1994 y 1998, el laborista Ad Melkert, de 46 a?os, era hasta hace unas semanas el heredero natural del primer ministro holand¨¦s saliente, Wim Kok.
Acostumbrado a los pasillos parlamentarios, su principal preocupaci¨®n consist¨ªa en difuminar la sombra de su jefe, uno de los pocos pol¨ªticos con talla de estadista hoy en los Pa¨ªses Bajos. El asesinato de Fortuyn ha cambiado de tal modo su suerte que anoche parec¨ªa m¨¢s pr¨®ximo a una renuncia que a regir el pa¨ªs. Sobre Melkert han reca¨ªdo las mayores cr¨ªticas de una sociedad todav¨ªa no repuesta de la violenta desaparici¨®n del l¨ªder ultraconservador.
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