Naturaleza artesanal
Las aldeas de la localidad cordobesa de Fuente Obejuna est¨¢n llenas de vida y de historia
Hay lugares que parecen hechos a mano, como si alguien se hubiese tomado el trabajo de esculpirlos, de suavizar y redondear sus formas. ?ste es uno de ellos: el Valle del Guadiato, cerca de las estribaciones meridionales de Sierra Morena, al norte de C¨®rdoba. Se trata de un paisaje pac¨ªfico, de sierra ondulante, misericordioso con las piernas y la respiraci¨®n del caminante.
Visto de lejos parece una colcha de retales, en la que hay trozos de dehesa, con encinas y alcornoques centenarios y alg¨²n arbolito joven y esperanzado; hay manchas oscuras de pinar; hay olivos y acebuches asilvestrados; hay alg¨²n quejigo que otro; hay llanos densamente cubiertos de retamas y jaras; alrededor de los arroyos hay modestos bosques-galer¨ªa; y hay, tambi¨¦n, aldeas, una docena de oasis blancos donde se puede comer, descansar y disfrutar pl¨¢cidamente de la arquitectura y de las manufacturas locales.
La de esta comarca regada por el r¨ªo Guadiato es una naturaleza artesanal, producto de cientos de a?os de clareo del bosque mediterr¨¢neo para dar paso y alimento al ganado. Pero aqu¨ª no viven s¨®lo animales dom¨¦sticos. Abundan los ciervos y los jabal¨ªes, las perdices, las cig¨¹e?as, las grullas y las avutardas. Y tambi¨¦n existen nutrias, tejones, meloncillos, jinetas...
Las aves peque?as son legi¨®n, y no parecen tener miedo a nadie. Uno va andando y se ve asaltado por rel¨¢mpagos oscuros, que en realidad, si se mira bien, son vencejos burlones; pasan tambi¨¦n abubillas de brillante plumaje, como tigres con alas y cresta, y rabilargos azules, grises y chirriantes.
En Villanueva del Rey el excursionista se encuentra dos opciones (como m¨ªnimo). Una, decidirse por la soledad e internarse en la hermosa Sierra de los Santos; otra, tomar el camino que va a Fuente Obejuna, que adem¨¢s de campo ofrece el atractivo a?adido de las aldeas. En la comarca se dice, con cierto orgullo, que estos pueblos min¨²sculos son resultado del ¨¢nimo independiente de los antiguos habitantes de Fuente Obejuna, que no soportaban los abusos del Comendador Mayor de Calatrava (los mismos que cont¨® Lope de Vega en 1613), y que prefirieron salir de sus casas, abandonar la villa y fundar sus propias cortijadas. Pero muchos historiadores lo desmienten; estas aldeas agr¨ªcolas ten¨ªan vida propia desde la Baja Edad Media.
Posadilla es un buen ejemplo. A este pueblo de menos de 250 habitantes se puede llegar por carretera, pero tambi¨¦n por alguno de los caminos de herradura que la unen con los pastos y campos circundantes, y que siguen usando, siglos despu¨¦s, reba?os de ovejas y piaras de cochinos. Adem¨¢s de mucha calma y una casa rural, en Posadilla hay un museo etnogr¨¢fico, en el que se reconstruyen las costumbres y las formas de vida asociadas a la agricultura tradicional. Lo han dise?ado y construido los vecinos, con los enseres antiguos y los conocimientos que les legaron sus abuelos. Y esperan a la fiesta grande del pueblo (el 29 de junio, San Pedro) para abrirlo al p¨²blico.
De Posadilla merece la pena pasar a Los P¨¢nchez, a Alcornocal, a los dos Ojuelos (Bajos y Altos) y a Cardenchosa. Estas poblaciones est¨¢ unidas por una malla de caminos, casi todos se?alizados, que atraviesan amplias superficies de encinar y alcornocal, extensos cotos de caza y tierras de labor. Cada aldea tiene su misterio y su gracia; en Cardenchosa, por ejemplo, se talla la madera, fabricando dornillos (que son como grandes cuencos), herramientas de cocina y las cl¨¢sicas tablillas, de madro?o o de encina, que sirven a los pastores desde hace siglos para cerrar sus zurrones. Y en Alcornocal se hace cer¨¢mica, azulejos y murales, y se trabajan minuciosamente la plata y el cuero.
De la paz de las aldeas conviene pasar a Fuente Obejuna, una villa llena de vida, de historia y de arquitecturas amables. Adem¨¢s de una gran cantidad de ermitas (en la de Jes¨²s Nazareno se dice que se reunieron los vecinos, all¨¢ por 1476, para preparar el levantamiento contra el mal comendador), hay un curioso palacete modernista, tan decorativo como inesperado, propio de alg¨²n disc¨ªpulo viajero de Gaud¨ª.
Miel y abejas
- D¨®nde: Desde C¨®rdoba, hay que tomar la carretera de Badajoz, la N-432; tras avanzar 69 kil¨®metros, la salida hacia Villanueva del Rey est¨¢ se?alizada. Una vez en el pueblo se debe elegir un camino asfaltado, en direcci¨®n oeste, que conduce a Fuente Obejuna y que, tras 15 kil¨®metros de trayecto, llega a Posadilla. Desde esta aldea es muy f¨¢cil acercarse a las dem¨¢s; a Los P¨¢nchez, a Alcornocal, a Cardenchosa... Y al final del trayecto, Fuente Obejuna. - Cu¨¢ndo: Aunque los mejores momentos para caminar por estas sierras suaves son la primavera y el oto?o, tambi¨¦n ahora, antes de que lleguen los rigores del verano, se puede disfrutar del paisaje y la experiencia. Adem¨¢s el mes de junio tiene un atractivo especial en Posadilla: la fiesta de San Pedro, que se celebra el d¨ªa 29. - Alrededores: Los atractivos gastron¨®micos de esta comarca son muchos y muy variados. Adem¨¢s de las carnes de caza (entre las que destaca un arom¨¢tico guiso de jabal¨ª a la retama), se hacen excelentes guisos de cerdo ib¨¦rico y de cordero. En Villanueva del Rey es t¨ªpico el salmorejo de h¨ªgado. - Y qu¨¦ m¨¢s: Y no faltan los dulces, como los huevos al obispo (con leche, az¨²car y canela) y los bartolillos. Ni la miel que dio nombre a la romana Fons Mellaria, que es ahora Fuente Obejuna, y por eso su nombre se escribe con 'b', porque no viene de oveja, sino de abeja.
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