Cernuda
El jueves y el viernes de la semana pasada, en el Paraninfo de la Universidad de Sevilla, se celebr¨® la segunda parte del Simposio Internacional Luis Cernuda. Hubo poca asistencia de p¨²blico y no s¨¦ si alg¨²n estudiante, pero esas cosas ocurren con frecuecia en esta ciudad y es una pena.
El cat¨¢logo de la exposici¨®n Entre la realidad y el deseo: Luis Cernuda (1902-1963) es tan espl¨¦ndido como lo han sido las ponencias, que suman ya muchas en lo que va de a?o y desde muy diferentes puntos de vista entre los expertos. Desde la ignorancia, y como tanto se ha discutido sobre la actitud de Sevilla para con Cernuda, me ha interesado saber que ¨¦l estaba obsesionado con los cr¨ªticos y que los elogios le hubieran molestado m¨¢s que las censuras, posiblemente porque el concepto rom¨¢ntico que ten¨ªa sobre los poetas se cumpl¨ªa en la incomprensi¨®n y el olvido. Por otro lado, una creaci¨®n tan innovadora como la suya necesita un tiempo para que la sociedad la asuma, y ¨¦l era un poeta moderno muy dif¨ªcil, amargo y profundamente negativo.
La contemplaci¨®n de la belleza le produc¨ªa a Cernuda una enorme alegr¨ªa que pod¨ªa desembocar en fertilidad creativa. Entre los temas que trataba, preferentemente sobre su propia conciencia, tambi¨¦n escribi¨® sobre el amor en todas sus variedades; un amor que le fue siempre tan fugaz y conflictivo que le hizo perder la esperanza en la felicidad. Solitario e insatisfecho, su ansiedad le arrastraba a cambiar de lugar constantemente, y, almismo tiempo, era la fuente de su energ¨ªa.
En La realidad y el deseo no hay sujeto y objeto como contrarios, sino otra cosa que s¨®lo puede conseguir la gran poes¨ªa; es el conflicto que el poeta deseaba resolver, y que es 'presencia de la ausencia que es la m¨¢s perfecta presencia'. Ocnos, en cambio, es la po¨¦tica del fracaso; la imposibilidad de expresar lo divino que encierra la realidad diaria; un deseo que le tortura por no poder satisfacerlo.
Dijo Ram¨®n Gaya: 'Cernuda es El Poeta, el caso m¨¢s puro de poeta -no de poeta puro- que existe hoy en Espa?a. Nada tiene que ver con su realidad. Porque Cernuda no vive, sino que late!'.
?Tanto que aprender!
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