Nace un escritor
La tard¨ªa publicaci¨®n de este gran libro en Espa?a muestra una vez m¨¢s no s¨®lo las dif¨ªciles relaciones de nuestra industria cultural con la francesa, sino tambi¨¦n, en este caso, el equ¨ªvoco en el que ha ca¨ªdo el g¨¦nero narrativo que se consideraba hasta hace poco el m¨¢s 'can¨®nico' dentro del mercado, y que se est¨¢ apartando de la normativa de lo que antes se llamaba 'novela' propiamente dicha, lo que ha llevado a muchos a predicar su pura y simple desaparici¨®n, a manos de otros g¨¦neros supuestamente 'art¨ªsticos', pero que han ca¨ªdo en brazos del dinero y la industria cultural, y que poco tienen que ver con la literatura. El peor enemigo de esa antigua literatura es lo que se nos presenta como tal, pues, como dijo Cioran, la novela es hoy la prostituta de la literatura, tambi¨¦n el oficio m¨¢s viejo del mundo forma parte consustancial de ¨¦l, habr¨¢ que seguir intentando separar el grano de la paja.
VIDAS MIN?SCULAS
Pierre Michon
Traducci¨®n de Flora Botton-Burl¨¢
Anagrama. Barcelona, 2002
206 p¨¢ginas. 13 euros
Pero voy al caso: Pierre Michon -a quien algunos consideran ya como el mejor escritor franc¨¦s vivo, 'el patr¨®n' propiamente dicho- es un narrador tard¨ªo, pues public¨® este libro, el primero, en 1984, al filo de sus cuarenta a?os, que adem¨¢s ha tardado m¨¢s de quince en aparecer entre nosotros. Hasta entonces llev¨® una vida complicada, tras titularse en Clermont-Ferrand, ejercer como profesor -es hijo de maestros rurales-, emparejarse y separarse, tener un hijo, hacer teatro, huir de uno a otro lugar, caer en depresiones, curaciones, periodos de alcoholismo, de internamientos y tratamientos hospitalarios, forzando siempre una vocaci¨®n de escritor imperturbable, y tan tenaz como desesperada. Hace un a?o, Anagrama public¨® otro de sus libros, Rimbaud el hijo (1992), en una preciosa traducci¨®n de Mar¨ªa Teresa Gallego, muy bien recibido por la cr¨ªtica que habl¨® de 'obra de arte', de 'una joya' de 'intenso lirismo' o de 'rara y turbadora belleza', lo que no se reflej¨® en las cifras de ventas, claro. Y hoy Anagrama recupera aquella obra fundacional, Vidas min¨²sculas en otra hermosa traducci¨®n de Flora Botton-Burl¨¢ realizada para Seix Barral de M¨¦xico, lo que quiz¨¢ explique algo el incomprensible retraso con el que nos ha llegado esta obra maestra. Pero en fin, nunca es tarde si la dicha, y de las otras dos razones que he citado al principio, lo del descr¨¦dito de lo franc¨¦s es un problema de nuestra industria cultural, lo que me resulta tan ajeno que 'paso' de ello -all¨¢ nosotros- por lo que insistir¨¦ tan s¨®lo en lo segundo, lo equ¨ªvoco del estatuto 'novela' en nuestros d¨ªas.
De hecho, Michon ha publicado nueve obras en total y a ninguna ha llamado 'novela'. Se trata de textos l¨ªricos, metaf¨®ricos, penetrantes y deslumbradores, unidos quiz¨¢ por el azar, fragmentarios -o quiz¨¢ no-, que parecen empezar como por casualidad, por alg¨²n recuerdo al que el narrador se ha subido en marcha, buceando tambi¨¦n desde su interior, abandon¨¢ndolo despu¨¦s como sin querer, como extrayendo sus m¨¢gicas y metaf¨®ricas palabras de misteriosos carnets que parecen iluminados asimismo desde dentro, y que van desgranando esas iluminaciones ante los asombrados ojos de cada lector. Unos se basan en sus lecturas m¨¢s o menos hist¨®ricas (El rey de los bosques, 1989, un mon¨®logo romano que termina a los pies de Atila) o art¨ªsticas (Vida de Joseph Roulin, de 1988, Maestros y servidores, de 1990) o autobiogr¨¢ficas (El gran Beaune, 1996) o exprimiendo sus lecturas como en Tres autores'(1997), sobre Balzac, Cingria y Faulkner, y la historicista Mitolog¨ªas de invierno (1997), que re¨²ne leyendas y homenajes a Irlanda y la regi¨®n de Gevaudan. Las inspiraciones son numerosas, desde la inicial de Rimbaud hasta Faulkner. Pero lo m¨¢s que suele colocar debajo es lo de 'relato', eso es todo.
Es curioso observar las hui
das de la novela que van planteando grandes escritores a lo largo de estos a?os, sobre todo en Francia, donde Michon no es desde luego novelista, Quignard (a veces Michon lo recuerda al acercarse a lo hist¨®rico) excede el g¨¦nero para convertirse en un escritor total, o Fr¨¦mon, que lo acaricia y se evade de ¨¦l a trav¨¦s de la cr¨ªtica de arte, mientras la m¨¢s normalizada Ernaux cultiva una autoficci¨®n (apelativo creado en 1977 por Serge Dubrowski) que a la vez se niega por lo que tiene de ficci¨®n propiamente dicha, y s¨®lo Am¨¦lie Nothomb se acerca a lo novelesco a trav¨¦s de sus f¨¢bulas m¨¢s volterianas que posmodernas. Claro es que todo esto s¨®lo puede darse en un pa¨ªs donde para vender no hace falta escribir novelas, sino escribir bien sin m¨¢s.
La inspiraci¨®n de Vidas min¨²sculas es autobiogr¨¢fica, pero va en todas las direcciones, viejos antepasados, abuelos y abuelas, padres y madres, personajes de sus escenarios infantiles, de sus fantasmagor¨ªas alcoh¨®licas, sacerdotes rebotados, campesinos, compa?eros de colegio, una hermana muerta casi de antemano. Diez vidas poco ejemplares en ocho narraciones contadas como si fueran vidas de santos, en una hagiograf¨ªa maravillosa, celestial, una panoplia deslumbrante que nos cuenta c¨®mo nace una escritura o quiz¨¢ un escritor total, sin m¨¢s. Y sin menos. Y todo ello bautizado como un solo 'relato', lo que ya basta en estos tiempos de falsos desbordamientos 'novelescos'.
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