Cig¨¹e?as
No muy lejos de Moguer, junto a la carretera de Sevilla, las cig¨¹e?as han hecho sus nidos en los postes de la luz. Son postes muy modernos, torres met¨¢licas sitiadas por cables el¨¦ctricos y vidrios aislantes. Como uno est¨¢ acostumbrado a ver los nidos sobre el campanario de las iglesias, es extra?o descubrir el garabato sentimental de las cig¨¹e?as sobre un armaz¨®n de hierro futurista. Pero all¨ª est¨¢n, como en su propia casa, depositando el silencio imp¨¢vido de la Historia encima de los ¨²ltimos gritos de la t¨¦cnica. ?Qu¨¦ hubiera pensado Juan Ram¨®n Jim¨¦nez al ver esta paradoja que une las viejas f¨¢bulas y los planes de desarrollo? ?Qui¨¦n sabe! Juan Ram¨®n hilaba su ¨¦tica en un tejido de contrarios. Escribir sobre el trabajo gustoso o sobre la pol¨ªtica po¨¦tica es muy parecido a colocar un nido de cig¨¹e?as en una torre de alta tensi¨®n. Los quiebros del pensamiento nunca est¨¢n de m¨¢s en Juan Ram¨®n, porque no se quedaba en la piel de las sorpresas. Era un regeneracionista l¨ªrico, un reformador social que cambi¨® los crucifijos y las proclamas por la palabra desnuda y el nombre exacto de las cosas.
Me encontr¨¦ con los nidos el¨¦ctricos de las cig¨¹e?as cuando iba a Moguer, invitado por la Fundaci¨®n Juan Ram¨®n Jim¨¦nez, para hablar sobre la ¨¦tica del poeta. Y paradoja por paradoja, al ver el espect¨¢culo del progreso al servicio de la melancol¨ªa, record¨¦ que Juan Ram¨®n defendi¨® su poes¨ªa pura, que fue pura poes¨ªa, por puro instinto social. No conozco declaraciones de admiraci¨®n m¨¢s sinceras que las dedicadas por el autor de Platero y yo a Francisco Giner de los R¨ªos. Despu¨¦s de los fracasos de la Primera Rep¨²blica y de la farsa democr¨¢tica de la Restauraci¨®n, los intelectuales espa?oles desconfiaron de la pol¨ªtica y defendieron el trabajo individual, la dignidad del trabajo, como el ¨²nico camino para conseguir la regeneraci¨®n de Espa?a. '?Yunques, sonad; enmudeced, campanas!', escribi¨® Machado al elogiar la memoria de Giner. Cada uno en lo suyo, con el mayor rigor posible, con la moral humana del trabajo bien hecho. Por eso Juan Ram¨®n se hizo poeta puro, porque su trabajo era la poes¨ªa, un trabajo gustoso, una pol¨ªtica po¨¦tica. Juan Ram¨®n se sinti¨® trabajador y escribi¨® que los ciudadanos s¨®lo se construyen por dentro en la dignidad de su trabajo, gracias a una labor convertida en moral. Hablar de un comunismo l¨ªrico es tan extra?o como unir las cig¨¹e?as y los cables el¨¦ctricos, pero Juan Ram¨®n repiti¨® una y otra vez esa aspiraci¨®n en sus conferencias. Claro que se trata de un tipo de dignidad y de trabajo que tienen poco que ver con los decretos de este Gobierno. Si Juan Ram¨®n pudiera ver el desorden de mi mesa, descubrir¨ªa el recibo bancario de una cuota sindical junto a una edici¨®n de su Segunda antolog¨ªa po¨¦tica. No afirmo que se sintiera orgulloso de m¨ª; s¨®lo digo que, leyendo estos d¨ªas a Juan Ram¨®n, he comprendido hasta qu¨¦ punto una huelga general, m¨¢s all¨¢ de los intereses pol¨ªticos, puede ser una defensa de la dignidad individual y un acto de afirmaci¨®n de la sociedad civil. Parece que no hay ambiente; no est¨¢n los tiempo para batallas solidarias. Tal vez. Pero algunas cig¨¹e?as hacen sus nidos en una torre el¨¦ctrica.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.