Bush sab¨ªa que Bin Laden planeaba atacar en EE UU
Un informe alert¨® al presidente un mes antes de las intenciones de Bin Laden de 'atacar en EE UU'
Los acontecimientos del 11 de septiembre hicieron de George W. Bush, el 'presidente accidental', un l¨ªder popular, respetado e indiscutible. El elogio a su reacci¨®n fue casi un¨¢nime en Estados Unidos. Ocho meses despu¨¦s, sin embargo, el fantasma del 11-S acosa a Bush y arroja una sombra sobre la Casa Blanca. El FBI sab¨ªa desde hace a?os que la red terrorista de Osama Bin Laden estaba entrenando pilotos en EE UU y en otros pa¨ªses, y en 1996 los servicios secretos ya sab¨ªan que exist¨ªan amenazas por parte de la red Al Qaeda de atacar con un avi¨®n suicida los cuarteles de la CIA u otro edificio del Gobierno en Washington.
El propio Bush fue informado el 6 de agosto de 2001 de que Bin Laden planeaba atentados dentro del territorio estadounidense. El Gobierno republicano, que en los ¨²ltimos d¨ªas alegaba que las advertencias de la CIA eran vagas y apuntaban siempre a Oriente Pr¨®ximo y la pen¨ªnsula Ar¨¢biga, trat¨® de ocultar el t¨ªtulo del informe recibido por el presidente: 'Bin Laden, decidido a atacar en Estados Unidos'.
'Algo espectacular va a ocurrir aqu¨ª, y pronto', dijo el responsable de la lucha antiterrorista
El diario The Washington Post revel¨® ayer que dos de las personas m¨¢s pr¨®ximas a Bush, su asesora de Seguridad Nacional, Condoleezza Rice, y su portavoz Ari Fleischer, no dijeron toda la verdad el jueves y el viernes, despu¨¦s de que una filtraci¨®n a la cadena CBS permitiera saber el mi¨¦rcoles por la noche que el 11-S no fue una sorpresa, sino un ataque m¨¢s o menos esperado, aunque se ignorara la fecha, el lugar y el plan concreto de Al Qaeda.
El jueves, Rice afirm¨® que 'la abrumadora mayor¨ªa de los indicios apuntaba a un ataque contra intereses estadounidenses en el extranjero'. El viernes, Fleischer afirm¨® que el informe entregado al presidente el 6 de agosto llevaba como encabezamiento la frase 'Bin Laden, decidido a atacar Estados Unidos'. Omiti¨® una simple preposici¨®n que variaba de forma sustancial el sentido del titular, que hablaba de ataque 'en Estados Unidos', seg¨²n aseguraba ayer el Post bajo la firma de su reportero estelar, Bob Woodward.
La Casa Blanca es, estos d¨ªas, v¨ªctima del secretismo impuesto por Bush y por su vicepresidente, Dick Cheney, que ha tratado varias veces de bloquear una investigaci¨®n parlamentaria sobre los posibles fallos de los servicios de inteligencia, con el argumento de que podr¨ªa perjudicar los intereses de EE UU en su guerra contra el terrorismo. Lo que todos reclaman es informaci¨®n y que el p¨²blico conozca, de una vez y sin la tensi¨®n de un goteo cotidiano de revelaciones, qu¨¦ se sab¨ªa antes de los atentados y, en su caso, qui¨¦n fall¨® en la interpretaci¨®n de los datos disponibles. Nadie se atreve a decir que los atentados del 11-S podr¨ªan haberse evitado. Pero parece evidente que la Casa Blanca pudo haber hecho algo m¨¢s de lo que hizo, que fue casi nada.
El 5 de julio, el m¨¢ximo responsable de la lucha antiterrorista en el equipo presidencial, Richard Clarke, dijo en una reuni¨®n: 'Algo espectacular va a ocurrir aqu¨ª, y va a ocurrir pronto'. Todas las vacaciones quedaron suspendidas y se orden¨® la m¨¢xima alerta. Parad¨®jicamente, se orden¨® reforzar la seguridad en embajadas, bases e instalaciones en el exterior, mientras en el interior del pa¨ªs, donde, a juzgar por las palabras de Clarke, exist¨ªa el m¨¢ximo riesgo, no se hizo m¨¢s que mantener una alerta muy vaga, sin ninguna recomendaci¨®n espec¨ªfica, enviada a las compa?¨ªas a¨¦reas estadounidenses. El 31 de julio, Bush se fue de vacaciones para todo el mes de agosto, y con esa misma fecha expir¨® la advertencia enviada a las aerol¨ªneas y a la Autoridad Federal de Aviaci¨®n.
La l¨ªnea de defensa articulada por Bush ante la crisis desatada por las revelaciones es doble: por un lado, tanto ¨¦l como sus colaboradores afirman que no sab¨ªan nada antes del 11-S; por otro, acusa a los dem¨®cratas de 'politiquear' con asuntos de la m¨¢xima gravedad. 'El presidente es popular, y me entristece comprobar que los dem¨®cratas utilizan argumentos tan pobres para erosionar su prestigio', afirm¨® el senador republicano Christopher Bond, despu¨¦s de reunirse con Bush. El portavoz Fleischer 'lament¨®' la actitud de Hillary Clinton, que intentaba, seg¨²n ¨¦l, 'abrir divisiones en el pa¨ªs' por plantear el viernes ante el Senado una pregunta concreta: '?Qu¨¦ sab¨ªa el presidente?'.
Las cr¨ªticas, sin embargo, no proceden s¨®lo del bando dem¨®crata. El republicano Richard Shelby, vicepresidente del Comit¨¦ de Inteligencia del Senado, coment¨® que 'si se hubiera actuado adecuadamente, la situaci¨®n habr¨ªa sido distinta el 11 de septiembre'. Especialmente da?inas para Bush han sido dos portadas del diario sensacionalista The New York Post, republicano hasta la m¨¦dula. 'Bombazo sobre el 11-S: Bush sab¨ªa', dec¨ªa el titular del jueves. 'Dinamita: un informe de 1999 preven¨ªa sobre los ataques de Osama', dec¨ªa ayer en primera p¨¢gina.
La aparici¨®n del documento de 1999 fue un nuevo golpe para la credibilidad de la Casa Blanca. 'Nadie pod¨ªa imaginar que los terroristas fueran a utilizar aviones como misiles', afirmaron Condoleezza Rice y el propio Bush. Pero en ese informe, preparado por una oficina de la CIA, depositado en la Biblioteca del Congreso y al alcance de todo el mundo, se afirmaba que terroristas suicidas de Al Qaeda pod¨ªan lanzar un avi¨®n 'contra el Pent¨¢gono, la sede de la CIA o la Casa Blanca'. La afirmaci¨®n se basaba en planes reales de Al Qaeda, revelados por varias personas detenidas ese a?o.
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