Comer o no comer
El pueblo que no come se precipita sobre el que come; como las langostas, atravesando mares y desiertos hasta la hierba fresca, dejando ahogados y exhaustos en el camino. Estamos en una etapa de la humanidad igual a las anteriores. Aqu¨ª llegaron los ¨¢rabes secos del desierto; y los v¨¢ndalos, cuyo nombre ha quedado como un s¨ªmbolo de horror. Y fueron a Am¨¦rica aquellos extreme?os que cuidaban los puercos bajo el yugo de sus amos y la sed sexual que les mandaban sus curas. Parec¨ªa, este siglo, que la situaci¨®n estaba detenida y que nuestra moral hab¨ªa aceptado esa forma de justicia que no tiene nada que ver con la naturaleza (que es asesina y nos incita a comernos unos a otros).
El eurobar¨®metro recoge encuestas de los 15 pa¨ªses de la Comunidad: el 80% queremos que se detenga la inmigraci¨®n. La Uni¨®n toma medidas militares para que las fronteras de la vida no sean penetradas por quienes vienen de la muerte. Algunos no tratan de escapar mansamente a la moral de los comilones y tienen reacciones violentas. Supongamos que los que destrozaron Nueva York fueran ellos, que hay muchas dudas. Comprenda Aznar el car¨¢cter te¨®rico de lo que digo y que la palabra 'justificaci¨®n' no sea utilizada contra m¨ª, pero parece que, faltos de la moral monclovita, fruto de tantos monasterios donde se refugi¨® de los b¨¢rbaros la cultura medieval -as¨ª sali¨® ella, esquilmada por monjes toscos y alucinados por vigilia y la tensi¨®n sexual-, estos esclavos de su gula quieren hacer una guerra, y que la forma de guerra es ¨¦sa a la que Bush llama terrorismo. Tuvo la injusticia de todas las guerras: otros esclavos de esta sociedad de la econom¨ªa de mercado (en la que Aznar ha admitido a Putin: Rusia ya es neocapitalista), que pod¨ªan sin embargo comer y trabajar, fueron a morir.
Ahora ha venido Bush a Europa -sin pasar por Espa?a, porque aqu¨ª somos suyos- a incitarnos a esa guerra final, que puede -ya lo dijo ¨¦l- durar muchos a?os. Hasta la extinci¨®n de los que quieren comer sin tener derecho: sin esclavitud, sin disciplina, sin verdaderas constituciones, sin academias militares y muchas veces sin urnas. Esa guerra a¨²n est¨¢ en el aire. No est¨¢ claro si los misiles ser¨¢n el 'tigre de papel' que dec¨ªa Mao contra sociedades no industriales. Nosotros, tranquilos: veamos la imagen del Rey en traje de soldado camuflado entre los soldados espa?oles de Kosovo. Uno de los nuestros.
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