El diccionario como gu¨ªa
Emplear las palabras con propiedad es todo un reto. El Diccionario de palabras afines, de Albaig¨¨s, retoma un camino poco frecuentado desde la lexicograf¨ªa espa?ola de los siglos XVIII y XIX: presentar los sin¨®nimos no como equivalencias (tierno = blando), sino dentro de un campo sem¨¢ntico en el que las palabras comparten rasgos y se diferencian por matices. Por ejemplo: 'Disc¨ªpulo, alumno, colegial, educando, escolar, estudiante' se estudian en conjunto. Igual se opera con t¨¦rminos t¨¦cnicos (el grupo que contiene, entre otros, 'clavo, alcayata, chincheta, escarpia, grapa, punta, tachuela') o con estados del ¨¢nimo ('desesperanzado, desesperado'). Util¨ªsimo para el profesional de la lengua, pero un placer para el hablante cuidadoso.
Los verbos son, por su variabilidad, la parte de la oraci¨®n que m¨¢s problemas causa a propios y extranjeros. Hay irregularidades no s¨®lo de conjugaci¨®n, sino ortogr¨¢ficas o incluso de acentuaci¨®n. Esta Gu¨ªa de verbos espa?oles, de Celia Villar, es la m¨¢s sistem¨¢tica de las que hay: 'Ninguna abarca de manera tan precisa, cuidadosa y coherente tantos aspectos de la morfolog¨ªa flexiva del verbo', dice Ignacio Bosque en el pr¨®logo. Tiene una lista de 38.500 formas individuales y destaca un ¨ªndice inverso con m¨¢s de 1.500 terminaciones.
De verbos, y otro tipo de dudas, trata el Diccionario de dificultades de la lengua espa?ola, de Punto de Lectura. La primera parte es alfab¨¦tica, para buscar formas dudosas, incluso bajo graf¨ªas tentativas: itsmo aparece marcado como incorrecto, y se remite a istmo. Hay entradas que tratan t¨¦rminos que pueden prestarse a confusi¨®n, como fisi¨®n/fusi¨®n, ingerir/injerir(se). Est¨¢ el r¨¦gimen preposicional de ciertos verbos: equipar(se) con y de. Figuran igualmente palabras usadas en sentidos incorrectos, como memorial por 'monumento'. Una breve gram¨¢tica (con ortograf¨ªa) conduce a una serie de ¨²tiles ap¨¦ndices: afijos, f¨®rmulas de tratamiento, locuciones latinas y voces en otras lenguas, y top¨®nimos y gentilicios.
Pero quien quiera un tratamiento exhaustivo de esta ¨²ltima cuesti¨®n har¨¢ bien en consultar el Diccionario de top¨®nimos espa?oles y sus gentilicios, de Pancracio Celdr¨¢n. Contiene 15.000 top¨®nimos (nombres de lugar) y m¨¢s de 11.000 gentilicios (el adjetivo que designa a sus habitantes, como mastieno o cartagenero). La obra est¨¢ ordenada por los lugares, que van acompa?ados de una peque?a entrada enciclop¨¦dica y a veces de la etimolog¨ªa del nombre; tambi¨¦n se menciona el apodo por el que se conoce a sus habitantes. Un ¨ªndice de gentilicios permite saber que ruptense es natural de Rute.
Aparte de palabras independientes, la lengua contiene infinidad de acu?aciones m¨¢s o menos complejas ('hacer pinitos' o 'meter a alguien los perros en danza'). Alberto Buitrago ha triplicado el contenido de su Diccionario de dichos y frases hechas (primera edici¨®n de 1995) para registrar unas 5.000 de estas combinaciones.
Por ¨²ltimo, y en representaci¨®n de la vertiente l¨²dica, por fortuna muchas veces presente en la lengua, est¨¢ Coz. Diccionario fantasma de la lengua espa?ola, de Alberto Caffarato. Si el Diccionario de Coll retorc¨ªa las palabras para cruzarlas ('bil. Dos veces mil'), Coz descubre en palabras y expresiones usuales contenidos terribles: 'Irse de la lengua: apostatar del idioma por desacuerdo irreductible con la Real Academia'. Est¨¢ organizado por temas, como aparatos ('acicate. Herramienta para mejorar') o remedios ('barbit¨²rico. Somn¨ªfero para mu?ecas'). Un goce.
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