P¨¦rez-Reverte al desnudo
Como de tanto leer a Arturo P¨¦rez-Reverte uno termina descubriendo mediterr¨¢neos (el mar que m¨¢s le gusta) se me ha encendido una lucecita revel¨¢ndome el sentido del apellido de su m¨¢s famoso h¨¦roe. Pues vamos a ver, no es que 'Alatriste' sea tan s¨®lo un pr¨¦stamo tomado del apellido de su amigo el escritor y editor mexicano Sealtiel ¨ªdem, sino toda una declaraci¨®n de principios, los de la b¨²squeda del h¨¦roe fracasado, la nostalgia del triunfo pasado por la derrota -'?hala! ?triste! ?sigue adelante en medio de tu tristeza, pues la victoria te enaltece si sigues peleando pese a todo en el interior mismo de todos tus fracasos!'-: los verdaderos h¨¦roes son los m¨¢s tristes porque al final es la derrota quien otorga la heroicidad.
LA REINA DEL SUR
Arturo P¨¦rez-Reverte Alfaguara. Madrid, 2002 548 p¨¢ginas. 20,75 euros
Las aventuras se suceden a un ritmo fren¨¦tico, que tambi¨¦n permite a su autor mostrar sus habilidades ling¨¹¨ªsticas en el lenguaje mexicano popular
S¨®lo se trata, por tanto, de superar la tristeza mediante la asunci¨®n del dolor, y ello se repite en todas sus obras, tanto en la serie juvenil del capit¨¢n Alatriste como en su semiautobiogr¨¢fico Territorio comanche (uno de sus mejores libros), sus textos breves (desde el ensayo perfeccionista de El h¨²sar hasta el magistral texto de Una cuesti¨®n de honor o el m¨¢s humor¨ªstico y explosivo de La sombra del ¨¢guila); y al final, en sus m¨¢s c¨¦lebres y contundentes novelas serias, que con este nuevo t¨ªtulo llegan a seis y se presentan ya a estas alturas como los mayores ¨¦xitos de ventas habidos en Espa?a en los ¨²ltimos diez a?os. Y ello no es de extra?ar, ya que Arturo P¨¦rez-Reverte es hoy el novelista m¨¢s perfecto de la literatura espa?ola de nuestro tiempo. Y digo el m¨¢s perfecto en el sentido del m¨¢s perfeccionista, del mejor profesional de todos. Esas cualidades profesionales que tanto brillan por ejemplo en la antigua narrativa anglosajona que P¨¦rez-Reverte, pese a buscar sus ra¨ªces en el viejo follet¨ªn franc¨¦s, ha sabido trasplantar entre nosotros con una contundencia total y sin perder por ello ninguna de sus m¨¢s raciales y tradicionales virtudes. Este perfeccionismo, adem¨¢s, nos llega en su obra de abajo arriba, como si se tratara de una superaci¨®n de sus aspiraciones literarias, no de una rebaja o degradaci¨®n de sus propias condiciones. La carrera literaria de P¨¦rez-Reverte nos llega como un camino ascendente, nace de la cultura tradicional, de un trasfondo de lecturas muy bien asimiladas, y que bien utilizado le presta esa capacidad de contagio y transparencia, de comunicabilidad, con una honradez a toda prueba: de ah¨ª que en mi opini¨®n su triunfo aplastante en el mercado haya sido siempre totalmente leg¨ªtimo, pues a la vez nos llega dotado de ese sentido ¨¦tico -la dignidad de la derrota- que acabo de exponer.
P¨¦rez-Reverte, sin embargo,
nos concede sus aventuras -pues de eso se trata, sus novelas cuentan aventuras como las de siempre, de Homero a Dumas- basadas en aventuras intelectuales que las enriquecen. Ordena El maestro de esgrima seg¨²n los cap¨ªtulos de un tratado de este hist¨®rico deporte, basa La tabla de Flandes en un cuadro hist¨®rico de dos personajes que jugaron otrora una partida de ajedrez, que habr¨¢ que jugar al rev¨¦s para descubrir un crimen del pasado -al que se superpone una intriga contempor¨¢nea entre restauradores de cuadros- o en los medios de la bibliofilia y antig¨¹edades y c¨ªrculos aficionados a la obra de su admirado Alejandro Dumas en El club Dumas, o en ambientes eclesi¨¢sticos e inform¨¢ticos en la historia de una iglesia que mata para no morir en La piel del tambor o nos cuenta el rescate de un tesoro hundido en el mar siguiendo pistas a trav¨¦s de mapas marinos hist¨®ricos en La carta esf¨¦rica. Seguir sus libros m¨¢s largos y serios resulta as¨ª tanto o m¨¢s sugestivo por sus intrigas basadas en enigmas culturales que en las aventuras f¨ªsicas o normales que corren sus personajes, que muchas veces se resuelven revelando primero sus enigmas intelectuales o culturales. No es f¨¢cil saber de bibliofilia, jugar al rev¨¦s al ajedrez, introducirse como un hacker en la inform¨¢tica vaticana, conocer la historia real de los manuscritos de Dumas, saber de restauraciones de cuadros o de la evoluci¨®n de la historia de los mapas marinos, ya est¨¢, eso es lo que a mis ojos enriquece su sabidur¨ªa narrativa, tan bien construida siempre, tan exhaustivamente detallada, documentada y estructurada, hasta el punto de que, frente a todo ello, la historia real resulta m¨¢s endeble y a veces hasta t¨®pica.
Pues bien, hasta aqu¨ª hemos llegado ahora. La Reina del Sur prescinde de todas esas arquitecturas anteriores para contarnos una aventura de manera lineal y directa, sin -al menos en apariencia, pues las citas de los corridos mexicanos s¨®lo le sirven para titular cap¨ªtulos- las apoyaturas culturales de antes. Se trata de la aventura vital de una joven delincuente, Teresa Mendoza, mexicana de Sinaloa, compa?era de un piloto dedicado al contrabando de droga, que traiciona y es asesinado por sus propios colegas, obligando a la muchacha a poner dif¨ªcilmente pies en polvorosa, pues la violan mientras se defiende a tiros para no correr la misma suerte. Huye a Espa?a, a Melilla, donde trabaja de camarera, se l¨ªa con un gallego tambi¨¦n narcotraficante y piloto de planeadoras marinas, se traslada a Gibraltar y Algeciras, ve morir a su compa?ero en un accidente que quiz¨¢ sea criminal y va a dar con sus huesos al penal del Puerto de Santa Mar¨ªa. Las aventuras se suceden a un ritmo fren¨¦tico, que tambi¨¦n permite a su autor mostrar sus habilidades ling¨¹¨ªsticas en el lenguaje mexicano popular, donde efect¨²a verdaderos 'ejercicios de estilo', y mostrar sus profundos conocimientos del hampa de aquel pa¨ªs y del narcotr¨¢fico multirracial, internacional y cosmopolita que transcurre en torno al estrecho de Gibraltar y que el competente periodista que es P¨¦rez-Reverte, experto en guerras y batallas sin cuento, describe a la perfecci¨®n, pues se trata de una novela escrita 'desde fuera', ya que el propio P¨¦rez-Reverte se presenta como un contrapunto persiguiendo la historia de su personaje, aqu¨ª no caben experimentos interiores que valgan, su modelo no es Proust sino Dumas.
Durante su estancia en la c¨¢r
cel, Teresa Mendoza se revela como una buena cabeza, inteligente, fr¨ªa y calculadora, se aficiona a leer (?) y descubre fascinada -entre otros libros que aqu¨ª se homenajean- la historia del Conde de Montecristo, que ella misma est¨¢ repitiendo sin saberlo conscientemente: pues la suya es la historia de una venganza, pasada por la c¨¢rcel, con una iniciadora aristocr¨¢tica que hace las veces de abate Faria con su tesoro a cuestas, lo que le permitir¨¢ al salir iniciar la(s) historia(s) de su(s) venganza(s). Teresa Mendoza es otro Alatriste (femenino), delincuente, eso s¨ª, pero con el honor a cuestas de sus derrotas anteriores, que se salvar¨¢ al final, lavar¨¢ sus culpas ante la justicia -no sin la debida y fren¨¦tica batalla final, que quiz¨¢, pese a su perfecci¨®n, sea un pegote- y se desvanecer¨¢ en el horizonte como su admirado Edmundo Dant¨¦s, quiz¨¢ en su caso con un hijo en su seno, aspirando a una posible paz, con las venganzas satisfechas, despu¨¦s de tanto delito, tanto crimen, tanto muerto, tanta traici¨®n, tantas mafias, intrigas y aventuras desmelenadas. Pasen y lean, el espect¨¢culo est¨¢ no solamente servido sino asegurado.
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