Impunidad en la capital del hach¨ªs
La ¨²ltima operaci¨®n antidroga en Sanl¨²car de Barrameda acaba con 40 detenidos y una decena de polic¨ªas imputados
Sanl¨²car de Barrameda se ha convertido en el principal centro de entrada y salida de hach¨ªs de Espa?a, un lugar donde un n¨²mero indeterminado, pero elevado, de sus habitantes trabaja para el narcotr¨¢fico. Lo peor es que esa actividad se hace a plena luz del d¨ªa, con total descaro. El comercio de la droga es un aspecto m¨¢s de la vida cotidiana del pueblo, considerado por un estudio de La Caixa como el municipio de m¨¢s de 50.000 habitantes m¨¢s pobre de Espa?a. La corrupci¨®n alcanza a todas sus instituciones. El pasado fin de semana, una operaci¨®n policial se sald¨® con casi 40 detenidos. Algunos agentes de las fuerzas de seguridad del Estado est¨¢n implicados en el sumario, que a¨²n sigue abierto.
Los detenidos eran gente conocida, aquel camarero tan simp¨¢tico, el peluquero...
'En Sanl¨²car vale todo. Se cargan camiones de hach¨ªs en el casco urbano. Se alija en la playa a plena luz del d¨ªa', afirman fuentes policiales. Sanl¨²car es un punto negro dif¨ªcilmente soportable para las fuerzas de seguridad, donde el principio de autoridad est¨¢ en entredicho por efecto de la corrupci¨®n. Reina la pesca furtiva y abunda la econom¨ªa sumergida.
El pasado fin de semana, d¨ªas antes del comienzo de la Feria de la Manzanilla, hubo mucho ruido en el pueblo. En la madrugada del s¨¢bado, unos cuarenta veh¨ªculos policiales, procedentes de C¨¢diz y Sevilla, se concentraron en una nave del pol¨ªgono de Rematacandelas, a las afueras de la localidad. Por primera vez, los geos actuaban en una redada en C¨¢diz. Ante el asombro de los vecinos, fueron dando golpes en distintos puntos del municipio, en la Cruz de Mayo, en la colonia Monte Algaida, en Virgen del Mar. Hombres con pasamonta?as y armados hasta los dientes: echaron abajo puertas blindadas en segundos, derribaron una pared para incautar una caja fuerte. 'Era como ver una pel¨ªcula americana en directo', relataba un vecino. 'Vi a tres detenidos esposados en una farola mientras entraban a por m¨¢s gente'. Los vecinos honrados de Sanl¨²car est¨¢n hartos de tipos que llegan al bar con un fajo de billetes e invitan a toda la concurrencia, del despilfarro de algunos, como ese otro tipo que se compraba camiseta tras camiseta. No las lavaba. Simplemente, las iba almacenando en un cuarto indefinidamente. As¨ª, a centenares y malolientes, se las encontr¨® la polic¨ªa.
Buena parte de los detenidos era gente muy conocida en el pueblo, aquel camarero tan simp¨¢tico, el peluquero, agricultores, empresarios, como El Cagalera, due?o de astilleros en el barrio de Bonanza, o El Acu¨¢tico, un ex marinero, de vida muy suntuosa de un tiempo a esta parte, sin oficio conocido... Bueno, todos sab¨ªan a lo que se dedicaba, pero parec¨ªa intocable. Como muchos otros. Para entenderlo hay que conocer la otra realidad de Sanl¨²car.
Esa realidad es que el narcotr¨¢fico forma parte de la vida cotidiana del pueblo. Todo se sabe. ?No hizo El Lecherito de Rey Mago en la cabalgata? Y El Lecherito es un narco. ?No es Chupete Fly un tipo carism¨¢tico, novillero en tiempos, imprescindible en los carnavales? ?Y a qu¨¦ se dedica Chupete Fly? ?Y El Coquina de Oro, as¨ª llamado porque de recoger moluscos en la playa termin¨® vi¨¦ndosele con coche lujoso y casa de post¨ªn? 'Algo pasa cuando en todos los municipios de C¨¢diz hay al menos una asociaci¨®n contra la droga, menos en Sanl¨²car y Chipiona', comenta Francisco Mena, coordinador de las asociaciones de la provincia.
'En Sanl¨²car no podemos investigar', reconocen miembros del Servicio de Vigilancia Aduanera. 'Vas a pinchar un tel¨¦fono y se sabe. Alquilamos un piso y nos detectan. Hay filtraciones en los juzgados'. 'Y no digamos nada de esos barrios donde no coinciden los datos del catastro, los planos del Ayuntamiento y la realidad. Calles sin nombre o parcelas con los n¨²meros cambiados. A veces los de Telef¨®nica tienen que ir al bar m¨¢s cercano para preguntar d¨®nde vive fulano para instalarle el tel¨¦fono'. 'Un alijo en Barbate son 500 kilos de hach¨ªs. En Sanl¨²car son 1.000 o 5.000', a?aden estas fuentes. La ¨²ltima operaci¨®n se sald¨® con una aprehensi¨®n de 11.000 kilos. Y hacer una persecuci¨®n por las marismas es complicado. 'Los ves a 200 metros y sabes que no les vas a cazar. Conocen como nadie el terreno', a?aden. 'Y, luego, lo mismo aparecen 500 vecinos y te apedrean'.
La corrupci¨®n es una constante amenaza para todas las instituciones del pueblo, incluidos los efectivos de la Polic¨ªa Local (79), Polic¨ªa Nacional (59) y Guardia Civil (15). Estos ¨²ltimos carecen de prism¨¢ticos de visi¨®n nocturna y de los dos Nissan Patrol en mal estado han logrado recomponer uno a base de utilizar el motor del primero y el chasis del segundo. Hace poco comenzaron a desaparecer contenedores reci¨¦n instalados por el Ayuntamiento. Luego se supo el porqu¨¦: los enterraban en invernaderos para almacenar dentro la droga. En algunos barrios de Sanl¨²car la polic¨ªa no es bien recibida. En la lonja, los inspectores de Agricultura y Pesca deben ser escoltados. Y aun as¨ª, m¨¢s de una vez les han quitado el calibrador y se lo han tirado al mar. La pesca furtiva y los inmaduros est¨¢n a la orden del d¨ªa: en una intervenci¨®n se encontraron hasta 11.000 kilos de merluza por debajo del tama?o legal (29 de enero de 2002).
Algunos autores relacionan esa vida al margen de la ley con el pasado. Recuerdan que ya Cervantes se refer¨ªa a Sanl¨²car como una 'playa de p¨ªcaros'. 'Desde el XVIII hay casos de fraude frecuente a la Hacienda Real', explica Salvador Daza, m¨²sico e investigador. 'Aqu¨ª anid¨® con mucha fuerza el anarquismo ya durante la Primera Rep¨²blica y cobr¨® enorme fuerza el movimiento cantonal. Y las primeras huelgas en el campo en tiempos de Franco. Sigue existiendo cierta conciencia de que la autoridad trata de quitarle a la gente lo poco que tiene'.
No es de extra?ar que los grandes golpes al narcotr¨¢fico en este lugar hayan venido de fuera. El primero fue la famosa Operaci¨®n Pit¨®n, dirigida por el juez Garz¨®n. Pero de aquello han pasado casi diez a?os. Las operaciones m¨¢s recientes llevan el sello del juez Miguel ?ngel L¨®pez Marchena, del Juzgado de Instrucci¨®n n¨²mero 3 del Puerto de Santa Mar¨ªa. 'Ha coordinado personalmente a Polic¨ªa, Guardia Civil y Vigilancia Aduanera. Los mandos saben que no permite celos ni zancadillas. El que falle se queda fuera', comentan fuentes de la investigaci¨®n. 'A cada uno le ha dado su parte en esta ¨²ltima acci¨®n, donde se han desarticulado dos redes, la del Cagalera y la del Acu¨¢tico. Un capo le ha tocado a la polic¨ªa y el otro a la Guardia Civil'.
La operaci¨®n del fin de semana llevaba gest¨¢ndose ocho meses. 'El juez no es partidario de obsesionarse con los alijos, sino de golpear a las redes en sus medios econ¨®micos para dejarlas inoperativas'. Una actuaci¨®n anterior, la Operaci¨®n Semilla, dio como resultado m¨¢s de noventa detenciones y la incautaci¨®n de bienes por valor de 1.200 millones de pesetas. Uno de los numerosos veh¨ªculos incautados era una ambulancia Ford Transit con doble fondo.
Pero la Operaci¨®n Manzanilla ha tenido un ep¨ªlogo especialmente delicado. La investigaci¨®n levant¨® sospechas sobre al menos media docena de polic¨ªas y alg¨²n guardia civil. La investigaci¨®n s¨ª determina que hay polic¨ªas implicados en un n¨²mero alarmantemente elevado, que efectivamente se han producido registros en los casilleros de algunos agentes. 'Es una situaci¨®n muy delicada', reconoce un miembro de un sindicato policial. 'No podemos hacer comentarios a ese respecto'. Desde hace meses, en Sanl¨²car, cada patrulla de la Guardia Civil recibe cada d¨ªa las ¨®rdenes de sus itinerarios y horarios en hasta cuatro sobres cerrados. Seg¨²n las cumplan, deben ir abriendo cada sobre. Es una forma de impedir que los narcos tengan informaci¨®n sobre sus movimientos.
Se esperan nuevas detenciones. El sumario de la Operaci¨®n Manzanilla sigue abierto. Algunos investigadores se preguntan si llegar¨¢ el momento de meterle mano a los invernaderos, una fuente id¨®nea para blanquear dinero y para ocultar y transportar la droga, ese tri¨¢ngulo dorado que forman Sanl¨²car, Chipiona y Rota, donde decenas de camiones de gran tonelaje parten cada d¨ªa hacia los mercados del norte de Europa, que reclaman flores ornamentales... y droga. O de cazar a otros capos, algunos de los cuales tienen ya una actividad importante, entre la que destaca la compra de aviones en Rusia para revenderlos a Cuba o la adquisici¨®n de empresas mineras en Brasil. Tras la tormenta, volver¨¢ la calma. Habr¨¢ que modificar la estructura de las fuerzas de seguridad en Sanl¨²car, probablemente. Y darles m¨¢s medios. Y m¨¢s inversiones para el pueblo. Pero, como sucedi¨® en su d¨ªa en Barbate, las acciones policiales no lo van a resolver todo. No ser¨¢ posible mientras Sanl¨²car siga teniendo dos caras, la 'cara pobre' en los estudios de La Caixa y la 'cara sumergida' en la vida real.
Entre los m¨¢s pobres
Un informe elaborado por La Caixa en 2000 conclu¨ªa que Sanl¨²car era el municipio de m¨¢s de 50.000 habitantes m¨¢s pobre de Espa?a, con una renta per c¨¢pita de 900.000 pesetas anuales. La noticia caus¨® indignaci¨®n y cronistas de toda condici¨®n se prodigaron en defensa del lugar, de la alegr¨ªa de sus gentes, el bullicio de bares y restaurantes, la bondad de su gastronom¨ªa y esa calle Ancha atascada de ruidos. 'En Sanl¨²car florecen las inmobiliarias y no para el movimiento de tierras y edificios', explicaba un articulista, que se hac¨ªa una pregunta sin respuesta: '?Qui¨¦n los compra, qui¨¦n?'. En Sanl¨²car no hay estaci¨®n de ferrocarril, se cerraron todos los cines, est¨¢ por concluir una estaci¨®n de autobuses y dispone de una sola biblioteca p¨²blica', remacha Salvador Daza, m¨²sico e investigador, habitual articulista en la prensa local. Y constan unos 5.000 parados, casi el 10% de la poblaci¨®n, pero esa poblaci¨®n crece y no emigra a otra parte. 'El Ayuntamiento es la principal empresa del pueblo con sus 384 funcionarios y unos 200 contratados', explica el concejal socialista Jos¨¦ Luis Cuevas.
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