Una de ladrones
Los miles de millones de d¨®lares que dej¨® Per¨®n andan en litigios, aunque algunas fincas y joyas ya se han repartido. Las noticias de las herencias tienen mucho p¨²blico. No me quejo de la de Cela: se la gan¨® l¨ªnea a l¨ªnea y la administr¨® cuidadosamente. Era curioso verle, de chico, haciendo toda clase de disparates bohemios mientras apuntaba en su libretita: 'Tranv¨ªa, 10 c¨¦ntimos'. No es ese el tema, ni el espect¨¢culo hereditario: no s¨¦ si se sabe que los rojos quer¨ªamos abolir las herencias, lo cual no hubiera sido mucho esfuerzo despu¨¦s de abolido el capital: por eso perdemos siempre.
Lo que interesa ahora es que los millones de Per¨®n y sus esposas y brujos coinciden en los peri¨®dicos con la ruina argentina, y es que empez¨® as¨ª. La han arruinado sus jefes de gobierno, sus ministros: tan ¨¢vidos de cargos que sacaron los sables entre s¨ª para tomar el poder, y crearon torturas para sus enemigos: tirarlos vivos desde helic¨®pteros, robarles a sus hijos, sepultarlos vivos. La crueldad es una pol¨ªtica en la que convienen los juristas y los fil¨®sofos de Estado: es ejemplar y evita nuevos enemigos. No basta con matar a un regicida: hay que descuartizarle con cuatro caballos tirando de sus miembros. Adem¨¢s, es un placer: para el s¨¢dico es un orgasmo. Quiz¨¢ el ¨²nico.
No Per¨®n, que adem¨¢s gustaba de las jovencitas, y yo en eso no veo nada malo: si ellas quisieran... No, el tema no es ese: los gobernantes de Argentina han robado; han robado all¨ª los de EE UU, y se han aprovechado las empresas mundiales a comprar barato, y los cambistas y los financieros. Ha ca¨ªdo sobre ella la globalizaci¨®n. Es el caso m¨¢s actual, pero en las cuatro quintas partes de la humanidad que apenas comen veremos a sus gobernantes; tras los cuales est¨¢n los imperios que los colonizaron y los abandonaron, y los traficantes de sus marfiles o caf¨¦s o ni?as.
No hay que ir lejos, basta un viaje por el mismo informativo de la televisi¨®n para ir viendo por aqu¨ª cerca financieros, ec¨®nomos, banqueros: y gobernantes. Ahora se habla poco de ellos, pero en el Gobierno anterior la prensa facha no cesaba en sus denuncias, ciertas o falsas. Todo igual: pero los votamos. Nos han ense?ado que la penetraci¨®n en la urna es tambi¨¦n org¨¢smica. Los elegimos, los creemos, subimos sus sueldos. Y un d¨ªa seremos Afganist¨¢n, Argentina o el Egipto de los faraones, que se llevaron todo hasta dentro de sus tumbas.
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