Recordando a Pujol Puente
El pasado d¨ªa 17, coincidiendo con el d¨¦cimo aniversario de la muerte del fot¨®grafo Jordi Pujol Puente, primer periodista extranjero que falleci¨® en la guerra de Bosnia, se celebr¨® un emotivo acto en Sarajevo en el que se present¨® la edici¨®n en serbocroata del libro -editado por el ¨¢rea de Cooperaci¨®n Distrito 11 del Ayuntamiento de Barcelona- For?a Sarajevo, la ciudad en nuestra memoria, que recoge la experiencia tanto de quienes desde Catalu?a se implicaron en hacer efectiva la solidaridad con las v¨ªctimas del genocidio, como de destacados ciudadanos de Bosnia que padecieron los casi cuatro a?os de asedio. El libro, adem¨¢s de recoger algunas de las fotograf¨ªas de Pujol Puente que dieron la vuelta al mundo y muestran la crueldad del asedio, comienza y termina con sendos fragmentos del diario personal del periodista asesinado justo en el inicio de su carrera. Una muerte absurda e injusta como tantas otras, pero que fue un revulsivo en ciertos sectores de la sociedad catalana y barcelonesa, que reaccion¨® con un potencial de ayuda que no ha igualado ninguna otra ciudad europea.
Pujol Puente fue el primer periodista que muri¨® en la guerra de Bosnia. El viernes, en Sarajevo, se le record¨®
Pujol Puente era un free lance de 25 a?os que, junto con el tambi¨¦n joven Eric Hauck, lleg¨® a Sarajevo desde Belgrado enviado por el diario Avui a inicios del cerco y, tras informar unos d¨ªas desde el lado serbio, en lugar de aceptar la invitaci¨®n de abandonar el pa¨ªs que cursaron las autoridades serbias, cruz¨® temerariamente con un coche la tierra de nadie de la pista del aeropuerto y se qued¨® en lo que ingenuamente llamaban ellos entonces el 'Sarajevo libre'.
Pujol Puente, por una serie de circunstancias, acab¨® trabajando tambi¨¦n para Associated Press, agencia que divulg¨® sus fotos en todo el mundo hasta que una solitaria granada de mortero, ca¨ªda en el barrio de Skenderia un d¨ªa tranquilo, acab¨® con su vida.
No fue, digamos, un asesinato premeditado por un francotirador, sino obra de esa ruleta rusa que era Sarajevo en aquel momento. Unos d¨ªas ca¨ªan 5.000 granadas y nadie mor¨ªa; otros, cuando la gente estaba confiada y sal¨ªa de los refugios, ca¨ªan cuatro o cinco de golpe para crear el p¨¢nico entre quienes acud¨ªan a las colas del agua o el pan.
Se prefiri¨® presentar el libro, una obra con mirada al pasado, pero tambi¨¦n al futuro, en lugar de guardar un sencillo silencio en el lugar que muri¨®. El acto, para fortuna de muchos, fue un verdadero ¨¦xito. El presidente del cant¨®n de Sarajevo, Mustaf¨¢ Pamuc; el embajador de Espa?a, Rafael del Valle, y el concejal de cooperaci¨®n del Ayuntamiento de Barcelona, Jes¨²s Maestro, tuvieron palabras de recuerdo para Pujol Puente, pero tambi¨¦n para la necesidad de continuar trabajando en los Balcanes por la tolerancia y la convivencia multi¨¦tnica. El acto fue un ¨¦xito no s¨®lo por las m¨¢s de 200 personas que acudieron, medio centenar de ellas llegadas expresamente desde Catalu?a, sino por la singularidad de muchos de los asistentes.
Estaba el general Jovan Djviak, un serbio de Belgrado que cuando empez¨® la guerra se qued¨® con sus vecinos de Sarajevo y, a las ¨®rdenes del presidente Alija Izetbegovic, dirigi¨® el ej¨¦rcito bosnio. Estaba Cedo Capor, ese serbio de 88 a?os, tambi¨¦n fiel a Sarajevo, ¨²nico voluntario bosnio de las Brigadas Internacionales de la guerra de Espa?a que queda con vida, verdadero pozo de memoria. Estaba Troka, el payaso nacional de Bosnia a quien tanto admira Tortell Poltrona, pues daba vida desde la radio en las tardes de asedio. Estaban muchos de los voluntarios espa?oles que trabajan en los Balcanes e incluso mandos de las tropas espa?olas. Y estaban periodistas, como Eric Hauck y Montserrat Radigales, que transitoriamente han dejado la pluma para trabajar en el ¨¢mbito de la cooperaci¨®n internacional.
Pujol Puente no s¨®lo fue el primer periodista extranjero que muri¨®, sino el primero de un periodo muy tr¨¢gico para los informadores que tras las guerras balc¨¢nicas ha continuado en otros conflictos. En Espa?a, todos lamentamos la muerte de Miguel Gil y de Julio Fuentes, a quienes se les ha reconocido su labor, pero este reconocimiento o este derecho a no ser olvidado tambi¨¦n lo merece Pujol Puente, que a comienzos del cerco era uno de los pocos informadores que transmit¨ªan fotos desde la ciudad.
Muchos m¨¢s de otras nacionalidades murieron despu¨¦s en los Balcanes, pero la sociedad catalana y espa?ola continuar¨¢ en deuda con ¨¦l. Un joven periodista que en su diario, cuatro d¨ªas antes de morir, escrib¨ªa: 'Me gustar¨ªa volver de aqu¨ª a unos a?os cuando todo se haya recuperado. Son las 12.30 horas y delante de m¨ª hay un hombre llorando'.
Xavier Rius-Sant es periodista.
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