Menores marroqu¨ªes malviven en cuevas en Melilla

La consejera de Bienestar Social de la ciudad aut¨®noma de Melilla, Isabel Quesada, resume en tres puntos c¨®mo se ven las cosas desde la frontera:

En primer lugar, critica al Reino de Marruecos por no cuidar m¨¢s de sus j¨®venes y permitirles jugarse la vida entrando y saliendo de Melilla por sitios peligrosos. Pide as¨ª un mayor control en la parte fronteriza marroqu¨ª.

Despu¨¦s, le toca al turno de reproches a Espa?a, a cuyo Parlamento le exige un reglamento de r¨¦gimen interno en los centros de menores. En Melilla se quejan de que muchos de los j¨®venes acogidos, los que rondan los 17 a?os, son muy violentos y destrozan los bienes de los centros (100 sillas ign¨ªfugas han acabado en pedazos en el centro de reforma del Baluarte en tan s¨®lo dos meses) o venden la ropa que se les da y desaprovechan (y hacen desaprovechar a otros) los cursos de oficios. Los guardas acaban siendo v¨ªctimas. A veces, seg¨²n Quesada, porque no saben hasta qu¨¦ punto la ley les permite defenderse y, sobre todo, con qu¨¦ medios.

Por ¨²ltimo, desde Melilla se pide que el fen¨®meno no se considere como una cuesti¨®n de menores, sino de inmigraci¨®n, para lo que piden que se apliquen conceptos de la Ley de Extranjer¨ªa a los acogidos de mayor edad y en especial a los delincuentes. Esto es, que en vez de tener que acogerlos hasta que se localice a la familia del menor, en los casos m¨¢s complicados se adopte la medida de repatriarlos y entregarlos a los servicios p¨²blicos.