Vocaci¨®n u obligaci¨®n
El aficionado supone que tres novilleros que acuden a la feria de San Isidro se van a dejar la piel en el ruedo, se van a comer a los novillos, van a demostrar una ambici¨®n sin l¨ªmites y van a decir muy alto que quieren ser figuras del toreo.
El aficionado se desespera cuando comprueba que la teor¨ªa se ha quedado obsoleta, y asiste a un espect¨¢culo cansino, fr¨ªo y aburrido, protagonizado por chavales que dan la impresi¨®n de estar de vuelta de casi todo, tristes, derrotados y sin ambici¨®n.
Y surge la pregunta inevitable: ?estos j¨®venes quieren ser toreros? ?Est¨¢n en esta profesi¨®n por aut¨¦ntica vocaci¨®n o porque alguien, con la mejor voluntad, les obliga a vestirse de luces?
Ser¨ªa interesante conocer qu¨¦ pas¨® anoche en el hotel. ?Los sentar¨ªan al borde de la cama y les har¨ªan un an¨¢lisis serio de lo ocurrido en Las Ventas o, por el contrario, culpar¨ªan, una vez m¨¢s, a los novillos de su mala suerte? A buen seguro, un rato de sinceridad puede hacer cambiar planteamientos taurinos o, qui¨¦n sabe, si el futuro de una vida.Cu¨¢ntos chavales se han quedado sin oficio ni beneficio despu¨¦s de perder su juventud en vanos intentos desesperados de un triunfo que nunca lleg¨®.La novillada era fuerte; algunos de los novillos, como el sexto, ten¨ªan seriedad y cuajo de toro. Pero eran juampedros puros, ¨¦sos que tanto gustan a la torer¨ªa andante y que, por lo general, no plantean dificultades extremas. Y estaban en Madrid, sin¨®nimo de duro examen de grado para quien aspira a ser figura del toreo.
El Serrano / Aguilar, Jarocho, Palacios
Novillos de El Serrano, bien presentados, especialmente el 6?, con cuajo de toro; mansos, nobles y manejables; el 3?, inv¨¢lido. Sergio Aguilar: casi entera, contraria y baja (silencio); cuatro pinchazos, un descabello, -aviso- y un descabello (silencio). Mart¨ªn Jarocho: pinchazo, estocada, un descabello -aviso-, dos descabellos y el novillo se echa (silencio); casi entera baja y perpendicular y un descabello (silencio). Andr¨¦s Palacios: estocada (silencio); media perpendicular, dos pichazos, media muy baja y un descabello (silencio). Enfermer¨ªa: el subalterno Antonio Layu, el Chino, fue cogido al poner banderillas y sufri¨® una herida en el tercio interno del muslo derecho con una trayectoria ascendente de 20 cent¨ªmetros. Pron¨®stico, menos grave. Plaza de Las Ventas, 20 de mayo. 2? novillada de feria. Casi lleno.
La verdad es que la imagen ofrecida por la terna actuante estuvo muy por debajo de los novillos y de las expectativas creadas. Es normal que no dominen la t¨¦cnica; que deban corregir muchos defectos, y que, a veces, se vean desbordados por sus oponentes. Lo que llama la atenci¨®n es la sensaci¨®n de derrota, de tristeza, de conformismo, de ausencia de ilusi¨®n, impropia en alguien que empieza en tan dif¨ªcil profesi¨®n. Lo que no es normal ni aceptable es que abusen de todas las deficiencias del toreo moderno, como el uso del pico, la mala colocaci¨®n, que no carguen la suerte, y se abandonen a una suerte negra que les complica el futuro.Sergio Aguilar, por ejemplo, torea sin dar importancia alguna a su labor; no se enfada con nadie, ni siquiera con ¨¦l mismo y aburri¨® soberanamente. Aprovech¨® el viaje de sus novillos, pero se olvid¨® de mandar y templar. Le falt¨® decisi¨®n para bajar la muleta, colocarse adecuadamente y transmitir emoci¨®n.
Por el contrario, lo intent¨® con m¨¢s resoluci¨®n su compa?ero Jarocho, muy decidido en su primero, pero se dej¨® enganchar la muleta, se coloc¨® mal y, al final, todo qued¨® en nada. Ahog¨® la embestida del quinto, pero, al menos, consigui¨® una tanda de redondos muy aceptables cuando asent¨® las zapatillas y lig¨® con mucho coraz¨®n. Pero supo a muy poco, ¨¦sa es la verdad.
Y el tercero, Andr¨¦s Palacios, no corri¨® mejor suerte. Su primero, un inv¨¢lido al que tore¨® con la muleta retrasada. El sexto, un toro al que desplaz¨® siempre hacia fuera; le vino ancho y lo desbord¨® en todo momento.
?D¨®nde est¨¢ la ilusi¨®n de la juventud?
Babelia
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