Premi¨¤ es un test
La negativa de una parte de la poblaci¨®n de Premi¨¤ de Mar a que se construya una mezquita es un claro s¨ªntoma de que algo profundo y grave est¨¢ pasando en nuestra sociedad. Escuchando estos d¨ªas las llamadas de oyentes en los programas de las radios catalanas se ha podido comprobar la envergadura del problema: no es una cuesti¨®n meramente local, ce?ida a Premi¨¤, sino que desde todos los rincones de Catalu?a se expresan sentimientos que afloran racismo por todos sus poros. Si, adem¨¢s, una reciente encuesta dice que para el 37% de los catalanes la inmigraci¨®n es negativa y s¨®lo para el 35% es positiva, empezamos a ver claro que se trata de una materia que deber¨ªa constituir una de nuestras primeras preocupaciones.
Ante tal situaci¨®n, una parte de nuestra clase pol¨ªtica no est¨¢ haciendo pedagog¨ªa democr¨¢tica, sino simple oportunismo electoralista. No se trata de mostrar ante la inmigraci¨®n una posici¨®n de buenismo caritativo alejado de toda visi¨®n realista. Sin duda la inmigraci¨®n crea problemas: decir otra cosa ser¨ªa una ingenuidad, quiz¨¢ pol¨ªticamente correcta, pero propia de la t¨¢ctica del avestruz, aquella que consiste en esconder la cabeza bajo el ala.
La inmigraci¨®n, pues, comporta problemas, pero no es un problema. Al contrario, es la soluci¨®n. ?Soluci¨®n a qu¨¦? Soluci¨®n a dos situaciones graves: la disminuci¨®n demogr¨¢fica de los pa¨ªses desarrollados y el excesivo crecimiento demogr¨¢fico de los pa¨ªses subdesarrollados. Pero no son soluciones equiparables, no nos hacemos favores mutuos: es una excelente soluci¨®n para nosotros (los pa¨ªses desarrollados) y una mala soluci¨®n para ellos (los subdesarrollados).
En efecto, nuestros racistas locales, mientras se indignan ante las molestias que les ocasiona el olor de los condimentos que se agregan al cus-c¨²s de cordero -cuando ellos, a su vez, est¨¢n asando sardinas-, deber¨ªan pensar en la contradicci¨®n que supone el no querer tener, como promedio, m¨¢s de dos hijos por pareja y pretender seguir viviendo en una sociedad rica, desarrollada y pr¨®spera. Son dos cosas incompatibles. Por tanto, no se trata de que nuestros racistas locales tengan que afiliarse a una ONG que tenga por finalidad que nos amemos los unos a los otros. Se trata, por el contrario, de que den rienda suelta a sus sentimientos m¨¢s ego¨ªstas pero que no dejen de utilizar el cerebro: si queremos seguir prosperando econ¨®micamente y no estamos dispuestos a rebajar nuestro nivel de vida, si no tenemos reparo moral en formar parte de una sociedad privilegiada en un mundo globalizado repleto de pobreza y desigualdades, debemos desear la entrada de inmigrantes, actualmente nuestro 'ej¨¦rcito de reserva' de mano de obra barata, en la anticuada -pero exacta- terminolog¨ªa del olvidado Engels. Por tanto, el favor no se lo hacemos los confortables occidentales a los pobres que aqu¨ª vienen a 'ganarse la vida' cuando en su pa¨ªs se 'morir¨ªan de hambre', si se me permite expresarlo en frases t¨®picas pero comprensibles. El favor, por el contrario, nos lo hacen ellos a nosotros. Veamos.
La inmigraci¨®n nos permite, por ejemplo, seguir creciendo imparablemente, protegidos por aranceles altos y subvenciones a la agricultura, mientras invocamos oficialmente la libertad de comercio. Podremos tambi¨¦n mantener sueldos para nosotros m¨ªseros -aunque altos, relativamente, para los pa¨ªses pobres-, con lo cual la construcci¨®n, los trabajos agr¨ªcolas, los trabajadores dom¨¦sticos y otras labores que los occidentales ya no aceptamos, seguir¨¢n siendo baratas: as¨ª controlaremos la inflaci¨®n, ese objetivo b¨¢sico en la l¨®gica de los economistas ortodoxos. Finalmente, el aumento del gasto militar -sobre todo el de Estados Unidos- nos permitir¨¢ controlar las fuentes de energ¨ªa y de otros minerales econ¨®micamente estrat¨¦gicos -?qu¨¦ otra cosa han sido la guerra del Golfo y las m¨¢s recientes del Congo y de Afganist¨¢n?-, adem¨¢s de seguir desarrollando innovaciones tecnol¨®gicas que ayudar¨¢n a distanciar cada vez m¨¢s a los pa¨ªses desarrollados de los subdesarrollados.
Ciertamente, de ese crecimiento econ¨®mico del Occidente desarrollado, algunas migajas revierten en los pa¨ªses pobres, en los que son fuente de inmigraci¨®n. Los espa?oles lo conocemos bien porque hace 40 a?os hicimos un tipo de desarrollo econ¨®mico parecido. Divisas que aportaban nuestros emigrantes, inversi¨®n extranjera de multinacionales -lo que hoy llamamos deslocalizaci¨®n- y el turismo transformaron la sociedad espa?ola. Parte de la riqueza que all¨ª ayudaron a crear los emigrantes espa?oles benefici¨® luego a los dem¨¢s. Algo parecido pasar¨¢ probablemente en Marruecos, Ecuador, Colombia y algunos pa¨ªses del este de Europa durante los pr¨®ximos 40 a?os. Es un tipo de crecimiento en forma de mancha de aceite: duro para los que emigran, bastante m¨¢s c¨®modo para los que sin moverse del lugar reciben los beneficios. In¨²til, sin embargo, para los pa¨ªses m¨¢s alejados del n¨²cleo de pa¨ªses ricos, a los que se les sume en la miseria y desesperanza totales, como es el caso del ?frica subsahariana en la actualidad.
Por todo ello, como dec¨ªamos al principio, la inmigraci¨®n es para nosotros la ¨²nica soluci¨®n necesaria para seguir nuestro imparable crecimiento; para los que han emigrado, el ¨²nico resquicio de esperanza que el sistema econ¨®mico mundial imperante les permite para prosperar lentamente. Que ante esta situaci¨®n objetiva no les permitamos construir una mezquita para practicar su religi¨®n cuando tienen todo el derecho a hacerlo, es decir, todos los papeles en regla seg¨²n nuestras propias leyes, no es m¨¢s que una expresi¨®n de puro y simple racismo, una arbitrariedad indigna que deber¨ªa avergonzarnos.
Premi¨¤ es un test de gran importancia para el futuro. Ya tenemos a nuestro Le Pen local, se llama Josep Anglada, fue hasta hace 10 a?os miembro de Fuerza Nueva, el partido de Blas Pi?ar, y es de Vic. Es f¨¢cil decir que nos inquieta el crecimiento del fascismo en Europa. A m¨ª me inquieta m¨¢s, sin embargo, que el PP de Premi¨¤ diga que comprende a los que se oponen a la construcci¨®n de la mezquita o que Josep Llu¨ªs Carod Rovira pida la expulsi¨®n de un imam por 'machista, reaccionario, integrista y anticatal¨¢n'. ?Considera Carod que se trata de motivos legales para ser expulsado del pa¨ªs? La denostada Ley de Extranjer¨ªa no ha llegado a tanto y quiz¨¢ la mentalidad del dirigente republicano no est¨¢ tan lejos de su antecesor Heribert Barrera, aunque el a?o pasado intentara distanciarse de ¨¦l.
Francesc de Carreras es catedr¨¢tico de Derecho Constitucional.
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