"No tenemos nada que dar a los inmigrantes; esto no es Eldorado"
'?Denles una patada en el culo!', recomienda la dulce anciana que saluda a Marine Le Pen en el mercado de Lens, el coraz¨®n de lo que fue la cuenca minera del norte de Francia. No queda claro si las nalgas merecedoras de castigo son las de los socialistas, due?os tradicionales de esta zona electoral, o las de los inmigrantes a los que Marine, fiel hija de su padre, promete enviar a sus pa¨ªses de origen y fortificarse frente a nuevos contingentes, porque 'no tenemos nada que darles; esto no es ning¨²n Eldorado'.
Alta, rubia, de 33 a?os, tres hijos -uno de cuatro a?os y dos gemelos de tres- y especialista en derecho penal, la estrella ascendente del Frente Nacional reparte octavillas y sonrisas en el mercado matinal, dentro de su campa?a como candidata a diputada por esta circunscripci¨®n. Nada de m¨ªtines, 'para evitar que los asistentes sean fichados por las municipalidades socialcomunistas', y no por miedo al desierto: Jean-Marie Le Pen obtuvo aqu¨ª el 21,1% de los votos en la primera vuelta de las presidenciales, frente al 13,9% de Jacques Chirac y al 25,9% del socialista Lionel Jospin.
'Hemos visto el fracaso total de la prevenci¨®n y queremos forzar la represi¨®n'
'Queremos una Europa de naciones soberanas. Francia no puede ser Nebraska'
En el mercado al aire libre de Harnes -un suburbio de Lens-, la joven Le Pen intercambia propaganda con la que le tiende un grupo de militantes comunistas.
Ella se declara preocupada por el abandono en que se encuentra la antigua cuenca minera, con poblaciones 'entregadas al paro' (16% de desempleo, casi el doble de la media nacional) y cuya moral se sostiene gracias a las pensiones de los mineros jubilados y a un equipo de f¨²tbol modesto, bien situado en la Liga Nacional de F¨²tbol.
Una zona deprimida, cuyo diputado saliente, el socialista Jean-Claude Bois, se presenta por quinta vez. '?Yo viv¨ª la ocupaci¨®n nazi!', exclama, asombrado de que pocos recuerden ya esa ¨¦poca.
El extremismo crece discretamente, casi en secreto. Se deja ultrarrepresentar por su l¨ªder, el veterano Jean-Marie Le Pen, pero el lanzamiento electoral de su hija menor, Marine, y del actual compa?ero de ¨¦sta, Eric Iorio -candidato en una circunscripci¨®n vecina-, muestra que el Frente Nacional tiene una joven guardia dispuesta a tomar el relevo. Son realistas: apenas conf¨ªan en ser elegidos diputados, les basta con pasar a la segunda vuelta de las legislativas, objetivo jam¨¢s logrado por los que les precedieron. Marine niega que su padre la haya elegido como sucesora y resume sus propuestas en la entrevista mantenida con este peri¨®dico.
Pregunta. ?Usted cree en el trasvase de votos comunistas al Frente Nacional?
Respuesta. La clase obrera es la primera v¨ªctima de la inseguridad, la inmigraci¨®n y el paro, los tres males que golpean a Francia. El Partido Comunista ha olvidado totalmente a los trabajadores y ha hecho una pol¨ªtica contraria a la que necesitaban los que votaban por ¨¦l. En las filas comunistas hab¨ªa personas con un fuerte sentimiento nacional, que ha sido dejado de lado. El Frente Nacional es el ¨²nico partido susceptible de defender hoy a los trabajadores, y al mismo tiempo a la naci¨®n francesa.
P. ?En qu¨¦ se resume su oferta a los electores?
R. Nosotros proponemos la ruptura con lo que pretenden derecha e izquierda, que tienen exactamente el mismo programa. Ellos son favorables a la inmigraci¨®n, nosotros somos contrarios; hemos visto el fracaso total de la pol¨ªtica de prevenci¨®n y queremos forzar la represi¨®n; sus gobiernos endurecen los impuestos y las cargas sobre las empresas, y nosotros queremos liberar la capacidad de creaci¨®n de riqueza. Los inmigrantes indocumentados tienen que marcharse, y al tiempo queremos cortar la bomba aspirante de nuevos extranjeros.
P. Un centenar de inmigrantes sin documentos se han encerrado en una iglesia, cerca de Par¨ªs. ?Qu¨¦ har¨ªa usted si estuviera en el poder?
R. Muy sencillo: sacarles de all¨ª y enviarles a sus pa¨ªses. No tenemos nada que darles a los inmigrantes, no tenemos bastante ni para nuestros compatriotas. No pueden meterse en una iglesia para que les den casas y ayudas sociales, tienen que saber que aqu¨ª no hay ning¨²n Eldorado. Yo comprendo que el que gane tres d¨®lares al mes en su pa¨ªs prefiera venir a Francia, donde obtendr¨¢ 100 o 150 veces m¨¢s incluso sin trabajar, pero yo no quiero eso.
P. ?Se reconoce usted en la expresi¨®n 'extrema derecha'?
R. Yo lo he combatido siempre. Jean-Marie Le Pen empez¨® sus actividades pol¨ªticas en el centro-derecha, hace 45 a?os, pero el sistema pol¨ªtico se ha deslizado hacia la izquierda, por culpa de Chirac, mientras que nosotros mantenemos el mismo discurso. Pero si no se puede hablar con nosotros porque somos de ultraderecha tampoco se puede recibir a Bush, ?eh?, es bastante m¨¢s extremista en inmigraci¨®n. Aqu¨ª llegan extranjeros sin documentos, que no hablan el franc¨¦s, sin nada en com¨²n con nuestra cultura y a los que se regulariza con un chasquido de dedos; en Alemania hacen falta 15 a?os de presencia en el territorio, tener un trabajo, dominar la lengua y abandonar la nacionalidad de origen, ?ve como est¨¢ todo inventado?
P. ?Tambi¨¦n quiere que Francia salga de la Uni¨®n Europea?
R. Esa propuesta de Jean-Marie Le Pen fue caricaturizada. La Europa de Maastricht es mortal para las naciones: hemos perdido la independencia de nuestras fronteras, econ¨®mica y monetaria. Chirac ha prometido bajar el impuesto sobre la renta en un 5% y esto nos obliga a llorar en Bruselas para que nos dejen encajar eso con los equilibrios financieros. Queremos una Europa de naciones soberanas, Francia no puede ser como Nebraska en Estados Unidos.
P. De modo que a los 33 a?os no ve futuro en Europa.
R. ?Sabe usted por qu¨¦ se nos enfrentan los creadores intelectuales de Europa? Porque saben que si Francia renegocia los tratados, los dem¨¢s pa¨ªses querr¨¢n hacerlo y la bella construcci¨®n intelectual de Europa volar¨¢ en pedazos. Los dem¨¢s pueblos europeos llegar¨¢n a las mismas conclusiones, nosotros somos los precursores. Bruselas nos quita nuestras denominaciones, porque no le gusta el savoir-faire franc¨¦s; Bruselas nos desautoriza la prohibici¨®n del trabajo femenino nocturno, que nosotros consider¨¢bamos, justamente, un gran avance social; nos dicen que en 20 a?os tendremos que integrar a millones de inmigrantes, pues bien, ?no queremos! No cederemos a las demandas de unos tecn¨®cratas a los que el pueblo no ha elegido.
Muchos votos, pocos esca?os
El Frente Nacional no quiere ser 'la representaci¨®n de un simple voto testimonial o de protesta', sino 'alcanzar el poder', asegura la joven Le Pen. Pero su partido est¨¢ aislado: la Uni¨®n por la Mayor¨ªa Presidencial (UMP), al servicio de Jacques Chirac, record¨® ayer a sus candidatos a las legislativas que no pueden entenderse con 'movimientos extremistas', y que implicarse en pactos de este tipo 'les colocar¨ªa fuera de la mayor¨ªa presidencial'. El jefe del Estado dio una se?al en ese sentido durante una entrevista televisada, en la noche del mi¨¦rcoles. 'Somos uno de los pocos pa¨ªses con escrutinio mayoritario', comenta a este respecto Marine Le Pen. 'Si nuestro sistema electoral fuera proporcional, como el de Holanda, tendr¨ªamos 150 diputados y aqu¨ª puede ocurrir que, con cinco o seis millones de votos, no tengamos ni un esca?o. Desde el momento en que se excluye del Parlamento a tanta gente, la poblaci¨®n se siente traicionada. Pero qui¨¦n sabe lo que ocurrir¨¢; en cuanto Chirac desaparezca de la escena pol¨ªtica, el que consiga reunir a toda la derecha de Francia, y eso implica el 55% de la poblaci¨®n, ser¨¢ el que verdaderamente diga la misa'.
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