Sin 'tel¨¦fono rojo' en Cachemira
Un error en la cadena de mando militar de Islamabad podr¨ªa desatar la guerra nuclear entre India y Pakist¨¢n
En medio de la actual guerra de palabras entre India y Pakist¨¢n, resulta dif¨ªcil imaginar a los soldados indios del puesto de Uri y a los paquistan¨ªes del de Chakothi tomando t¨¦ con pasteles en la L¨ªnea de Control. Sin embargo, el ritual, que en ¨¦pocas de menor tensi¨®n repet¨ªan cada mes, aseguraba la existencia de un tel¨¦fono rojo para evitar malos entendidos. Hoy, muchos observadores dudan de que funcione, no ya en ese punto fronterizo que separa el r¨ªo Jhelum, donde los hombres de uno y otro lado se vigilan con desconfianza, sino al m¨¢s alto nivel, el que evitar¨ªa un error nuclear.
'Tenemos una llamada l¨ªnea caliente, pero nunca la usamos', confesaba el general Mohamed Yaqub a este diario el pasado octubre en el cuartel de Al Raad (Chakothi), en el lado paquistan¨ª de la L¨ªnea de Control. Hab¨ªa pasado casi un a?o desde el ¨²ltimo intercambio de disparos. 'Una vez al mes, nos reunimos en el puente para comprobar que la l¨ªnea est¨¢ en buenas condiciones y tomamos una taza de t¨¦ con unos dulces', explicaba el responsable de la Primera Brigada de la Cachemira Libre, como los paquistan¨ªes llaman a la parte de Cachemira bajo su jurisdicci¨®n. Los soldados hablan de pel¨ªculas, una de las pasiones del subcontinente. 'Nada de pol¨ªtica. Somos un Ej¨¦rcito profesional', insist¨ªa el general Yaqub. Pero esa profesionalidad no le imped¨ªa defender la postura oficial de su pa¨ªs respecto a los militantes cachemires que se infiltran en el lado indio. 'Nuestro Gobierno les facilita apoyo moral y pol¨ªtico. Eso es todo', subrayaba durante la visita al puesto avanzado sobre el r¨ªo. Al otro lado del Jhelum, los soldados indios nos observaban con sus prism¨¢ticos. A la derecha, el puente de madera al que ahora hace d¨ªas que no se acercan ni unos ni otros.
Ni indios ni paquistan¨ªes saben qu¨¦ tipo de acci¨®n provocar¨ªa la respuesta nuclear del otro
Al Jhelum se le une el Nalum unos kil¨®metros m¨¢s abajo, en Muzzafarabad, la capital de la Cachemira paquistan¨ª, enmarcada por hermosas monta?as cubiertas de vegetaci¨®n. Pero el paisaje buc¨®lico y apacible enga?a. Incluso en ¨¦pocas de menor tensi¨®n, esta disputada regi¨®n del Himalaya concentra la mayor proporci¨®n de tropas por habitante del mundo. Ya antes de esta crisis, un mill¨®n de soldados (700.000 indios y 300.000 paquistan¨ªes) se hallaban desplegados a ambos lados de la L¨ªnea de Control. La regi¨®n tiene hoy 13 millones de habitantes.
La escalada verbal de los ¨²ltimos d¨ªas ha hecho temer que, de los intercambios de disparos espor¨¢dicos a lo largo de la L¨ªnea de Control, se pase a una guerra nuclear. Tal como recordaba esta semana The Economist, India y Pakist¨¢n carecen de las salvaguardas que evitaron un error entre EE UU y la URSS durante la guerra fr¨ªa, el famoso tel¨¦fono rojo. M¨¢s grave a¨²n, algunos analistas se?alan que ni indios ni paquistan¨ªes conocen con claridad qu¨¦ clase de acciones pueden provocar la respuesta nuclear del otro.
El bot¨®n nuclear indio est¨¢ en manos del poder civil. S¨®lo el primer ministro, Atal Behari Vajpayee, puede dar la orden de iniciar un ataque de esa envergadura. Sin embargo, del lado paquistan¨ª se impone la cadena de mando militar, tal como qued¨® demostrado durante la crisis de Kargil (1999).
Por eso, no sorprende que James Manor, del Centro Internacional Woodrow Wilson, tema que 'un comandante aislado pueda lanzar un misil nuclear en medio del caos de la batalla', en especial si, como reconocen algunos oficiales paquistan¨ªes, la superioridad a¨¦rea india le dejara incomunicado.
El general Yaqub se quejaba en octubre de la falta de inter¨¦s de la comunidad internacional hacia la situaci¨®n en Cachemira. 'Cuando se produce alg¨²n muerto en Oriente Pr¨®ximo, se recoge en los titulares de todo el mundo. Sin embargo, docenas de cachemires mueren cada d¨ªa y no le interesa a nadie', declaraba con la esperanza de que la atenci¨®n mundial hacia su pa¨ªs tras el 11-S ayudara a resolver el conflicto que ha provocado dos de las tres guerras de Pakist¨¢n con India. Hoy, Cachemira ha saltado a las primeras p¨¢ginas, pero la soluci¨®n no parece estar m¨¢s cerca.
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