Partidos sospechosos
Digan lo que digan socialistas y pujolistas, no valdr¨¢n excusas. Han dado su apoyo a una ley org¨¢nica de partidos sospechosos. ?ste, y no otro, es el desarrollo de los art¨ªculos 6, 22 y 23 de la Constituci¨®n espa?ola que establece la ley promovida por el Gobierno del Partido Popular en relaci¨®n con los partidos pol¨ªticos. Es tan b¨¢rbaro lo que van a aprobar socialistas y pujolistas, que cuando un ciudadano oiga 'te vamos a aplicar la ley de partidos pol¨ªticos' se pondr¨¢ a temblar. ?Qu¨¦ dir¨ªa Kelsen! Los partidos expresan la voluntad general mediante el pluralismo pol¨ªtico. ?C¨®mo es posible hacer una ley tan negativa sobre los partidos pol¨ªticos mientras se piensa s¨®lo en uno? La palabra m¨¢s importante de una ley de partidos deber¨ªa ser el pluralismo, tal como establece el art¨ªculo primero de la Constituci¨®n vigente. Pero en esta ley para paranoicos la palabra m¨¢s importante, la ¨²nica importante, la maldita e innombrable palabra es batasuna.
?Cu¨¢nta raz¨®n tiene el lehendakari, Ibarretxe, al calificarla de disparate jur¨ªdico, error pol¨ªtico y desprop¨®sito social! Es una ley contra la estabilidad social en el Pa¨ªs Vasco. Es una ley represiva, s¨®lo pensada para Euskadi. ?Se puede hacer en Madrid una ley sobre el Pa¨ªs Vasco prescindiendo absolutamente de la opini¨®n del Gobierno vasco? Por lo que se ve, s¨ª. Pero ?c¨®mo es posible que pujolistas y socialistas se presten a ello? ?Tienen miedo al gancho electoral espa?olista que tendr¨¢ en la opini¨®n p¨²blica con la excepci¨®n del Pa¨ªs Vasco? ?Tan importantes son los votos? La democracia y el pluralismo se mueren s¨®lo si es el bar¨®metro electoral el que decide cu¨¢les son las cosas que conviene decir o hacer.
Lo m¨¢s preocupante es que Pujol y Zapatero no se dan cuenta, o no quieren darse cuenta, de la gravedad de la cuesti¨®n. Un ley de partidos es fundamental en un sistema democr¨¢tico. Deber¨ªa ser una norma que garantizara realmente el derecho de participaci¨®n pol¨ªtica, la democracia interna en los partidos pol¨ªticos, el pluralismo pol¨ªtico en la sociedad civil, la transparencia en la financiaci¨®n de los partidos pol¨ªticos, la efectiva igualdad de oportunidades en el uso de los medios p¨²blicos de informaci¨®n y comunicaci¨®n, y tantas cosas m¨¢s. Pero de nada de eso trata la ley, m¨¢s all¨¢ de vaguedades y principios generalistas que no comprometen a nada ni a nadie.
No habr¨ªa reforma de la ley de partidos si no fuera por Batasuna. Con esto est¨¢ dicho todo. La Constituci¨®n y el ordenamiento jur¨ªdico tienen todas las v¨ªas que se quieran, y m¨¢s, para perseguir eficazmente a los que usan la violencia y la amenaza con fines pol¨ªticos. En este art¨ªculo no se discute la necesidad de adoptar las medidas pol¨ªticas y legales necesarias para perseguir al terrorismo como arma pol¨ªtica y a los que lo justifican. Lo que se discute es el uso indebido e irresponsable de una ley de partidos para llevarlo a cabo. Con ello se consigue lo contrario de lo que se dice pretender: politizar a¨²n m¨¢s una cuesti¨®n que deber¨ªa mantenerse en el campo estrictamente judicial.
Es una incongruencia que s¨®lo se quieran utilizar medidas policiales y no negociaciones pol¨ªticas para acabar con ETA y, al mismo tiempo, se haga uso de toda una ley de partidos pol¨ªticos para acabar con Batasuna. ?Vaya manera de evitar la politizaci¨®n! Quiz¨¢ se pretende complicarle la vida al nacionalismo democr¨¢tico vasco y, especialmente, al Partido Nacionalista Vasco. Cuando Batasuna est¨¢ siendo derrotada por su propia intransigencia y extremismo, le cae del cielo popular una ley que le permitir¨¢ recuperarse. Porque las organizaciones como Batasuna saben sobrevivir en la persecuci¨®n y en la clandestinidad. Ya encontrar¨¢n la f¨®rmula para burlar la ley. Quien recibe un regalo envenenado es el PNV. En la forma, esta ley no va contra este partido, pero en el fondo ataca toda su estrategia pol¨ªtica de marginar a Batasuna. ?Lo que es malo para el PNV y para el nacionalismo democr¨¢tico vasco es bueno para socialistas y pujolistas?
El Gobierno de Aznar todav¨ªa no ha aceptado la clara victoria del nacionalismo democr¨¢tico vasco en las ¨²ltimas elecciones auton¨®micas. No est¨¢ dispuesto a que se consolide esta hegemon¨ªa y no dar¨¢ un paso en la direcci¨®n de lo que ser¨ªa deseable y razonable para la pacificaci¨®n de Euskadi: el respeto mutuo entre dos leg¨ªtimos gobiernos, el de Madrid y el de Vitoria-Gasteiz, y su necesaria cooperaci¨®n para acabar con el terrorismo. No me parece una buena pol¨ªtica hacer y aprobar en las Cortes generales leyes que afectan tan directamente a Euskadi contra la opini¨®n del Gobierno y de la mayor¨ªa parlamentaria en el Pa¨ªs Vasco. Refleja un estilo autoritario y una concepci¨®n monoc¨¦ntrica y antidemocr¨¢tica de la pol¨ªtica. No se puede esperar otra cosa del Gobierno del Partido Popular cuando ya ha dado tantos ejemplos en la misma direcci¨®n. Pero estamos ante una ley fundamental en un ordenamiento democr¨¢tico. No se puede maltratar de esta forma a la democracia que ha costado tanto tejer. Pujol y Zapatero deber¨ªan pensar en ello.
Miquel Caminal Badia es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica de la UB
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