Un hombre tranquilo
Tras sus reiteradas lesiones de rodilla, Ronaldo ha madurado como persona y parece m¨¢s relajado
Quienes conocen a Ronaldo aseguran que llega corto de preparaci¨®n, pero m¨¢s relajado que hace cuatro a?os. En Francia 98 fue alfa y casi omega. S¨®lo al final Zidane le rob¨® el protagonismo. O no, porque Ronaldo fue noticia en la final de Par¨ªs. Hospitalizado horas antes, corrieron rumores alarmantes sobre su salud. Su nombre no figur¨® en la alineaci¨®n inicial de los brasile?os. Pero jug¨® a pesar de todo. La reacci¨®n al¨¦rgica a un pinchazo de analg¨¦sicos no fue suficiente para imped¨ªrselo. Si hubo presiones comerciales o no, es algo que no est¨¢ claro, pero ese incidente revel¨® el estado de tensi¨®n que atraves¨®. Ahora est¨¢ limitado por casi tres a?os de lesiones en una rodilla. Hay un inter¨¦s enorme por observar su rendimiento, lo que no es poco peso para el jugador, cuya actividad en el Inter ha sido muy breve. Tras sufrir recurrentes problemas musculares, s¨®lo disput¨® con ciertas garant¨ªas los ¨²ltimos partidos de la Liga italiana.
Le toc¨® perder dos veces en Francia 98. Perdi¨® la final y su condici¨®n de rey indiscutible
En Ulsan parece un hombre tranquilo. Los periodistas se lamentan de su corta preparaci¨®n. Galvao Bueno, el narrador de los partidos de la selecci¨®n para O Globo, consideraba ayer que le faltan algunas semanas para afinar, 'pero tiene tanta calidad que enseguida marca las diferencias'. Bueno ha visto mucho y muy bueno. Ha narrado los Mundiales desde Alemania 74 y tiene claro que su equipo favorito es el Brasil de Espa?a 82, el brillante compendio integrado por Zico, Fal?ao, S¨®crates, Cerezo y Junior, entre otros. A Ronaldo le vio aparecer casi como un chiquillo en el 94. 'Ahora es un hombre al que la vida le ha hecho madurar', dice.
Hace cuatro a?os, Ronaldo se preparaba para integrarse como el quinto hombre de la corona hist¨®rica. Despu¨¦s de Di St¨¦fano, Pel¨¦, Maradona y Cruyff, llegaba el fen¨®meno brasile?o. Con 21 a?os, hab¨ªa cruzado la barrera del sonido: no s¨®lo era el goleador del momento, sino una estrella comercial de proporciones planetarias. Su figura presidi¨® el inter¨¦s de Nike por firmar su famoso contrato por diez a?os con la selecci¨®n brasile?a. El delantero lleg¨® a Francia como una especie de icono. Primero estaba ¨¦l y despu¨¦s el f¨²tbol. A su alrededor, los intereses econ¨®micos crecieron de tal manera que lleg¨® al torneo con una responsabilidad insoportable para alguien de 21 a?os. Todo val¨ªa para el negocio: su juego era una parte del asunto, pero no m¨¢s importante que su relaci¨®n con Susana Werner, la chica m¨¢s fotografiada. Antes que Victoria Adams estuvo ella, una rubia ani?ada.
A Ronaldo le toc¨® perder dos veces en Francia. Perdi¨® la final y perdi¨® su condici¨®n de rey indiscutible. Al menos, se lo discuti¨® Zidane. Y luego lleg¨® Beckham, una estrella del pop. En el trayecto, se rompi¨® una rodilla dos veces. Todo fue en descenso: un buen d¨ªa se supo que su relaci¨®n con Susana hab¨ªa terminado y no mucho despu¨¦s se anunci¨® el embarazo de Milene Domingues, su esposa. Mientras tanto, era carne de quir¨®fano. En el consumismo voraz del f¨²tbol, su nombre comenzaba a disiparse.
Ahora es Beckham el que ostenta la corona. Por supuesto, es peor futbolista que Ronaldo o que el Ronaldo sano que deslumbr¨® en el Bar?a y en su primera temporada en el Inter. Pero, a estas alturas, ya no se trata de medir al mejor, sino de preservar al m¨¢s conocido. Y ¨¦se es Beckham y su saga: su esposa, Posh Spice; su hijo, Brooklyn; su metatarso quebrado, sus portadas en las mejores revistas de moda femenina, su fiesta de medio mill¨®n de euros un d¨ªa antes de partir con la selecci¨®n hacia Jap¨®n.
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