El despegue de la autoestima
En 1980 asist¨ª en Granada, donde estudiaba Derecho, a un mitin de Manuel Clavero Ar¨¦valo, que hab¨ªa dimitido como ministro de Cultura tras rechazar en¨¦rgicamente que no tuvi¨¦semos un r¨¦gimen auton¨®mico pleno, como pretend¨ªa el Gobierno de UCD. Clavero particip¨® activamente en la campa?a por el s¨ª a la autonom¨ªa en el refer¨¦ndum del 28-F. Aunque mi presencia se deb¨ªa m¨¢s a la curiosidad que a cualquier otra raz¨®n, escuch¨¦ atentamente los argumentos con que reivindicaba que Andaluc¨ªa hab¨ªa de convertirse, como regi¨®n hist¨®rica, en comunidad aut¨®noma a trav¨¦s del art¨ªculo 151 de la Carta Magna. Esa atenci¨®n inicial fue creciendo gradualmente hasta convertirse en entusiasmo. Al finalizar el acto, en la plaza de Gracia, el gent¨ªo comenz¨® a cantar nuestro himno y se levantaron un buen n¨²mero de pu?os. Observ¨¦ a Clavero, quien dibuj¨® con su mano una uve de victoria; mim¨¦ticamente, adopt¨¦ ese gesto y alc¨¦ mi brazo tanto como pude. Me hab¨ªa contagiado del sentido de lo andaluz expuesto por el ex ministro en aquel acto masivo.
Quiz¨¢ sea pertinente reformar el Estatuto, pero su texto no impide la modernizaci¨®n
Y en octubre gan¨® el s¨ª, lo que supon¨ªa, como dice el art¨ªculo primero del Estatuto, la constituci¨®n en comunidad aut¨®noma y la expresi¨®n de nuestra trayectoria hist¨®rica en el ejercicio del derecho al autogobierno en el marco de la naci¨®n espa?ola. De este modo, Andaluc¨ªa aspiraba a hacer realidad los principios de libertad, igualdad y justicia para todos sus ciudadanos en solidaridad con las dem¨¢s comunidades. No mucho m¨¢s tarde, el 23 de mayo de 1982, hace ahora 20 a?os, se celebraron las primeras elecciones democr¨¢ticas al Parlamento andaluz, que se constituir¨ªa en junio. Siete partidos pol¨ªticos concurrieron a unos comicios con los que nuestra tierra recuper¨® su autoestima, reafirm¨® su hist¨®rica identidad y dio un paso clave en la articulaci¨®n territorial de Espa?a, prevista en la Constituci¨®n de 1978.
Ahora, como andaluces, sentimos orgullo de nuestras instituciones, que han madurado con rapidez, y nos enfrentamos a retos ambiciosos y urgentes: alcanzar el ritmo del resto del pa¨ªs y converger con la Uni¨®n Europea, adem¨¢s de acercar la administraci¨®n a los ciudadanos. Asumiendo la realidad o analizando cualquier estad¨ªstica oficial, rechina en los o¨ªdos la verborrea utilizada por ciertos dirigentes para vendernos ese producto propagand¨ªstico llamado segunda modernizaci¨®n, un envoltorio sin contenido, un nuevo conejo salido de la siempre vers¨¢til chistera de Manuel Chaves.
El mercado de trabajo y la estructura productiva de Andaluc¨ªa muestran un preocupante desequilibrio territorial. Es innegable que la econom¨ªa crece en t¨¦rminos absolutos, pero no avanza como deber¨ªa, no arrastra a todos por igual. Hay zonas anquilosadas que no acaban de despegar; el desarrollo de nuestra tierra es a¨²n precario. De seguir as¨ª, har¨ªan falta varias d¨¦cadas para que la anhelada convergencia fuese posible. El secretario general de la CEOE, Juan Jim¨¦nez Aguilar, lo describe gr¨¢ficamente: Andaluc¨ªa tiene que vivir m¨¢s de sus ideas que del subsidio de turno. Y para eso hay que impulsar sin demora las infraestructuras, la educaci¨®n y las nuevas tecnolog¨ªas, pilares de cualquier sociedad ambiciosa. En este mundo globalizado e interconectado, los andaluces tenemos que competir en igualdad de condiciones que los dem¨¢s europeos.
El alcalde de M¨¢laga, Francisco de la Torre, dec¨ªa el pasado mi¨¦rcoles en una brillante conferencia que la Junta est¨¢ instalada en un nuevo centralismo, situaci¨®n que frena el desarrollo de los municipios. En 23 a?os de desarrollo constitucional, dec¨ªa De la Torre, los ayuntamientos andaluces s¨®lo han avanzado cuatro puntos, pasando del 9% al 13% del presupuesto p¨²blico. Un 42% es gestionado por la Administraci¨®n auton¨®mica y el restante 45% por el Gobierno central. No basta con la imprescindible colaboraci¨®n institucional. Es necesario que los ayuntamientos consigan una cuarta parte de la tarta porque su grado de asfixia es ya insostenible. Se ven obligados a resolver los problemas de los ciudadanos, sean o no su competencia. Atienden demandas para las que no disponen de recursos espec¨ªficos. Seguir as¨ª resulta temerario.
Estamos en un momento crucial, determinante. Una ocasi¨®n que no podemos dejar pasar. Espa?a ha evolucionado vertiginosamente, de manera especial desde 1996. Pero los niveles medios de renta y bienestar de Andaluc¨ªa siguen atr¨¢s. Antes de lanzar segundas modernizaciones habr¨¢ que culminar la primera. Quiz¨¢ sea pertinente reformar el Estatuto, pero no es su texto el que impide que esa modernizaci¨®n sea efectiva. Tal como plantea Chaves las cosas, el verdadero vuelco de esta comunidad arrancar¨¢ en 2004 con un cambio an¨¢logo al que vivi¨® el Gobierno central hace seis a?os, con la victoria de Te¨®fila Mart¨ªnez en las pr¨®ximas elecciones auton¨®micas.
Joaqu¨ªn L. Ram¨ªrez es presidente del Partido Popular de M¨¢laga y diputado auton¨®mico.
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