Huelga general pol¨ªtica
?STA NO ES LA HUELGA de M¨¦ndez y Fidalgo, no es una huelga sindical; ¨¦sta es la huelga de Rodr¨ªguez Zapatero, es una huelga pol¨ªtica. Lo dice el presidente del Gobierno y lo repite el secretario general del PP. Aqu¨ª, alert¨® por dos veces el primero, hay un l¨ªder de la oposici¨®n que justifica y apoya la huelga general; un l¨ªder, repite Arenas, que la alienta y la promueve.
Justificar, apoyar, alentar, promover, de todo eso es culpable Rodr¨ªguez Zapatero, que, como todo el mundo sabe, y Aznar-Arenas repiten, es un irresponsable, calificativo, por cierto, que no se le cae de la boca a la ministra de Educaci¨®n cuando pretende cerrar las de los cr¨ªticos de sus leyes. Aqu¨ª todo el mundo es irresponsable; por eso vamos a tener una huelga general el 20 de junio, porque una partida de irresponsables ha decidido echarle un pulso al Gobierno. Y ¨¦ste es el Gobierno de Espa?a, y al Gobierno de Espa?a nadie, a no ser un irresponsable, le echa un pulso.
La evidente politizaci¨®n por parte del Gobierno y del partido que lo sostiene de la convocatoria de huelga general ilumina retrospectivamente la g¨¦nesis de este incomprensible conflicto. Hasta ayer mismo, las relaciones entre el Gobierno y los llamados agentes sociales discurr¨ªan como en balsa de aceite. Todo era negociaci¨®n y acuerdo; tanto que la gente comenzaba a sospechar cierto tongo: qu¨¦ iban a hacer los sindicatos, se dec¨ªa el personal, mantenidos artificialmente en la existencia, con respiraci¨®n asistida por una buena transfusi¨®n de subvenciones, no siempre transparentes, muchas veces bajo cuerda, en forma de supuestos cursos de formaci¨®n o de cualquier otra triqui?uela;qu¨¦ iban a hacer, sino aceptar todo lo que les echaran en el plato.
Y he aqu¨ª que en periodo de bonanza, con las arcas del Inem hinchadas, con las cuentas del Estado arrojando un claro super¨¢vit, con los impuestos sobre sociedades y valor a?adido subiendo no se sabe cu¨¢ntos puntos, en las postrimer¨ªas del gran paseo triunfal de la presidencia europea, el Gobierno decide echar en el plato un ¨®rdago. ?Por qu¨¦ as¨ª y por qu¨¦ ahora? Hay quien sospecha que Aznar quiere ser Thatcher y pasar a la historia como liquidador tambi¨¦n de los sindicatos. Pero en ese argumento falla lo principal: M¨¦ndez y Fidalgo, o los dos juntos, no son ni la mitad de Scargill, ni UGT-Comisiones tienen nada que ver con la anta?o poderosa Uni¨®n Nacional de Mineros. Los sindicatos espa?oles no han sido durante estos seis a?os ni la d¨¦cima parte de lo que fueron los brit¨¢nicos hasta su desastrosa derrota de 1985.
No, aqu¨ª no se trata de liquidar a los sindicatos, bastante complacientes desde que los socialistas salieron del Gobierno. Aqu¨ª debe de tratarse de otra cosa, muy dif¨ªcil, casi imposible, de entender si el presidente del Gobierno y el secretario del PP no nos la hubieran aclarado. Aqu¨ª se trata de que Aznar-Arenas quieren una huelga pol¨ªtica para mostrar al p¨²blico c¨®mo se enfrenta un Gobierno de verdad, un Gobierno de Espa?a, a una huelga de tales caracter¨ªsticas. El argumento hasta ahora repetido desde las alturas del Gobierno y del PP es muy simple: un l¨ªder iresponsable de la oposici¨®n alienta, promueve, etc¨¦tera, una huelga general; pues bien, va a tenerla, su huelga: la va a tener para que aprenda a alentar, promover, etc¨¦tera, una huelga general contra el Gobierno de Espa?a.
Una lecci¨®n de firmeza y autoridad, eso es lo que quiere impartir este Gobierno. Y puestas as¨ª las cosas, ?qu¨¦ pasar¨¢? El Gobierno lo tiene claro: emplearse a fondo para abortar la convocatoria: llamar a rebato a todas sus huestes, suspender permisos, amenazar, pasar lista, recontar apoyos, exigir a cada jefe que los subordinados se presenten al trabajo antes de la hora del desayuno. Los sindicatos tampoco lo van a dudar: sacar fuerza de su ya hist¨®rica flaqueza y mostrar en la inacci¨®n de un d¨ªa lo que no pueden demostrar en la acci¨®n de todos los d¨ªas: una huelga general sin movilizaciones previas, una haza?a. El ¨²nico que no las tendr¨¢ todas consigo ser¨¢ precisamente el principal partido de la oposici¨®n, que no puede llamar a la huelga, que seguramente no se f¨ªa ni un pelo de los sindicatos, pero que no puede no acudir al envite del Gobierno.
O quiz¨¢ todo esto no son m¨¢s que lucubraciones y lo ¨²nico que pasa es que el Gobierno, lo que es, como lo dir¨ªa Aznar, es que es un irresponsable.
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