?20 a?os no es nada?
El 23 de mayo se ha cumplido el 20 aniversario de las primeras elecciones al Parlamento de Andaluc¨ªa y, con ello, de la culminaci¨®n del mayor movimiento pol¨ªtico de los ¨²ltimos cinco siglos de la historia de Andaluc¨ªa, de la proclamaci¨®n definitiva de la vocaci¨®n autonomista y, por qu¨¦ no decirlo, federalista de los andaluces y de confianza mayoritaria en un proyecto progresista de Andaluc¨ªa liderado por el PSOE.
Resulta dif¨ªcil resumir lo que han supuesto para los andaluces estos 20 a?os de autogobierno, pues la memoria es fr¨¢gil y los caminos se tornan estelas, como advert¨ªa Machado. No obstante, cualquier andaluz que haya vivido estos 20 a?os puede recordar, apenas sin esfuerzo, cuando el familiar retornaba de visita cada verano de una emigraci¨®n laboral forzada, al jornalero en la esquina del casino esperando el trabajo del d¨ªa, al vecino que no sab¨ªa leer ni escribir, al ni?o que a los 10 a?os sal¨ªa de la escuela para trabajar de aprendiz en el taller de la esquina, el privilegio que supon¨ªa ir a un instituto y sobre todo el esfuerzo de pagar la carrera de al menos uno de los hijos, los largos veranos por supuesto sin vacaciones y normalmente sin piscina p¨²blica, los interminables viajes por las serpenteantes y mal asfaltadas carreteras nacionales, la falta de atenci¨®n sanitaria y los siempre lejanos y escasos hospitales. Lo que Rafael Escuredo, primer presidente de la Junta de Andaluc¨ªa ha calificado como 'la Andaluc¨ªa en blanco y negro'.
La derecha tapa su impotencia pol¨ªtica con verborrea. Jam¨¢s ha entendido a los andaluces
Es comparando esos recuerdos con lo que un andaluz observa hoy, como se aprecia f¨¢cilmente y con nitidez lo que han supuesto estos 20 a?os. Universidades abarrotadas de j¨®venes, autov¨ªas por doquier, AVE, hospitales en cada comarca, centros de salud esparcidos por toda la geograf¨ªa. Todo ello al amparo de un Estado del Bienestar que ha permitido la conformaci¨®n de una clase media amplia de trabajadores y aut¨®nomos, sobre la que se construye la estabilidad social de una Andaluc¨ªa en progreso y progresista, de una 'Andaluc¨ªa en color'. Una Andaluc¨ªa que se enfrenta a los problemas y fen¨®menos de los pa¨ªses desarrollados como la inmigraci¨®n, la generalizaci¨®n de las nuevas tecnolog¨ªas, la atenci¨®n a la tercera edad, la escasa natalidad, la calidad en la producci¨®n, la gesti¨®n del medioambiente.
A todo ello han contribuido de forma decisiva los sucesivos gobiernos de tres presidentes de la Junta socialistas, Escuredo, Rodr¨ªguez de la Borbolla y Chaves, como demuestra la constancia de los andaluces en otorgar su apoyo mayoritario al PSOE durante seis mandatos sucesivos, y por supuesto los 14 a?os de gobierno de Felipe Gonz¨¢lez. Y no digo esto ¨²ltimo por loa gratuita y partidista, sino porque la realidad demuestra que desde que Aznar accedi¨® al Gobierno, Andaluc¨ªa y los andaluces no s¨®lo hemos perdido el apoyo decidido de Moncloa sino que nos hemos constituido en objetivo de ataque permanente. En 1996 los andaluces ¨¦ramos incultos por no votar al PP ahora somos indolentes, y el presidente Chaves dictadorzuelo, tirano y no se cuantos insultos m¨¢s. Insultos siempre procedentes de una derecha que jam¨¢s ha entendido a los andaluces y que tapa su impotencia pol¨ªtica con la verborrea. Una derecha que dej¨® sin presupuesto a la Junta de Andaluc¨ªa durante los dos a?os de la pinza y que desde que gobierna Espa?a margina presupuestariamente a Andaluc¨ªa (cinco a?os sin contar la poblaci¨®n, sin ceder las competencias en las Pol¨ªticas Activas de Empleo, invirtiendo menos que lo que corresponde seg¨²n la extensi¨®n y la poblaci¨®n, ...). Una derecha, en definitiva, que a?ora el centralismo conservador espa?ol y que, como el tango, canta: 'Sentir... que es un soplo la vida, que veinte a?os no es nada, que febril la mirada, errante en las sombras, te busca y te nombra. Vivir... con el alma aferrada a un dulce recuerdo que lloro otra vez...'.
Luis ?ngel Hierro es profesor de Econom¨ªa de la Universidad de Sevilla y diputado auton¨®mico del PSOE.
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