Los aborígenes de Groenlandia y los makaw logran cuotas de ballenas
La 54? Asamblea de la Comisión Ballenera Internacional (CBI) en el ex puerto ballenero japonés de Shimonoseki ha dejado un gusto muy amargo entre los asistentes. Muchos de ellos dudan de la viabilidad de la organización. Tras los duros roces entre los pescadores (Japón, Noruega y otros minúsculos Estados) y los que defienden su protección, pudo alcanzarse a última hora un consenso para otorgar a varios pueblos aborígenes cuotas de caza para su subsistencia.
Se conceden 124 ejemplares a los nativos rusos de Chukotka y los makaw de la Columbia Británica, Canadá; otros 206 a Groenlandia, y no más de 20 a los de Saint Vincent y las Granadinas, en el Caribe. Los esquimales de Siberia y Alaska no han visto renovar sus cuotas por una maniobra de Japón, en represalia por mantener la moratoria y no conseguir que se le elevaran sus propias cuotas de caza bajo el epígrafe de 'cazas científicas'.
En favor de las tesis japonesas han votado países como Mongolia, Gabón, Benín, Palau o Marruecos, de dudosa tradición en la conservación de las ballenas. Tampoco han salido adelante los santuarios propuestos en el sur del Atlántico y del Pacífico. La próxima reunión de la CBI, en Berlín el a?o 2003, volverá a plantear el levantamiento de la moratoria decidido en 1986.
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