Preguntas pedestres
Si la cara es el espejo del alma humana, la calle lo es del alma no s¨®lo de la ciudad sino tambi¨¦n de la sociedad. Y hoy quiero detenerme en el alma, para compensar. Porque vivimos tiempos dedicados mayormente, por no decir en exclusiva, al cuerpo. Y basta con ver el concentrado y exhaustivo tratamiento medi¨¢tico que ha recibido esta semana, por ejemplo, la condici¨®n f¨ªsica del Papa, y el distra¨ªdo y superficial an¨¢lisis que se est¨¢ dedicando, por el contrario, a la condici¨®n moral de su Iglesia, expresada en actitudes como la de dedicarse a la especulaci¨®n financiera.
Y vale tambi¨¦n el ejemplo de que solemos recibir montones de informaci¨®n sobre las hechuras, ambiente y organizaci¨®n externa de las cumbres y conferencias internacionales, y en cambio de sus resultados solemos ignorarlo casi todo. Seguramente porque casi nunca hay resultados; o son tan rid¨ªculos que 'peor' -se dir¨¢n los reunidos y sus ac¨®litos- 'es meneallos'. Y estoy pensando en las cumbres medioambientales cuyas declaraciones nunca pasan de los principios. O en la ¨²ltima conferencia sobre envejecimiento, paradigma de continente sin contenido, de c¨¢scara sin fruto social dentro. Por no hablar de la itinerante y cr¨®nica reunitis europea, desproporci¨®n y despilfarro deliberativos donde los haya.
En fin, vuelvo al alma de la ciudad -que es la de la sociedad-, porque hace muy pocos d¨ªas se celebr¨® en San Sebasti¨¢n la III Conferencia Internacional sobre el peat¨®n, que reuni¨® a especialistas de medio mundo. La finalidad era la de concentrar ideas y esfuerzos para combatir la excesiva motorizaci¨®n que padecemos; para convertir progresivamente a los ciudadanos en peatones. Defiendo ese objetivo y lo practico y me prometo practicarlo m¨¢s. Que andar es sano, gratificante en t¨¦rminos est¨¦ticos y formativos -los detalles urbanos son cofres repletos de tesoros de la memoria y el sentimiento culturales-, barato y sobre todo limpio: m¨¢s ox¨ªgeno y menos ruido, como en una permanente propuesta vacacional.
?C¨®mo se contagia el esp¨ªritu peatonal? Pues parece sencillo: acondicionando las calles y embelleci¨¦ndolas; y ofreciendo un transporte p¨²blico de calidad y de cantidad, esto es, veh¨ªculos adaptados a necesidades plurales; recorridos variados, y, sobre todo, horarios ambiciosos e imaginativos: en estos casos la nocturnidad lejos de ser una agravante puede representar la clave del ¨¦xito. Hasta aqu¨ª el cuerpo del asunto.
Para tocar el alma voy a acudir a unos mu?ecos alt¨ªsimos y delgados, fabricados de tubos de colores, que el paso de esa conferencia peatonal ha dejado en algunas calles donostiarras. Porque son mu?ecos pensantes. Tienen una cabeza en forma de gancho, en realidad de punto de interrogaci¨®n, como si estuvieran llenos de dudas. El alma, en este tema como en casi todos, est¨¢ en las dudas. En preguntas como ¨¦stas: ?es compatible la peatonalizaci¨®n de amplias zonas de nuestras ciudades con la incesante construcci¨®n de aparcamientos c¨¦ntricos? ?No son esos aparcamientos, tan c¨¦ntricos que son nucleares, un aliciente para coger el coche con cualquier pretexto min¨²sculo, para cualquier trayecto milim¨¦trico? ?No es tanto mensaje contradictorio un remedio peor que la enfermedad?
Y sobre todo, ?por qu¨¦ la construcci¨®n del esp¨ªritu peatonal se empieza por el tejado de las infraestructuras y no por los cimientos de la educaci¨®n vial? Porque una moto o una bici o un patinete o un par de patines tambi¨¦n son veh¨ªculos, y vemos cada d¨ªa c¨®mo sus conductores -que cada cual ajuste el porcentaje al perfil de su ciudad- tambi¨¦n se saltan sem¨¢foros y pasos de cebra y tambi¨¦n sortean a los viandantes. Y c¨®mo muchos hombres de a pie mean a¨²n contra cualquier ¨¢rbol o superficie r¨ªgida de la v¨ªa p¨²blica. Y c¨®mo todav¨ªa son pocos -?o cada vez menos?- los usuarios de los autobuses que respetan los asientos reservados.
En fin, sin educaci¨®n vial y c¨ªvica no hay esp¨ªritus peatonales que valgan. A lo sumo, vistosas estrategias pedestres.
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