'Dej¨¦ el noviciado porque me mareaba'
Pregunta. La sastrer¨ªa primero estuvo vinculada a la corte, como ahora lo est¨¢ a las notar¨ªas, a la cima de los organigramas de la Administraci¨®n y a los altos ejecutivos de empresa. ?Es un club restringido por vocaci¨®n?
Respuesta. Lo que ocurre es que la sastrer¨ªa de calidad, al ser un poco elevada de precio porque emplea tejidos buen¨ªsimos y est¨¢ hecho todo a mano, pues s¨®lo la puede pagar el poder. Es l¨®gico. Ir al sastre es del caprichoso, del que no quiere ir como los dem¨¢s porque la confecci¨®n es la masa, aunque hay pr¨ºt-¨¤-porter muy bueno. Si quieres crearte un estilo, lo normal es que te lo hagas a medida. El sastre interpreta lo que quieres, te lo hace y a vivir.
P. ?El pr¨ºt-¨¤-porter no es la gran respuesta a la humanidad?
R. Es la gran respuesta porque se va imponiendo, pero el que quiere ir mucho m¨¢s elegante que el resto y mucho m¨¢s personalizado, se lo hace a medida.
P. ?Cuesta mucho dinero pertenecer a ese club restringido?
R. Al final sale barato. Vestir a medida no es m¨¢s caro: es mejor. Si un traje te dura entre 10 y 15 a?os en perfectas condiciones, sales ganando. Resiste mucho m¨¢s a las tintorer¨ªas y aunque engordes, se puede arreglar.
P. ?No es un contrasentido que te dure tanto un traje al ritmo vertiginoso que funciona la moda?
R. El traje a medida es un traje cl¨¢sico que no coge nada del pr¨ºt-¨¤-porter. En el pr¨ºt-¨¤-porter, lo que hoy se lleva ma?ana ya no se lleva. En la medida, t¨² te creas tu propio estilo o el estilo del sastre. Y eso es imperecedero. No cambia nunca: siempre est¨¢s perfecto.
P. ?Cu¨¢ntos sastres 'de calidad' hay en Espa?a?
R. Nosotros tenemos una organizaci¨®n, el Club de Sastres de Espa?a, en el que deber¨ªamos estar 30 sastres y s¨®lo estamos 20 porque nadie m¨¢s re¨²ne los requisitos.
P. Hay quien dice que la peor ¨¦poca de las saster¨ªas coincidi¨® con los socialistas en el poder.
R. No fue la peor ¨¦poca porque exist¨ªan los empresarios y los profesionales liberales, que siempre han vestido bien, y daban trabajo a los sastres de ¨¦lite. Lo que s¨ª ocurri¨® es que los pol¨ªticos, con tanta pana y tanto ch¨¢ndal, dieron muy mala imagen. Los socialistas luego, cuando empezaron a tener dinero, empezaron a vestir bien.
P. ?Se han equilibrado en elegancia izquierda y derecha?
R. La derecha sigue vistiendo mejor que la izquierda, quiz¨¢s porque tiene mayor poder adquisitivo.
P. Su cliente es de derechas, claro.
R. Mi cliente es el que quiere vestir bien: ni de derechas ni de izquierdas.
P. John Le Carr¨¦ pens¨® en un sastre como pieza clave para el espionaje brit¨¢nico en Panam¨¢. ?Qu¨¦ hace usted con toda la informaci¨®n que acumula mientras prueba?
R. Me entero de much¨ªsimas cosas, pero lo que hago es olvidarme de ellas en el momento.
P. ?El sastre es algo m¨¢s que un vendedor de trajes?
R. Es un confesor, un amigo. Hago lo posible para que el cliente conf¨ªe tanto en m¨ª que yo pueda elegir por ¨¦l.
P. ?Es cierto que usted estuvo a punto de convertirse en sacerdote?
R. S¨ª, estudi¨¦ hasta tercero de Filosof¨ªa para sacerdote salesiano, pero dej¨¦ el noviciado porque me mareaba. Me hicieron muchas pruebas y no me encontraron nada. Quiz¨¢s fue un modo de rebelarse el subconsciente.
P. Usted tiene pinta de tipo duro. El sastre, por definici¨®n, es m¨¢s recio que el dise?ador?
R. Tambi¨¦n hay muchos sastres maricas.
EN DOS TRAZOS
Dal¨ª bautiz¨® a Antonio Puebla (Castro del R¨ªo, C¨®rdoba, 1942)como 'El Divino Puebla'. Aprendi¨® mirando a su madre, que era modista, y durante a?os fue uno de los sastres m¨¢s notables de El Corte Ingl¨¦s. Visti¨® a Orson Welles y a Charlton Heston, incluso hizo el traje de terciopelo con el que Julio Iglesias gan¨® el festival de Benidorm y la chaqueta p¨ªncipe de Gales con la que Ferran Torrent tom¨® posesi¨®n en el Consell Valenci¨¤ de Cultura. Se lo rifan banqueros, empresarios, subsecretarios, ministros... y hasta alg¨²n presidente auton¨®mico.
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