Un tono equilibrado y ecl¨¦ctico
Desde ayer y hasta el 15 de septiembre se puede visitar, en la ciudad alemana de Kassel, la XI Documenta, sin duda la exhibici¨®n de arte actual internacional de m¨¢s prestigio, un prestigio ganado no s¨®lo por una tradici¨®n que alcanza ya casi el medio siglo -la primera Documenta data de 1955-, sino por el hecho de las excepcionales condiciones de su gestaci¨®n y producci¨®n, pues tiene lugar cada cinco a?os y cuenta con unos medios incomparables. La edici¨®n actual, bajo la direcci¨®n del nigeriano Okwui Enwezor, ha multiplicado adem¨¢s su campo de acci¨®n temporal y espacial, ya que, concebida como cinco plataformas sucesivas a modo de debates (la primera tuvo lugar en Viena en marzo de 2001 y la ¨²ltima es la de la exposici¨®n que se acaba de inaugurar), no s¨®lo ha aumentado su duraci¨®n a 18 meses, sino que tambi¨¦n se ha dotado de nuevos ¨¢mbitos de exhibici¨®n en Kassel, lo que ha supuesto que est¨¦n representados 116 artistas a trav¨¦s de casi medio millar de obras.
De todas formas, sin menospreciar la iniciativa de Enwezor de celebrar esta serie de debates sucesivos en Viena-Berl¨ªn, Nueva Delhi, Santa Luc¨ªa y Freetown-Johanesburgo-Kinshasa-Lagos, es obvio que la atenci¨®n cr¨ªtica internacional gravita sobre lo que se puede contemplar en Kassel durante los 100 d¨ªas que dura la exposici¨®n de la Documenta, en uno de cuyos edificios, el de Documenta-Halle, el visitante puede adem¨¢s tener informaci¨®n completa de lo que ha ocurrido en cada una de las reuniones celebradas en estas ciudades de cuatro continentes. Pues bien, ci?¨¦ndonos a lo que ahora se exhibe en Kassel, hay que resaltar, en primer lugar, el tono equilibrado, ecl¨¦ctico, casi acad¨¦mico del conjunto, que quiz¨¢s se muestra m¨¢s as¨ª en la medida en que se hab¨ªan generado demasiadas expectativas o prejuicios acerca de que ¨¦sta iba a ser una Documenta muy radical y pol¨ªtica; pero tambi¨¦n, en segundo lugar, que ha resistido el arrasador embate de la descarada y furiosa comercializaci¨®n que afecta hoy a casi todos los cert¨¢menes de vanguardia de este tipo, que apenas si se distinguen de las ferias, porque suelen presentar a los mismos artistas y as¨ª se convierten en el escaparate rutilante de lo que ya se est¨¢ vendiendo por doquier.
Cuando antes califiqu¨¦ de planteamiento equilibrado el de esta Documenta quer¨ªa significar que en ella hay una selecci¨®n ponderada de artistas de diversas generaciones, de diversas procedencias culturales y con una proporci¨®n ajustada entre famosos, menos famosos y desconocidos, pero, asimismo, que no hay una tem¨¢tica exclusiva, ni tampoco el predominio de unos soportes excluyentes. Respecto a esto ¨²ltimo, hay que aclarar que ciertamente abundan los nuevos medios de la tecnolog¨ªa de la imagen, fotograf¨ªa y v¨ªdeo fundamentalmente, mas no como una patente de corso que d¨¦ la impresi¨®n de que se castiga a la pintura y a la escultura, aunque la presencia de ¨¦stas, en su sentido m¨¢s convencional, sea muy escasa. Por otra parte, aunque haya un argumento b¨¢sico dominante, el que el comisario principal ha calificado como una reflexi¨®n sobre la situaci¨®n poscolonial actual, no se puede decir que las obras exhibidas tengan un registro pol¨ªtico monocorde, ni siquiera que en ellas lo pol¨ªtico se circunscriba a los t¨®picos ideol¨®gicos al uso. Significativamente, esta actitud de, vamos a llamarlo as¨ª, lo pol¨ªticamente correcto se da m¨¢s entre los artistas occidentales que en los procedentes del Tercer Mundo, cuyo registro es, en general, m¨¢s variado, complejo y original, incluso cuando plantean temas de denuncia.
Con lo apuntado, esta XI Documenta ha resultado ser, al menos desde mi particular punto de vista, mucho m¨¢s interesante de lo que cab¨ªa esperar, tanto en relaci¨®n con el director de la presente edici¨®n como de la crisis de identidad que fatalmente amenaza la supervivencia moral de estas plataformas internacionales del arte vanguardista, que hoy son casi siempre meros tinglados tur¨ªstico-comerciales, donde encima se expende buena conciencia en medio de un ensordecedor ruido medi¨¢tico-publicitario.
Por lo dem¨¢s, es casi imposible ofrecer, en una primera cr¨®nica de urgencia de estas caracter¨ªsticas, datos concretos sobre el centenar largo de artistas participantes, entre los cuales hay varios hist¨®ricos, como Louise Bourgeois, Constant, Hanne Darvoben, Leon Golub, Joan Jonas, On Kawara, Jonas Mekas, Dieter Roth, Jeff Wall, Yona Friedman o Bern & Hilla Becher. Tambi¨¦n hay nombres actualmente muy famosos, como los de Tania Bruguera, Candida H?fer, Pierre Huyghe, Steve McQueen, Shirin Neshat, Gabriel Orozco, Raymond Pettibon, etc¨¦tera. En todo caso, lo que personalmente me ha impresionado m¨¢s ha sido la obra del chino Yang Fudong, del surafricano William Kentridge, el indio Amar Kanwar, el costamarfile?o Bouabr¨¦, el surafricano Santu Mofokeng, la indonesia Fiona Tan y el vietnamita Trinh T. Minh-Ha. En cuanto a los espa?oles, Juan Mu?oz y Pere Portabella, su visibilidad en la Documenta est¨¢ condicionada por el hecho de que del primero se presenta una obra sonora y del segundo la proyecci¨®n de algunos de sus hist¨®ricos filmes, lo que, en ambos casos, obliga a encontrarlos fuera del recorrido convencional de la visita.
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