Gibson sigue la pista del autor del libro er¨®tico 'Mi vida secreta'
En 'El erot¨®mano' atribuye a Henry Spencer Ashbee la escritura de la obra del siglo XIX
Mi vida secreta, considerado uno de los libros er¨®ticos m¨¢s perseguidos del siglo XIX, fue escrito por el hispanista brit¨¢nico Henry Spencer Ashbee (1834-1900). Eso sostiene Ian Gibson (Dubl¨ªn, 1939) en El erot¨®mano (Ediciones B). El libro se public¨® en EE UU y el Reino Unido hace dos a?os. 'Estoy algo decepcionado. Pens¨¦ que all¨ª los que han estudiado el tema apoyar¨ªan mi tesis o defender¨ªan la contraria, pero no ha sido as¨ª'.
'No ha habido reacci¨®n', apunt¨® Gibson esta semana en la presentaci¨®n de El erot¨®mano en Madrid. Gibson se interes¨® por Henry Spencer Ashbee, poseedor de una de las mejores colecciones del mundo de literatura er¨®tica, al descubrir ciertas similitudes de estilo entre Mi vida secreta y los diarios de este rico burgu¨¦s que le dej¨® leer su nieta. 'Empez¨® a encajar cuando descubr¨ª que el estilo de sus diarios y el de este libro prohibido era el mismo', afirm¨® el bi¨®grafo de Lorca. 'Ashbee estaba acostumbrado a hablar en casa en alem¨¢n y en el libro, que es en ingl¨¦s, el verbo est¨¢ situado al final, como en la gram¨¢tica alemana'.
Si no fuera por la autor¨ªa de Mi vida secreta, que las editoriales Tusquets y ?gata editaron en Espa?a, el personaje no tendr¨ªa, en opini¨®n del escritor, mucho inter¨¦s: 'Me decepcionaron sus diarios. Era un hombre un poco aburrido, clasificador de libros er¨®ticos'.
'Se dice que Mi vida secreta es el diario er¨®tico de un ingl¨¦s', dijo el autor. 'Yo, en cambio, nunca he pensado que ¨¦sta fuera una historia ver¨ªdica. Y m¨¢s cuando llegu¨¦ a la conclusi¨®n de que fue escrito por Ashbee', prosigui¨®. 'No creo que hubiese tenido relaci¨®n con 2.000 mujeres a las que conoci¨® en un viaje por Francia, Alemania, Espa?a, Italia... Pienso que fue m¨¢s sexo en la cabeza que en la cama'.
La obra de Gibson no s¨®lo habla de Ashbee sino de la sexualidad brit¨¢nica de la ¨¦poca victoriana. 'La mujer no ten¨ªa sexualidad y todo era terrible en el sexo. La masturbaci¨®n se convirti¨® en el diablo, se inventaban enfermedades como la espermatorrea (que provocaba ceguera y locura en los j¨®venes si se masturbaban); y el 'matrimonio tampoco era la salvaci¨®n'. 'Y muchos, como Ashbee, quer¨ªan saber c¨®mo funcionaba el sexo. En las tres bibliograf¨ªas er¨®ticas que ¨¦l escribi¨® dec¨ªa que eran cient¨ªficas, pero luego se notaba que le gustaba mucho lo er¨®tico'. En los sesenta, Gibson visit¨® los subterr¨¢neos del Brit¨¢nico para conocer mejor a Ashbee y retom¨® la investigaci¨®n en los ¨²ltimos a?os para escribir El erot¨®mano. 'No voy a volver al personaje', afirma. 'Ya he cumplido con ¨¦l. Al ¨²nico al que siempre volver¨¦ es a Lorca'.
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