Una memoria humillada
Con ¨¦sta son cinco las novelas que han sido traducidas entre nosotros de las trece que forman hasta hoy la obra de Annie Ernaux (Lille Bonne, Normand¨ªa, 1940), una de las escritoras francesas m¨¢s destacadas del ¨²ltimo cuarto de siglo, bastante conocida ya dentro y fuera de su pa¨ªs, y cuyos libros han gozado de cierto ¨¦xito, sobre todo en el Reino Unido y Estados Unidos. Sin embargo, su difusi¨®n aqu¨ª ha sido bastante lenta, pues su primera novela, Los armarios vac¨ªos, data de 1974 y la primera que entre nosotros se tradujo fue la quinta, Una mujer (en Seix Barral, muy bien y por el desaparecido Enrique Sordo), en 1988, s¨®lo un a?o despu¨¦s de su publicaci¨®n francesa. Misterios de la industria editorial, desde luego, pues el primer gran ¨¦xito en Francia lo hab¨ªa obtenido con su anterior novela La place (1983), que hab¨ªa sido galardonada con el Premio Renaudot del a?o siguiente, y que es la que con evidente retraso aparece ahora en otra buena versi¨®n de Nahir Guti¨¦rrez, bajo el m¨¢s exacto t¨ªtulo de El lugar, pues no se trata de un sitio o lugar f¨ªsico o geogr¨¢fico, sino moral o social, de la posici¨®n que una persona o un grupo familiar ocupa en la sociedad, esto es, de su lugar, categor¨ªa o clase social en resumidas cuentas.
EL LUGAR
Annie Ernaux Traducci¨®n de Nahir Guti¨¦rrez Tusquets. Barcelona, 2002 104 p¨¢ginas. 8 euros
La literatura de Annie Ernaux es de ¨ªndole autobiogr¨¢fica, discreta, nada secreta y enormemente sencilla, clara y bastante minimalista podr¨ªa decirse, aunque nada tenga que ver -por su rechazo de la ficci¨®n, que asomaba en sus tres primeras novelas, para desaparecer despu¨¦s- con la tendencia anglosajona del mismo nombre. No se trata de contar cuentos sino de contar historias, mejor dicho, su propia historia por encima de todo lo dem¨¢s, pero no cayendo en intimismo alguno, alej¨¢ndose de toda subjetividad, pues considera su literatura como una especie de etnolog¨ªa, como una 'intervenci¨®n' en la sociedad que le rodea. Y a este respecto, sus libros -cortos en su mayor parte, directos y simples, muy alejados de toda ret¨®rica al uso- relatan su propia historia primero como si se tratara de una novela de verdad ficcional (Los armarios vac¨ªos), la de su padre (El lugar), la de su madre (Una mujer), la de un juvenil aborto clandestino (El acontecimiento), la de su matrimonio frustrado (La mujer congelada), la de su adulterio (Pura pasi¨®n), hasta llegar, colmando progresivamente sus diversas etapas hasta las m¨¢s recientes en Perderse (2001) -una historia de seducci¨®n sexual- o la m¨¢s breve, La ocupaci¨®n (2002), que cuenta la liberaci¨®n de la fascinaci¨®n que experimenta la voz narradora por una nueva amante de su antiguo amor, que la 'okupa' de manera bastante total.
El lugar empieza con la muerte del padre de la narradora, acaecida un mes despu¨¦s de que ella haya pasado la oposici¨®n a profesora titular, como si de una condena se tratara. Convertirse en funcionaria, despu¨¦s de haberse titulado en la universidad (de Rouen, para m¨¢s se?as), contra¨ªdo matrimonio, ser madre un par de veces, divorciarse despu¨¦s hasta conseguir una vida independiente al final, ha supuesto para ella y sus padres un 'salto' social evidente, un ascenso que la ha llevado desde los or¨ªgenes de campesinos pobres de su familia, al proletariado rural y el peque?¨ªsimo comercio de sus padres (gracias a su propio esfuerzo) al paso final hacia la burgues¨ªa de una hija intelectualmente bien dotada y estudiante brillante en escuelas p¨²blicas y colegios privados, pues no se le escatimaron las ayudas familiares. Y es este 'salto' social, el que la reciente funcionaria intelectual rememora a trav¨¦s de la memoria de su propio padre, lo que aqu¨ª se desgrana desde un punto de vista no exento de un evidente complejo de culpa, casi como si de una traici¨®n se tratara, como lo evidencia la cita de Jean Genet que sirve de ep¨ªgrafe a este libro desolado: 'Escribir es el ¨²ltimo recurso cuando se ha traicionado'.
Se trata, por tanto, de la his
toria de una traici¨®n, que Annie Ernaux exp¨ªa a trav¨¦s de su propia conciencia, alimentada desde sus or¨ªgenes por su propia memoria humillada. Aunque, desde mi punto de vista, esa humillaci¨®n tambi¨¦n arranca de su primera formaci¨®n dentro de su contexto peque?o burgu¨¦s y 'religioso' pese a su menesterosidad, como una concesi¨®n a lo que la escritora califica de lo 'pol¨ªticamente correcto' de su infancia y juventud (con su colegio de monjas incluido, claro est¨¢). Pues la formaci¨®n intelectual que experiment¨® fue la de las primeras libertades de los a?os sesenta, los restos del existencialismo de Sartre y Simone de Beauvoir, del primer feminismo (su aborto ilegal ocurri¨® en 1963) y de la conquista de la libertad, todo ello presentado como una traici¨®n a sus valores familiares y sociales, que la autora ha asumido como si fuera una culpa y s¨®lo ha podido rescatar a trav¨¦s de la escritura de su libro. Del que lo mejor es su t¨¦cnica, simple, escueta, directa y objetiva hasta una exasperaci¨®n que borra a la vez todo sentimentalismo y toda actitud justiciera. Pues as¨ª Annie Ernaux, la disc¨ªpula de Sartre y la Beauvoir, la amiga de Pierre Bourdieu, la amante de la filosof¨ªa, la izquierdista a ultranza que rechazando a Jospin abri¨® el paso a Le Pen (espero que lo haya meditado, pues hasta en eso ha resultado representativa) huyendo de la trampa de lo personal encontr¨® la literatura como una expiaci¨®n y como una redenci¨®n a la vez, vay¨¢monos pens¨¢ndolo.
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