Hay que beber mucho
Para contraerse, los m¨²sculos transforman la energ¨ªa contenida en los nutrientes ( hidratos de carbono y grasas) en energ¨ªa mec¨¢nica. No son muy eficientes en este proceso, y hasta un 75% de la energ¨ªa que consumen se pierde como calor. El cuerpo humano debe eliminar todo este calor interno que le sobra, pues el hombre es un animal homeotermo, que debe mantener su temperatura interna lo m¨¢s estable posible para sobrevivir .
El mecanismo m¨¢s efectivo de que disponemos los humanos para perder calor es la sudoraci¨®n. O mejor dicho, la evaporaci¨®n hacia la atm¨®sfera del sudor producido por las gl¨¢ndulas sudor¨ªparas de nuestra piel. As¨ª, durante un partido de f¨²tbol en ambiente fresco, el jugador debe evaporar un litro y medio de sudor para eliminar todo el calor, unas 1.000 kilocalor¨ªas, que desprenden sus m¨²sculos. Cuando las condiciones clim¨¢ticas son tan adversas como las que les esperan a los jugadores en este Mundial (de 25 a 30 grados de temperatura y m¨¢s del 90% de humedad), el sudor no se evapora con facilidad. Gran parte se acumula bajo la ropa o bien resbala por su piel y cae al suelo antes de ser evaporado. Para compensar este problema, el cuerpo no tiene otra opci¨®n que sudar todav¨ªa m¨¢s: hasta 4 litros por partido.
Lo malo es que tan profusa sudoraci¨®n se hace a expensas de perder l¨ªquido de algunas partes del cuerpo, como el plasma sangu¨ªneo. El tejido que primero nota esta p¨¦rdida es el coraz¨®n, cuya capacidad para contraerse con fuerza depende sobre todo de la cantidad de plasma que recibe. El coraz¨®n es una bomba a demanda: cuanta m¨¢s sangre recibe, m¨¢s sangre puede bombear.
Todos los tejidos sufren los efectos de este peor funcionamiento de la bomba card¨ªaca, pues disminuye la cantidad de sangre que reciben. Desde los m¨²sculos, que pierden fuerza y resistencia y gastan antes sus recursos energ¨¦ticos (por no hablar de los temidos calambres), hasta el cerebro. As¨ª, los pases y tiros a puerta empiezan a perder precisi¨®n, y hasta el jugador m¨¢s creativo parece haber perdido su lucidez mental y su capacidad para organizar el juego del equipo. Incluso el sistema inmune puede resentirse, lo cual incrementa el riesgo de que el jugador padezca catarros u otros procesos v¨ªricos.
La ¨²nica manera de prevenir los efectos de la deshidrataci¨®n es conseguir que ¨¦ste beba la mayor cantidad posible de l¨ªquido. Antes de los partidos (hasta medio litro, a ser posible), durante los mismos (aprovechando cualquier interrupci¨®n del juego para acercarse a la banda a recibir botellas de l¨ªquido), en el descanso, y al final de los partidos. Adem¨¢s, el futbolista debe concienciarse de la importancia de hidratarse pues la sed no es un buen indicador de las necesidades reales de su organismo: cuando aparece, ¨¦ste ya est¨¢ deshidratado, y por tanto rinde peor.
En aquellas selecciones que lleguen lejos en el Mundial, los efectos negativos de la deshidrataci¨®n pueden llegar a ser acumulativos. Incluso, las reservas de sal (sodio) del organismo podr¨ªan agotarse progresivamente -tambi¨¦n se pierde sal por el sudor-. Un adecuado seguimiento m¨¦dico ha de determinar la necesidad de administrar suplementos de sodio a los jugadores.
Alejandro Luc¨ªa es fisi¨®logo de la Universidad Europea de Madrid
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