Nubarrones sobre Italia
Croacia sorprendi¨® en un visto y no visto a un rival al que se le anularon dos goles
Italia est¨¢ al borde del abismo tras perder contra Croacia. Su pase a los octavos de final ya no est¨¢ claro. Si, favoritos de muchos para ganar la Copa, se vuelven a casa el pr¨®ximo fin de semana, los azzurri echar¨¢n la culpa al ¨¢rbitro, el brit¨¢nico Poll, y uno de sus asistentes, el dan¨¦s Larsen. Pero despu¨¦s, tras un periodo de reflexi¨®n, quiz¨¢ culpen tambi¨¦n a la mezquindad del planteamiento de su seleccionador, Giovanni Trappatoni.
La derrota italiana fue injusta, pero merecida. Injusta, porque al menos uno de los dos goles italianos anulados fue leg¨ªtimo. En el primero, Vieri no estaba en fuera de juego cuando remat¨®. En el segundo, en el ¨²ltimo suspiro, la supuesta falta de Inzaghi -un tir¨®n de camiseta- no la habr¨ªan sancionado ocho de cada diez colegiados. '?stos no son ¨¢rbitros de Primera, son de pueblo', declar¨® un furibundo Vieri; 'realmente, es un pecado perder as¨ª'. A su vez, Trappatoni dijo que no quer¨ªa 'entrar en juicios' , pero inmediatamente agreg¨®: 'Uno de los tantos invalidados fue leg¨ªtimo o incluso los dos. El empate habr¨ªa sido el resultado justo'.
Ah¨ª reside el segundo problema italiano, el motivo por el cual hubo cierta justicia en su tropiezo. El equipo de Trappatoni dio la impresi¨®n de haber salido al campo con la idea de que la igualada ser¨ªa buena. Como en su primer encuentro, contra Ecuador, Trap puso en su once a dos jugadores ofensivos y nueve cuya especialidad es impedir que el rival juegue.
Otra vez Vieri y Totti hac¨ªan el papel de llaneros solitarios, ambos con los ojos en el horizonte, esperando a que alg¨²n defensa les lanzara un balonazo tras del que echar a correr. En el primer tiempo tuvieron pocas oportunidades, tal fue el dominio croata. Los italianos raras veces completaban m¨¢s de dos pases seguidos. Los croatas, liderados por Kovac, del Bayern M¨²nich, y el viejo zorro Boksic, ex del Juventus y el Lazio y ahora en el Middlesbrough, tocaban y tocaban: pases cortos, paredes... F¨²tbol atractivo, pero poco eficaz hasta la salida de Nesta por lesi¨®n (m. 22). Entr¨® Materazzi y se empezaron a complicar las cosas para Italia. A los tres minutos ya hubo un momento de p¨¢nico en su ¨¢rea.
Intuyendo que, sin Nesta, la presa estaba herida, Croacia se creci¨®. Tipos duros, experimentados en las mejores Ligas, se hicieron los due?os del bal¨®n y fueron a por los italianos no s¨®lo sin complejos, sino hasta con arrogancia. Claro, no hay nada que les guste m¨¢s a los italianos que los adversarios se conf¨ªen. La l¨®gica suger¨ªa que deber¨ªa llegar un gol croata, pero la historia y la tradici¨®n hac¨ªan pensar que, en cualquier momento, Vieri se saldr¨ªa con la suya. Y as¨ª fue: a los 55 minutos marc¨® un gran gol de cabeza.
El orden habitual, la ley romana, parec¨ªa que se hab¨ªa impuesto una vez m¨¢s. Todo indicaba que se volv¨ªa al gui¨®n de siempre. La estrategia italiana hab¨ªa consistido en absorber durante el primer tiempo todos los golpes que le propiciaran los croatas, cansarlos, desesperarlos y matarlos. Pero los croatas no estaban tan cansados ni tan desesperados. Y, adem¨¢s, recurrieron a Olic, de 22 a?os, que se aprovech¨® (m. 73) de las dudas ajenas, tras la desaparici¨®n de Nesta, para rematar con listeza un centro envenenado de un zurdo bien conocido en Espa?a, Jarni.
Croacia, que necesitaba la victoria para seguir con sus esperanzas de clasificarse para los octavos, se creci¨® otra vez y tres minutos despu¨¦s otra buena jugada culmin¨® con un contacto afortunado de Rapaic que acab¨® en gol. Faltando apenas 15 minutos, los jugadores italianos, incr¨¦dulos, contemplaban la humillante posibilidad de emprender el camino de vuelta tras haber disputado s¨®lo tres partidos.
A falta de 13 minutos, Trappatoni tom¨® la novedosa decisi¨®n de quitar un centrocampista e incorporar un delantero. Entr¨® Inzaghi e Italia empez¨® a buscar el gol por la her¨®ica. No es que no lo sepan hacer. Es que no quieren. Porque cuando quieren, como en los ¨²ltimos minutos del encuentro, cuando ya no les queda otra, crean ocasi¨®n tras ocasi¨®n de gol. Como un tiro libre de Totti, que peg¨® en el palo por dentro, se pase¨® por la l¨ªnea de gol, casi dio en el otro y sali¨® fuera. O como el tanto anulado al final.
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