Los espejeos del mundo
La l¨ªrica rom¨¢ntica descubri¨® la incapacidad del lenguaje para instituirse como objeto en s¨ª mismo, no limitado a las tareas de la representaci¨®n. Esta nostalgia ontol¨®gica se tradujo verbalmente en una suerte de tartamudez expresiva que pretend¨ªa se?alar, invirtiendo los modos habituales, la plenitud de un transmundo m¨¢s all¨¢ de lo aparente, que por ello mismo no cabe en el cors¨¦ de las palabras.
En esa tarea se han volcado las diversas tradiciones simbolistas, a las que pertenece por derecho propio la traductora, ensayista, novelista y poeta Clara Jan¨¦s (Barcelona, 1940), autora de Paralajes. No en balde, a partir de Las estrellas vencidas (1964), y singularmente desde En busca de Cordelia y poemas rumanos (1975), Jan¨¦s ha perseguido con empecinamiento una poes¨ªa desnuda de adornos, penetrada por la m¨²sica, reluctante al casticismo y alimentada por un orientalismo espiritualista que ha contribuido a forjar su imaginario personal.
PARALAJES
Clara Jan¨¦s Tusquets. Barcelona, 2002 128 p¨¢ginas. 12 euros
Como sucede con Zenobia Camprub¨ª respecto de Tagore, en Clara Jan¨¦s es dif¨ªcil saber qu¨¦ corriente tiene mayor pujanza: si la que va de fuera adentro, o la que discurre de dentro afuera; o sea, si debe buena parte de su est¨¦tica a los autores que ha traducido (Holan, Seifert, Ramos Rosa...), o son ¨¦stos los que se nos entregan amoldados a la personalidad literaria de la traductora. En todo caso, en su obra consuenan todas esas voces, as¨ª como la intensidad afor¨ªstica de los presocr¨¢ticos, la levedad -tambi¨¦n afor¨ªstica- del haik¨², el vuelo visionario del misticismo, el simbolismo de Cirlot.
Pero, en poes¨ªa, la riqueza de
las fuentes no garantiza el resultado: con semejantes materiales de acarreo algunos hubieran tejido una capa de pobre tan variada de ingredientes como ostentosa de remiendos, en tanto que Jan¨¦s ha conseguido en Paralajes un libro unitario y personal, que nos convoca a la fertilidad y a la autenticidad del origen. No por azar el volumen comienza con la secci¨®n Caverna del arco iris, reconstrucci¨®n de unas estampas de infancia desprovistas de la entonaci¨®n elegiaca, pues lo que se nos ofrece no es tanto una rememoraci¨®n cuanto una ni?ez en presente, en ese momento 'donde no existen todav¨ªa ausencia ni recuerdo' y en que el mundo brota ante los ojos, reducido a unas briznas de su realidad.
Desde ese punto se va pronunciando un universo despojado y sucinto, con un lenguaje de cuyo tronco referencial se han desprendido los compromisos sociales, las ramas de la moral, el surco de la historia. A tantas renuncias ha de a?adirse la del ritmo intensivo, pues los poemas no se mecen en las medidas cl¨¢sicas, ni tampoco sortean algunos ripios o soniquetes circunstanciales. El libro consta de poemas breves y de andadura corta, ajenos a toda contundencia, que bosquejan estampas cuya mayor densidad figurativa est¨¢ expresada, como en una acuarela, en los blancos del papel. Una emoci¨®n de una contextura t¨¢ctil y casi mineral, muy lejos de la abstracci¨®n, se desvela en las palabras y locuciones, que act¨²an como lascas cortantes donde espejean las irisaciones del mundo: 'Y todo en derredor se desvanece / menos ese anhelo que queda en el aire / y en mi pecho'.
Este conjunto de visiones no
se concreta en un cuerpo org¨¢nico de pensamiento. Las figuraciones l¨ªricas aparecen ajenas al encadenamiento conceptual, sometidas a la docta ignorancia y a la pura ebriedad de ser: 'El sol ignora el movimiento del sol'. En este repliegue del juicio, la mirada contemplativa del sujeto se desl¨ªe en una cosmofan¨ªa de manzanas, saltamontes, desiertos, campanillas de luz: 'El ¨¢rbol, / hipnotizado / por la inmovilidad del paisaje, / se vac¨ªa de todo pensamiento'. Esa mirada requiere un lenguaje mondo, unas formas tenues y una est¨¦tica aliviada de bulto humano. Aun admitiendo los ocasionales excesos de esta depuraci¨®n -pues la purgatio puede pecar tambi¨¦n por exceso, igual que la humildad puede resultar aparatosa-, Clara Jan¨¦s ha logrado un libro limpio y hondamente espiritual: si no me equivoco, el mejor de los suyos.
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