Pero ?qu¨¦ ha pasado con los impuestos?
El Gobierno ha aprobado el anteproyecto de reforma del impuesto sobre la renta de las personas f¨ªsicas (IRPF). Tras su an¨¢lisis por el Consejo Econ¨®mico y Social, el Gobierno aprobar¨¢ el proyecto de ley con su contenido definitivo. Buena parte del debate pol¨ªtico y econ¨®mico en los pr¨®ximos meses girar¨¢ en torno a esta reforma fiscal. Antes de que llegue ese momento es oportuno dedicar alg¨²n tiempo a discutir y evaluar la pol¨ªtica fiscal del gobierno del PP y sus efectos. Es decir, ?qu¨¦ ha pasado con los impuestos?
El Gobierno presume de que su pol¨ªtica ha sido la de bajar los impuestos. Pero ?de verdad han bajado los impuestos? La respuesta es no. Y es que, en efecto, bajar un impuesto concreto no implica necesariamente bajar el conjunto de los impuestos. Seg¨²n el ¨²ltimo informe fiscal de la OCDE, la presi¨®n fiscal ha subido intensamente en Espa?a. En 1996 la recaudaci¨®n fiscal absorb¨ªa 32,6 de cada 100 euros producidos en la econom¨ªa espa?ola. A falta de datos para 2001, la OCDE informa de que en 2000 de cada 100 euros producidos eran ya 35,3 los que iban a impuestos. Es decir, la presi¨®n fiscal ha subido desde el 32,6 al 35,3% del PIB. Sin embargo, en muchos pa¨ªses de la UE la presi¨®n fiscal se ha reducido en este periodo, y s¨®lo en Grecia y Suecia el aumento ha sido m¨¢s fuerte que en Espa?a.
O sea, ahora se paga m¨¢s por impuestos que en 1996. El Gobierno argumenta que esto se debe al mayor crecimiento econ¨®mico, lo que puede ser cierto para alg¨²n impuesto concreto, como el de sociedades. Pero los datos de la OCDE ya se toman en relaci¨®n con la actividad econ¨®mica. Por otra parte, es una evidencia que, adem¨¢s de rebajar el IRPF, el Gobierno ha aumentado otros impuestos -generalmente indirectos- y a¨²n ha creado otros nuevos. Todav¨ªa est¨¢ fresca en la memoria la catarata de aumentos de impuestos y tasas aprobados en el presupuesto para 2002: el IVA de autopistas, butano y ciclomotores, los impuestos sobre tabaco y alcohol, el nuevo impuesto sobre combustibles, etc¨¦tera. Respecto a la creaci¨®n de nuevos impuestos, tenemos un ejemplo muy ilustrativo con el impuesto sobre las primas de seguros, aplicado a los seguros de veh¨ªculos: se cre¨® en 1997 y se aument¨® en 1998. S¨®lo por este nuevo impuesto el Gobierno ya recauda cerca de 1.000 millones de euros.
Pero, en fin, en 1998 se rebaj¨® el IRPF. La reforma supuso una rebaja de 4.854 millones de euros. Claro que el tiempo no pasa en vano y, como hemos comentado en otras ocasiones, el Gobierno ha aumentado la presi¨®n fiscal del IRPF: no se han actualizado con la inflaci¨®n los elementos b¨¢sicos del IRPF (m¨ªnimo vital, deducciones, tarifa, etc¨¦tera). Esto implica que las rentas de 2002 se tratar¨¢n como si cada peseta tuviera igual poder adquisitivo que en 1999. Como la inflaci¨®n entre 1999 y 2002 llegar¨¢ al 11%, el aumento de la presi¨®n fiscal es relevante. De hecho, en el IRPF de 2002 pagaremos 3.000 millones de euros m¨¢s de lo que pagar¨ªamos de haberse corregido el impuesto seg¨²n el IPC. As¨ª, el paso del tiempo ha ido achatando, y de qu¨¦ manera, la rebaja aprobada en 1998.
Otro rasgo de la reforma del IRPF ha sido la falta de equidad de sus efectos. Los datos del Instituto de Estudios Fiscales, organismo del Ministerio de Hacienda, indican que el 10% de los contribuyentes con mayor renta han acaparado el 35% del total de la reducci¨®n impositiva. En cambio, el 10% de contribuyentes con menor renta han obtenido el 0,41% del total de la rebaja. Miremos por un momento la reducci¨®n del IRPF como un aumento de la renta disponible, la que se tiene para gastar y ahorrar. Pues bien, los contribuyentes con menores ingresos han tenido un aumento de su renta del 0,3%; el aumento para las rentas medias ha sido de entre el 2% y el 3%. En cambio, para los contribuyentes de m¨¢s ingresos el aumento ha superado el 10%. Esto en el primer a?o. Despu¨¦s, la falta de correcci¨®n del IRPF por la inflaci¨®n y el aumento de otros impuestos ha anulado los beneficios para las rentas bajas y medias, aunque no para las m¨¢s altas. En suma, demasiado desequilibrio a favor de las rentas m¨¢s altas.
En el terreno de las rentas del capital, la pol¨ªtica fiscal del PP ha sido mucho m¨¢s amable que para las rentas del trabajo. ?stas ¨²ltimas soportan la mayor parte de la carga tributaria, mientras que los impuestos sobre las plusval¨ªas se reducen continuamente. En 2001 un contribuyente con ingresos por trabajo de 30.000 euros pagar¨¢ el 28% m¨¢s por IRPF que si esos ingresos los hubiese obtenido como plusval¨ªa por venta de acciones. No parece una f¨®rmula demasiado ¨²til para estimular el trabajo.
En resumen, tras seis a?os de pol¨ªtica fiscal del PP se pagan m¨¢s impuestos. Los espa?oles de rentas muy altas, sobre todo si las obtienen del capital u otras v¨ªas diferentes a la n¨®mina, pueden percibir una realidad diferente. Y para ellos es verdad. La reforma del IRPF les proporcion¨® unos beneficios suficientemente altos. Pero la gran mayor¨ªa paga m¨¢s, porque su beneficio del IRPF fue bajo y se ha diluido con el tiempo, y adem¨¢s se les han exigido m¨¢s impuestos por otras v¨ªas. Por eso no perciben que hayan bajado sus impuestos, y tambi¨¦n est¨¢n en lo cierto. Son percepciones y datos que se deben tener presentes cuando se entre a discutir los detalles y efectos de la nueva reforma del IRPF que anuncia el Gobierno.
Germ¨¤ Bel es diputado socialista.
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