Le Pen se convierte de nuevo en el ¨¢rbitro de los comicios y en el foco del debate pol¨ªtico
El Frente Nacional aspira a tener grupo parlamentario propio con un m¨ªnimo de 20 esca?os
En las elecciones legislativas de 1997, el ultraderechista Frente Nacional (FN) pudo, en el momento de la segunda vuelta, mantener su candidato en 132 circunscripciones sin que eso le supusiera la victoria en ninguna de ellas. En cambio, esa presencia fue determinante para la derrota de la derecha democr¨¢tica. Ahora, en 2002, el Frente Nacional, si logra repetir los resultados de su l¨ªder, Jean-Marie Le Pen, en las recientes presidenciales de mayo, tendr¨¢ 237 de sus representantes disput¨¢ndole a la derecha, a la izquierda o a ambas la obtenci¨®n de actas de diputado.
El FN tambi¨¦n pondr¨¢ entre la espada y la pared a los electores socialistas
?Cu¨¢ntas pueden ganar? Nadie lo sabe, porque todo depende de datos sobre los que pesan muchos interrogantes. Por ejemplo, ?cu¨¢l ser¨¢ el porcentaje de abstencionistas?, o bien, en las situaciones en que el candidato de la izquierda sea el mejor clasificado, ?los electores de la derecha le aportar¨¢n sus votos?; dicho de otro modo, la llamada 'disciplina republicana' que aport¨® los votos de la izquierda a Jacques Chirac, ?funcionar¨¢ en sentido inverso?
Los c¨¢lculos de los especialistas dan al FN entre cero y cuatro esca?os, pero esos especialistas se han equivocado demasiado a menudo como para darles confianza. Le Pen promete formar un grupo parlamentario -se necesita un m¨ªnimo de 20 diputados- porque dice estar convencido de que su partido participar¨¢ en la segunda vuelta en m¨¢s de 300 circunscripciones. En Orange, Nimes y Carpentras, en el sur, y en Forbach, en la frontera con Luxemburgo, los sondeos y los datos de anteriores consultas hacen del FN el favorito, pero eso, dado el sistema de contabilidad electoral, es dif¨ªcil que se traduzca, como en 1986, cuando el modo de c¨¢lculo inclu¨ªa una dosis proporcional, en 35 diputados ultraderechistas en la Asamblea Nacional. Entonces el FN consigui¨® el 9,5% de las papeletas, mientras que en 1997 fue el 15%, y ahora se especula con que ronde el 17%.
Los ¨¦xitos -relativos pero en aumento- del FN no consisten s¨®lo en una progresi¨®n de las cifras. Sus dos grandes triunfos son haber logrado envenenar la vida pol¨ªtica de la V Rep¨²blica hasta el punto de que hoy la mayor¨ªa de ciudadanos cree que hay que cambiar las reglas del juego, y ser determinantes en los temas de campa?a y de discusi¨®n ideol¨®gica. El FN ha conseguido que la cuesti¨®n de la inseguridad ciudadana y de la inmigraci¨®n est¨¦n en el centro del debate p¨²blico, que la derecha democr¨¢tica lo haya asumido como tema central, que la izquierda tampoco quiera quedarse atr¨¢s en el radicalismo represivo y que los gaullistas y liberales se presten a amalgamas demag¨®gicas que establecen equivalencias entre aumento de la presencia de extranjeros en Francia y el aumento de la criminalidad.
Y no s¨®lo eso. El FN, con su eterna denuncia del establishment pol¨ªtico, se presenta como una fuerza honesta frente a un grupo de corrompidos. La pol¨ªtica se desacredita, la abstenci¨®n aumenta y el FN progresa. Claro que a todo ello han contribuido de manera importante los partidos criticados, con sus f¨®rmulas de financiaci¨®n sospechosas y su tendencia a dejar que sea la Justicia o la Econom¨ªa las que aporten las explicaciones que debieran surgir de la Pol¨ªtica. En ese sentido, por ejemplo, la absoluta irresponsabilidad penal de Jacques Chirac, amparado en su condici¨®n de intocable presidente, o la incapacidad de los socialistas para poner fin a la citada situaci¨®n, juegan a favor de los radicales de los dos extremos.
Las elecciones de hoy y del pr¨®ximo domingo tambi¨¦n servir¨¢n para acabar de cortarle las alas al Movimiento Nacional Republicano (MNR) del disidente Bruno M¨¦gret. La cuesti¨®n no es balad¨ª, porque Le Pen cumple estos d¨ªas los 74 y la guerra de sucesi¨®n no s¨®lo es leg¨ªtima, sino necesaria. El alcalde de Orange, Jacques Bompard; el catedr¨¢tico de idiomas Bruno Gollnisch; el fan¨¢tico del ejercicio f¨ªsico Carl Lang; la diputada europea Martine Lehideux, o el economista Fran?ois Mart¨ªnez son algunos de los que han podido so?ar con reemplazar un jefe. La irrupci¨®n de Marine Le Pen como hija preferida ratifica la condena de M¨¦gret a las tinieblas y obliga a los jefe del FN a seguir el paso que marca la familia.
El FN, enquistado en la vida pol¨ªtica, tambi¨¦n pondr¨¢ entre la espada y la pared a los electores socialistas, que en muchas circunscripciones y en la segunda vuelta deber¨¢n acudir en ayuda del futuro diputado de la derecha democr¨¢tica, tal y como ya hicieron con Chirac en las presidenciales. Chirac ni les ha dado las gracias, con lo que el FN convertir¨¢ a los votantes socialistas en una versi¨®n moderna de aquello de 'ser cornudo y pagar la cama'.
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