Desarme ideol¨®gico
El lunes pasado, en este peri¨®dico, el socialista Joaqu¨ªn Leguina hac¨ªa un veraz y descarnado an¨¢lisis sobre la crisis de unas 'estructuras partidarias en las cuales reina una endogamia burocr¨¢tica, desarmada ideol¨®gicamente, que empu?a casi en exclusiva los instrumentos del manejo interno y de la publicidad'. Hasta hace poco, cualquier cr¨ªtica al sistema de partidos era considerada sospechosa de complicidad con el fascismo. Probablemente haya sido esta impunidad una de las causas de su decadencia: la cr¨ªtica, aunque escueza, regenera.
El 'desarme ideol¨®gico' de la 'endogamia burocr¨¢tica' descrito por Leguina hace que los fabricantes de consignas hayan terminado desplazando a los ide¨®logos. Parte de culpa pueden tener la televisi¨®n y la radio, que realzan las declaraciones breves y contundentes y rehuyen los matices; lo que prima el desparpajo y penaliza la reflexi¨®n. Lo cierto es que la pobreza argumental es notable. Aqu¨ª en Andaluc¨ªa, sin ir m¨¢s lejos, producen bastante desaz¨®n algunos argumentos esgrimidos a la hora de criticar la abrupta extinci¨®n del PER decretada por el Gobierno de Aznar. Como si estuvi¨¦ramos en estado de guerra, se rehuyen los matices para evitar ser confundidos con el enemigo y se hace una defensa en bloque no s¨®lo de los beneficios hist¨®ricos del PER -que nadie discute-, sino tambi¨¦n de sus anacronismos, sus disfunciones y hasta de sus efectos secundarios, que vienen siendo detectados por el PSOE y los sindicatos desde hace al menos nueve a?os.
Es tal la torpeza argumental que se podr¨ªa hacer una sabrosa antolog¨ªa. Entre lo que tengo escuchado y le¨ªdo, quiz¨¢ lo m¨¢s notable era lo que dec¨ªa hace un par de semanas el alcalde de un pueblo de C¨¢diz en el que los perceptores del subsidio agrario se resist¨ªan, seg¨²n ¨¦l, a participar en la recogida de la fresa de una localidad cercana porque los campos estaban a diez kil¨®metros y 'algunos' no ten¨ªan coche.
Con insistencia, se utilizan argumentos alarmistas que, parad¨®jicamente, dar¨ªan la raz¨®n al PP. Se repite que el llamado decretazo convertir¨¢ en un desierto el campo andaluz. Esto, felizmente, no es verdad. Lo habr¨ªa sido si hace veinte a?os no se hubiera implantado el PER. Si la extinci¨®n del PER convierte ahora el campo en un desierto, significar¨ªa que las cosas se habr¨ªan hecho muy mal. Y no es verdad: basta darse una vuelta por los pueblos m¨¢s remotos de la serran¨ªa de Ronda, que es el ejemplo que me coge m¨¢s a mano. No cabe duda de que en el campo andaluz, como en otros sectores, el llamado decretazo va a hacer mucho da?o innecesario porque trata con cirug¨ªa de guerra problemas concretos y diversos que tendr¨ªan remedio de modo incruento y a trav¨¦s del di¨¢logo, pero de ah¨ª a la desertizaci¨®n hay un trecho. Algunos d¨¦ficits argumentales resultan comprensibles -los matices chirr¨ªan en un mitin o en un telediario, por ejemplo-, pero se echan de menos en declaraciones y art¨ªculos period¨ªsticos.
Tambi¨¦n he echado en falta debates televisivos, pero hay que entender que nuestra tele p¨²blica no puede estar en todo: en el Roc¨ªo, en la feria de C¨®rdoba y en el debate pol¨ªtico. Las prioridades son las prioridades.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.