Los a?os de la langosta
Siguen llegando malas noticias de Latinoam¨¦rica. Las condiciones econ¨®micas empeoran pr¨¢cticamente en todas partes, la cohesi¨®n social se deshace y la inestabilidad pol¨ªtica aumenta. No es sorprendente, dado que gran parte de Latinoam¨¦rica ha pasado los ¨²ltimos 20 a?os vagando sin rumbo. Se vendieron activos y las deudas nacionales se dispararon, pero pr¨¢cticamente no se gan¨® nada. Ciertamente, han sido a?os que las langostas devoraron.
En los ¨²ltimos 20 a?os, el crecimiento anual del PIB per c¨¢pita de Latinoam¨¦rica ascend¨ªa a una media del 0,35%. A ese ritmo, una econom¨ªa necesita 200 a?os para doblar su tama?o. En Asia, el nivel de vida se dobla cada d¨¦cada. Si Latinoam¨¦rica no cambia, puede que acabe pareci¨¦ndose cada vez m¨¢s a ?frica, una regi¨®n de Estados d¨¦biles con grandes econom¨ªas extraoficiales y pobreza generalizada.
La riqueza de Argentina est¨¢ de vacaciones en Miami; Brasil y M¨¦xico vendieron sus activos y pidieron pr¨¦stamos en lugar de ahorrar
Durante un breve periodo de tiempo, la fiebre del oro de la privatizaci¨®n de Latinoam¨¦rica contribuy¨® a equilibrar los presupuestos nacionales y a sostener el consumo, pero fue a expensas de la inversi¨®n en la mejora de infraestructuras o del refuerzo del sector de la exportaci¨®n. Peor a¨²n, la privatizaci¨®n se vio acompa?ada a menudo por la masiva petici¨®n de pr¨¦stamos exteriores. Argentina, donde los compradores nacionales agotaron todas las l¨ªneas de cr¨¦dito disponibles, ejemplifica el peor de los casos. Pero la solvencia crediticia es una cuesti¨®n important¨ªsima en toda Latinoam¨¦rica.
El problema se ve agravado por una pol¨ªtica ineficaz. Los latinoamericanos de a pie est¨¢n hartos de reformas estructurales, y ning¨²n pol¨ªtico en su sano juicio va a comprometerse a otra d¨¦cada de lo mismo. Han desaparecido los gobiernos que se mov¨ªan en una l¨ªnea tecnocr¨¢tica y que percib¨ªan el crecimiento econ¨®mico como una marea alta que eleva todos los barcos. En Argentina se suceden los presidentes incompetentes. Las instituciones est¨¢n deshechas, los derechos de propiedad se cuestionan y hay en marcha un esfuerzo de redistribuci¨®n aleatorio y m¨¢s corrupto cada vez.
Las perspectivas para Per¨² y Venezuela no son mucho mejores, y puede que Brasil siga los mismos derroteros. El hecho de que Lula Ignacia da Silva y su equipo encabecen los sondeos de opini¨®n en la carrera electoral a la presidencia de Brasil es una advertencia de que gran parte de la opini¨®n p¨²blica latinoamericana est¨¢ dispuesta a rechazar los gobiernos tradicionales. Lula y su partido est¨¢n tan alejados de la vertiente general del pensamiento econ¨®mico que el capital ya ha empezado a huir, aunque a¨²n falten meses para las elecciones.
En M¨¦xico, la democratizaci¨®n ha tra¨ªdo consigo una mayor estabilidad, pero podr¨ªa ser ef¨ªmera. El peso est¨¢ enormemente sobrevalorado, y la econom¨ªa podr¨ªa estarse preparando para un aterrizaje forzoso. A pesar de todas las buenas noticias sobre la democracia naciente de M¨¦xico, su presidente est¨¢ empezando a justificar los primeros temores que se ten¨ªan sobre ¨¦l: falta de visi¨®n, falta de un Congreso con el que trabajar y falta de un equipo que sepa lo que hay que hacer.
La mala pol¨ªtica y las medidas ineficaces est¨¢n detr¨¢s de una tasa de ahorro desesperadamente baja en todas las Am¨¦ricas. Donde hay poco ahorro, hay poca inversi¨®n, y poca base para la acumulaci¨®n de capital y el crecimiento de la productividad. Venezuela anhela ahora aquellos a?os de vacas gordas de la OPEP, en la d¨¦cada de los setenta. La riqueza de Argentina est¨¢ de vacaciones en Miami, puede que para siempre. Brasil y M¨¦xico son buenos ejemplos de pa¨ªses que vendieron sus activos y pidieron pr¨¦stamos en lugar de ahorrar.
A Latinoam¨¦rica le fue bien mientras el dinero blando entraba a raudales, pero aquel tiempo pas¨®. Llegar¨¢n m¨¢s malas noticias econ¨®micas, sociales y pol¨ªticas. Puede que demagogos como Hugo Ch¨¢vez, de Venezuela, o Carlos Menem, de Argentina -nuevamente candidato a la presidencia-, parezcan una broma para el resto del mundo, pero nadie a quien le importe el descorazonador destino de Latinoam¨¦rica deber¨ªa re¨ªrse.
Rudi Dornbusch es catedr¨¢tico Ford de Econom¨ªa en el Instituto de Tecnolog¨ªa de Massachussetts (MIT) y ex asesor econ¨®mico jefe del Banco Mundial y el FMI. ? Project Syndicate, mayo de 2002.
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