Genio y superficialidad
Ya era raro que, en un pa¨ªs como el nuestro, cuya poderosa industria editorial se enorgullece -inexplicablemente, por cierto- de publicar todo o casi todo lo que escriben sus prol¨ªficos autores y los autores de casi todas las lenguas principales, se hubiese omitido a Simon Schama, historiador del arte de la Columbia University muy conocido en el mundo anglosaj¨®n, adem¨¢s de cr¨ªtico de arte y colaborador de The New Yorker y de The New York Times. Especialista en la Europa barroca del norte y, con mayor precisi¨®n, en la Holanda del siglo XVII, sus libros han recibido siempre considerable atenci¨®n de la cr¨ªtica por la frondosa erudici¨®n que demuestran sobre temas tales como la relaci¨®n entre el paisaje y conciencia social, la Revoluci¨®n Francesa, el sistema del primer capitalismo o la pintura del barroco holand¨¦s; sin olvidar una incursi¨®n en la novela hist¨®rica: Dead Certainties (1991).
LOS OJOS DE REMBRANDT
Simon Schama
Traducci¨®n de Ricardo Garc¨ªa P¨¦rez
Aret¨¦. Barcelona, 2002
854 p¨¢ginas. 34,30 euros
CONFESIONES Y ENCARGOS: ENSAYOS DE ARTE
Simon Schama
Traducci¨®n de Almudena Blasco
Pen¨ªnsula. Barcelona, 2002
268 p¨¢ginas. 13 euros
Es probable que la omisi¨®n
de Schama se haya debido a su costumbre de escribir libros descomunales, que suelen rondar las mil p¨¢ginas, lo que con raz¨®n basta para disuadir al m¨¢s desaforado de los editores espa?oles. Por tanto, merece la pena saludar desde aqu¨ª el empe?o de la editorial Aret¨¦ al producir este ensayo monumental, Los ojos de Rembrandt, que ha sido cuidadosamente editado e ilustrado, y traducido con eficacia y rigor. Por una vez, un libro que justifica su elevado precio.
La caracter¨ªstica manera de Rembrandt de representar la mirada a trav¨¦s de unos ojos redondos, saltones y negros, donde la pupila ocupa casi todo el espacio del ojo, es el emblema del que parte Schama para confeccionar una monograf¨ªa absoluta del gran pintor holand¨¦s. En ella se combinan su enorme erudici¨®n sobre la sociedad y la cultura del XVII en Holanda y sus extraordinarias dotes como historiador del arte para trazar par¨¢frasis iconogr¨¢ficas en torno a los lienzos de Rembrandt y de muchos otros pintores coet¨¢neos, como Rubens o Jan Lievens. A ello suma su vocaci¨®n literaria, probablemente encubierta por la profesi¨®n del historiador, animada por una abigarrada imaginaci¨®n que le permite reconstruir, como si se tratase de un gran fresco, cada una de las circunstancias hist¨®ricas y personales que rodean la obra pict¨®rica de Rembrandt. Aunque en el fondo se trata de una biograf¨ªa -cosa harto dif¨ªcil, adem¨¢s, dada la escasez de datos o testimonios personales dejados por el pintor-, Schama se propone mucho m¨¢s: una recreaci¨®n de la cultura y la vida del XVII y un ensayo sobre la relaci¨®n entre pintura y vicisitudes, donde la vida del pintor sirve para dramatizar el mundo del arte de la Holanda barroca. El libro se despliega, pues, como una prodigiosa superproducci¨®n cinematogr¨¢fica, apoyada en la potencia de un narrador omnisciente, minucioso, obsesivo y tremendamente imaginativo. Ante el lector transcurren la revuelta de los Pa¨ªses Bajos, la sangrienta represi¨®n ejecutada por el duque de Alba, la progresi¨®n de Rubens de pintor de pr¨ªncipes a pr¨ªncipe de los pintores, las sinuosas relaciones matrimoniales de Rembrandt con sus tres mujeres y una gama infinita de detalles cotidianos, referencias eruditas, relaci¨®n de creencias y cr¨®nicas de peque?os y grandes sucesos, personajes, fantasmagor¨ªas, im¨¢genes, incluso olores. El lector queda asombrado, por momentos, por el grado de detalle que se permite consignar Schama en sus reconstrucciones, a menudo meras conjeturas que adquieren plausibilidad s¨®lo en virtud de las artima?as literarias que sostienen el libro.
En ese mundo real o maginario sit¨²a Schama -y ¨¦sta ser¨ªa, aparte de la erudici¨®n y del estilo y la ausencia de tecnicismos iconol¨®gicos, su aportaci¨®n m¨¢s original- un supuesto conflicto agon¨ªstico de Rembrandt con Rubens, seg¨²n el cual el primero habr¨ªa luchado por sustraerse a la influencia del segundo hasta arrebatarle la primac¨ªa. La factura abigarrada del libro, la obsesi¨®n de Schama de no dejar nada de lado, hace imposible determinar si, en ¨²ltima instancia, la tesis queda suficientemente probada. Lo que s¨ª queda probado es que se recupera aqu¨ª, como en el reciente Shakespeare de Bloom, la remanida figura neorrom¨¢ntica del genio, quiz¨¢ como alternativa y reaseguro de la tradici¨®n acad¨¦mica human¨ªstica frente a la dispersi¨®n y superficialidad de los llamados estudios culturales.
Pero nadie est¨¢ a salvo de la
superficialidad en esta ¨¦poca. La recopilaci¨®n de algunas de sus colaboraciones period¨ªsticas, con el discutible t¨ªtulo de Confesiones y encargos, sirve para comprobar c¨®mo la riqueza del detalle cultista de Schama, en otro contexto, revela los trucos de su estilo. Junto a los consabidos repasos eruditos a Mondrian, a las armaduras de Negroli, a Kissinger o al mundo feliz de las piscinas de Hockney, acompa?ados de las descripciones detalladas de las obras, en cuanto puede Schama se dedica a hurgar en lo que m¨¢s le gusta: la vida de sus personajes, y no se priva de nada: v¨¦ase, si no, su erudito cotilleo sobre los amor¨ªos de la reina Victoria con su palafrenero escoc¨¦s.
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