El funki n¨ªtido de Jamiroquiai cierra Festimad con una fiesta del baile
El festival, con 30.000 asistentes, termin¨® en la madrugada de ayer
La aparici¨®n en escena de estos magos del funki, encabezados por su singular y el¨¢stico solista, J. K., quien portaba en la cabeza uno de sus curiosos tocados de inspiraci¨®n aborigen, fue saludada por la luna llena, que observaba el festival desde lo alto. Jason Kay salt¨® dispuesto a hacerse con una audiencia en la que el fr¨ªo nocturno reinante a las doce y media de la noche estaba a punto de hacer mella. La banda tard¨® m¨¢s o menos la mitad del primer tema, 2.001, en lograr un sonido n¨ªtido. Se mantuvo de modo equilibrado y contribuy¨® en su justa medida al relumbre del concierto.
En estas situaciones, nada mejor que apelar a los argumentos del baile puro y duro, y a esa tarea se dispuso el grupo, sacando lo mejor de s¨ª mismo en uno de los cl¨¢sicos de la banda: Cosmic girl. La garganta del cantante trazaba sin apenas esfuerzos esos arabescos negroides que, de alg¨²n modo y salvando distancias, lo emparentan con Stevie Wonder, si bien es cierto que, como ocurre con la mayor¨ªa de los int¨¦rpretes vocales que fuman, hay una capa fina de arena en las cuerdas vocales de Jason Kay, que a veces ti?e de un tono mate el timbre de su voz. Eso s¨ª, bailar, baila estupendamente, y su energ¨ªa no decae a lo largo de todo el espect¨¢culo, con lo que su presencia se hace parte fundamental en el planteamiento esc¨¦nico de la actuaci¨®n del grupo.
La m¨¢quina de bailar estaba ya en posici¨®n non stop y r¨¢pidamente se iban encadenando temas en una especie de maxisingle apenas interrumpido por las intervenciones del bailar¨ªn Jason, quien se sacud¨ªa de encima con salero los t¨®picos de rigor, tipo 'Gracias' y 'qu¨¦ majetes sois los de aqu¨ª'.
En eso llegaba Canned heat, uno de los mejores momentos de la noche, con ese estribillo desenfrenado y de invitaci¨®n al movimiento r¨ªtmico. Es la perfecta definici¨®n de ese atractivo estilo vital que los ingleses llaman cultura de club y que en Espa?a pr¨¢cticamente no existe. Aqu¨ª, las discotecas son para el verano.
Orquesta imaginaria
A mitad de la actuaci¨®n, Jason dirigi¨® una imaginaria orquesta compuesta por manos del p¨²blico para ordenar un vaiv¨¦n a los sones del vals El Danubio azul -Strauss, en Festimad: qui¨¦n lo hubiera dicho-. A partir de ese punto, Jamiroquai abordaron la recta final de una entretenida actuaci¨®n de hora y media de concierto en la que sonaron esplendorosamente bien canciones como High himes, Travelling without Moving y Deeper underground y que dejaron al respetable a punto de caramelo para las carpas de baile.
Haciendo balance de la reci¨¦n finalizada edici¨®n, resulta evidente que el Festimad se ha consolidado despu¨¦s de ocho a?os como la respuesta a cierto tipo de demanda cultural de ¨ªndole claramente juvenil y contraria a la mentalidad de ocio ¨²nico que dicta hoy la mayor¨ªa imperante. Al festival de 2002 han asistido algo m¨¢s de treinta mil personas, cifra representativa acerca de la importancia que est¨¢ tomando el festival. No se ha producido incidente alguno rese?able, casi todos los grupos confirmados han realizado su actuaci¨®n en el horario previsto y los espectadores se lo han pasado bien y los organizadores tienen que dejar ahora el Parque El Soto de M¨®stoles como estaba antes de la invasi¨®n de los j¨®venes. Como siempre, vaya.
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