Carlos Berlanga, figura del pop de los ochenta, muere a los 42 a?os
El compositor fund¨® el grupo Kaka de Luxe y form¨® parte de Alaska y Dinarama
El m¨²sico Carlos Berlanga, muy vinculado a la denominada movida madrile?a de los a?os ochenta, falleci¨® a las 22.00 horas de ayer en Madrid, a los 42 a?os de edad. Hijo del cineasta Luis Garc¨ªa Berlanga, muri¨® en el Hospital Montepr¨ªncipe, 'v¨ªctima de una larga enfermedad del h¨ªgado', inform¨® su familia en un comunicado remitido a Efe. La familia del fallecido, cuyo nombre completo era Carlos Garc¨ªa Berlanga, ruega 'a la totalidad de los medios' que 'sepan respetar' su dolor y el de sus amigos, 'as¨ª como sepan reconocerle de manera p¨®stuma su contribuci¨®n a la historia reciente de la m¨²sica en nuestro pa¨ªs'.
Era un esp¨ªritu inquieto, de humor mordaz, a la b¨²squeda de algo inalcanzable
Inici¨® una carrera en solitario, que altern¨® con su otra gran pasi¨®n, la pintura
Alto, l¨¢nguido, con un porte como de arist¨®crata altivo que probablemente no fuera m¨¢s que el disfraz de una extraordinaria timidez, la figura de Carlos Berlanga tard¨® en aparecer en escena. En 1978, tiempos en los que los que los primeros quincea?eros de la transici¨®n tomaban las riendas de la creatividad espa?ola, form¨® junto a El Zurdo (m¨¢s tarde miembro de La Mode), Enrique Sierra (luego, Radio Futura), Nacho Canut y Olvido Gara, Alaska, el grupo seminal de lo que terminar¨ªa calific¨¢ndose la movida madrile?a.
Kaka de Luxe se llam¨® aquel artefacto sonoro que, pese a la parquedad t¨¦cnica, habr¨ªa de ganar el entonces afamado concurso Villa de Madrid. Sin embargo, pocas veces se pudo ver sobre el escenario a Carlos Berlanga. La mayor parte del tiempo estaba escondido detr¨¢s de alg¨²n tel¨®n o en las candilejas, para no afrontar al p¨²blico. Aquello casaba bien poco con la presumible actitud provocadora de que hac¨ªan gala los rebeldes de la ¨¦poca: los punks. Pero es que Berlanga, desde el principio, ya era m¨¢s que un punk. Era un esp¨ªritu inquieto de humor mordaz y a la b¨²squeda de algo inalcanzable en la Espa?a de la ¨¦poca y, muy posiblemente, en la de ahora: la b¨²squeda de una manera de hacer las cosas con clase. Incluso las provocaciones.
Kaka de Luxe grab¨® un ¨²nico single en 1978, aunque en 1983 los fans se dieron el gustazo de reunir los primeros flases de talento de aquella generaci¨®n llamada a cambiar las cosas en un elep¨¦ titulado Las canciones malditas que recog¨ªa algunos de sus primeros temas. Pasada la fiebre de aquel punk primario y poco satisfactorio a niveles musicales, Carlos, Olvido y Nacho estrecharon su c¨ªrculo particular en torno a una idea de grupo con m¨¢s colorines; m¨¢s cercana al pop y sin ning¨²n escr¨²pulo para adoptar de oros compositores lo que fuera necesario.
El citado tr¨ªo form¨® entonces Alaska y los Pegamoides -el nombre del grupo era de Carlos-, junto a Eduardo Benavente y Ana Curra, y entonces vislumbraron juntos la cara amable de un ¨¦xito que habr¨ªa de modificar la fisonom¨ªa y la est¨¦tica de aquel pa¨ªs que entraba desesperadamente en los a?os 80 tratando de recuperar el tiempo perdido.
El primer single de los Pegamoides ofrec¨ªa la imagen de un Carlos apuesto, con cazadora de cuero cruzada y atrevi¨¦ndose, no s¨®lo a tocar la guitarra, sino a cantar con una voz sorprendentemente agradable. 'Ahora estoy en otra dimensi¨®n. Aqu¨ª perdido sin tu amor entre humanoides de color', cantaba Carlos, mientras Bailando se aupaba a las listas de ventas y el quinteto parec¨ªa tener un futuro prometedor.
Pero una vez m¨¢s el tr¨ªo ejerci¨® su fuerza poderosa y Carlos abandon¨® las estrecheces de los Pegamoides para alumbrar, junto a Nacho y Olvido, el grupo Alaska y Dinarama, otra apasionante aventura de pop lleno de im¨¢genes casi cinematogr¨¢ficas y con sonido tremendamente glamouroso. Carlos dej¨® las servidumbres de la imagen a una Alaska cada vez m¨¢s en su papel y se refugio en la composici¨®n y la producci¨®n junto a Nacho. El resultado fue un formidable ¨¦xito que les convirti¨® durante a?os en uno de los grupos m¨¢s populares del estado espa?ol, merced a extraordinarios discos como Canciones profanas, en 1983, y Deseo carnal, en 1984. Este ¨²ltimo conten¨ªa un pedazo de single con atm¨®sfera del mejor cine polic¨ªaco de los a?os 40 y m¨²sica descaradamente de baile.
C¨®mo pudiste hacerme esto a m¨ª no fue sino la antesala de lo que habr¨ªa que ocurrir dos a?os despu¨¦s con el disco No es pecado y, especialmente, el sencillo A qui¨¦n le importa, un himno a la tolerancia que ha cantado hasta Raphael. Sin embargo, ni siquiera el estatus alcanzado fue capaz de retenerlo, abandonando a su d¨²o de inseparables compa?eros creadores para iniciar una carrera en solitario que alcanz¨® cuatro elep¨¦s y que altern¨® con su otra gran pasi¨®n, la pintura, que le condujo a realizar no pocas exposiciones.
En lo ¨²ltimos tiempos pod¨ªa v¨¦rsele en saraos nocturnos o conciertos de compa?eros o fans declarados, siempre con ese porte a lo Warhol. Siempre con una tremenda clase.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.