Una 'manga' de estafados
?Por qu¨¦ una mayor¨ªa de argentinos aceptan que el presidente uruguayo les llame 'manga de ladrones'? No es por resignaci¨®n, sino por rechazo a sus pol¨ªticos
Veinte millones de argentinos, de los treinta y siete, est¨¢n bajo la l¨ªnea de pobreza. De los veinte, cinco est¨¢n todav¨ªa m¨¢s abajo, en la indigencia. Si todos ellos son 'una manga de ladrones, del primero al ¨²ltimo', tal como parece estar convencido el presidente del vecino Uruguay, Jorge Batlle, en los hechos s¨®lo podr¨ªa decirse a simple vista que los menos le han robado a los m¨¢s. Sin embargo, son los m¨¢s y los menos los que creen que Batlle no debi¨® pedir disculpas y hasta llorar como lo hizo porque hab¨ªa declarado una merecida verdad. Los ciudadanos se echan las maldiciones sobre s¨ª mismos. Para colmo, el equipo nacional de f¨²tbol, la '¨²nica alegr¨ªa' seg¨²n los editoriales de los peri¨®dicos, se derrumb¨® frente a Inglaterra.
En las radios coinciden los oyentes: 'Tiene raz¨®n, son ladrones, que se vayan'
El 49,6% de los consultados por el peri¨®dico Clar¨ªn dijo que estaba 'de acuerdo' con las declaraciones ofensivas del presidente uruguayo. Los oyentes atiborraron de mensajes a las emisoras de radio y entendieron que Batlle se refer¨ªa a la clase pol¨ªtica: 'Tiene raz¨®n, son ladrones, que se vayan todos de una vez', coincid¨ªan. En los ¨²ltimos a?os, a un abismo le ha sucedido otro m¨¢s hondo. Pero, ?por qu¨¦ la mayor¨ªa acepta ahora semejante menoscabo frente a un exabrupto improcedente? '?A usted le parece que es as¨ª?', pregunta y se pregunta el doctor Dar¨ªo Lagos, m¨¦dico psiquiatra, miembro de la directiva de la Asociaci¨®n Argentina de Psiquiatras (APSA), con 25 a?os de experiencia en el tratamiento de personas afectadas por la represi¨®n pol¨ªtica. 'Los dichos del presidente Battle tuvieron una repercusi¨®n favorable entre los argentinos porque no se vivieron como referidas a la sociedad en su conjunto, sino que fueron resignificados desde un sentimiento colectivo expresado en el 'que se vayan todos', que no es una construcci¨®n delirante ni un deseo que no reconoce el principio de realidad. Sintetiza una voluntad generalizada de repudio a quienes desde el poder robaron, enga?aron, remataron el patrimonio nacional a costa de tremendos sufrimientos para millones de argentinos', a?ade.
La pel¨ªcula del drama pol¨ªtico, econ¨®mico y social, ese peregrinaje sobre el polvo de sus propios huesos que Argentina camina desde fines de los sesenta y que oscila entre autoritarismos criminales y sanguinarios, por acci¨®n u omisi¨®n, militar o civil, se ambienta con una canci¨®n infantil muy popular, escrita por Mar¨ªa Elena Walsh, titulada El pa¨ªs de no me acuerdo y que dice, en uno de sus versos: 'En el pa¨ªs de no me acuerdo, / doy dos pasitos y me pierdo'. La atenta soci¨®loga y periodista Sylvina Walger, autora de Pizza y champ¨¢n, el ensayo con el que revis¨® los 10 a?os de Gobierno de Carlos Menem, apunta a esa aparente dificultad de gran parte de la clase media y media-baja para elaborar desde la memoria, con lo que importa del pasado, un proyecto com¨²n, posible.
En una apretada s¨ªntesis y sin remontarse demasiado en el tiempo, Walger recuerda: 'Primero se propuso la Argentina Potencia imaginada por el cabo de polic¨ªa Jos¨¦ L¨®pez Rega, secretario y mucamo de Per¨®n, que se ascendi¨® a s¨ª mismo luego a comisario, designado ministro de Bienestar Social y organizador de los grupos paramilitares de la Triple A, la Alianza Anticomunista Argentina. Luego era la propia dictadura militar que asesin¨® a 30.000 personas, hizo desaparecer sus cuerpos y empuj¨® al exilio a toda una generaci¨®n, la que insist¨ªa con que 'los argentinos somos derechos y humanos'. Iniciada la transici¨®n, Alfons¨ªn asegur¨® que la democracia iba a educar y a curar y a dar trabajo, pero acab¨® en la hiperinflaci¨®n. Vino luego el prometido Primer Mundo de Carlos Menem, donde un peso era igual a un d¨®lar, y se ha llegado por fin a la hora de la verdad: se acabaron los bancos, el consumo, los shoppings y se caen las siliconas viejas de los que todav¨ªa no la pasan tan mal'.
'Empujada desde el cielo prometido al infierno real, la sociedad argentina se arrastra por el piso sin saber c¨®mo reaccionar y acepta mansa que un uruguayo la trate de manga de ladrones. Como todo sistema social desintegrado, nuestra cultura no ha sabido generar mecanismos que le permitan una sana autocr¨ªtica que la despegue del triunfalismo sin hundirla en el fracaso'. La serena reflexi¨®n del fil¨®sofo Santiago Kovadloff, que acaba de publicar Ensayos de intimidad, levanta el ¨¢nimo.
'La vida es dura, amigo', escrib¨ªa el poeta Ra¨²l Gonz¨¢lez Tu?¨®n, 'con la filosof¨ªa poco se gana, si quiere ver la vida color de rosa, eche 20 centavos en la ranura'. Cuando echa sus '20 centavos', Kovadloff, 'lejos de ver en la actitud de la mayor¨ªa un reconocimiento a la aceptaci¨®n del propio disvalor', celebra que la mayor¨ªa de los argentinos 'se valieran de esa manifestaci¨®n intempestiva para instrumentalizarla contra las urgencias perversas que malbarataron el ideal democr¨¢tico'. Insiste el poeta, escritor, ensayista y profesor de filosof¨ªa: 'No veo en esa actitud de la mayor¨ªa un rasgo melanc¨®lico, ni siquiera autodenigratorio. Es una expresi¨®n m¨¢s de la falta de resignaci¨®n ante quienes, teniendo la responsabilidad de representar al pa¨ªs, no lo hacen. Este episodio coincide cronol¨®gicamente con afirmaciones muy profundas de autoestima nacional, como la incesante reivindicaci¨®n de los derechos ciudadanos ante el desquicio producido por la banca internacional y, tambi¨¦n, las oleadas de cacerolazos que estremecen a los gobernantes. El pueblo no confunde a sus actuales dirigentes con la identidad nacional. La gente ha prescindido de las afirmaciones ret¨®ricas de Batlle y se ha quedado con el aspecto positivo de su cr¨ªtica'.
El ensayista y escritor Luis Maggi sospecha 'que si el psic¨®logo C. G. Jung pudiera observar la devaluada autoestima de los argentinos, dir¨ªa que se debe a un repentino reconocimiento de sus zonas oscuras'. Maggi, que vivi¨® m¨¢s de 10 a?os en Madrid y Nueva York y ha regresado recientemente a Argentina, alude a la doble cara de su pa¨ªs: 'Una ma?ana, despu¨¦s de un mal sue?o, descubrimos en el espejo que nuestra m¨¢scara cotidiana de Dr. Jekyll hab¨ªa sido reemplazada por el rostro feroz de Mr. Hyde. Resulta abominable mirarse y aceptar que la ferocidad sist¨¦mica de la corrupci¨®n y la indiferencia social haya ganado, lenta y silenciosamente parte -o todo- de nuestro espacio interior. Dejando de lado la mala conciencia que ocult¨® nuestra sombra, la respuesta afirmativa a la bofetada uruguaya ha sido una aceptaci¨®n c¨ªnica por lo que nos toc¨® a cada uno. En el drama de la decadencia moral argentina no hay inocentes ni salida feliz garantizada. El reconocimiento de la sombra personal y colectiva no conduce necesariamente a la curaci¨®n del mal, pero puede ser un punto de partida'.
'Cantando bajo la deuda'
El ¨¢nimo de los argentinos se mece como un p¨¦ndulo. Cuando comenz¨® la Copa del Mundo, luego de la victoria frente a Nigeria, todo parec¨ªa estar listo ya para iniciar el despegue y algunos propon¨ªan la refundaci¨®n de la Rep¨²blica. Una semana m¨¢s tarde, tras la derrota contra Inglaterra, eran hasta las ganas de vivir las que parec¨ªan refundidas. En la cartelera teatral de Buenos Aires se destaca el ¨¦xito de tres obras: el Candombe Nacional, una saga de la m¨ªtica Salsa Criolla, escrito y protagonizado por Enrique Pinti; Re¨ªte pa¨ªs y Cantando bajo la deuda, dos espect¨¢culos basados en imitaciones de personajes de la televisi¨®n y la pol¨ªtica, bromas sobre c¨®mo enga?an, mienten y se roban todo y coreograf¨ªas con espl¨¦ndidas mujeres. En el candombe el p¨²blico se sienta a escuchar y a recibir con placer los mordaces latigazos de Pinti, un cl¨¢sico mon¨®logo final en el que, seg¨²n el cr¨ªtico del diario franc¨¦s Le Monde, el actor 'fustiga a un pa¨ªs donde s¨®lo se puede elegir entre tr¨¢nsfugas, piratas, asesinos y estafadores'. La variaci¨®n de onda de la ciclotimia puede medirse tambi¨¦n a trav¨¦s del siguiente texto que circula en fotocopias y por el correo de Internet. Los an¨®nimos autores recomiendan leerlo primero de arriba hacia abajo y luego de abajo hacia arriba. Dice as¨ª: - ???No te banco [aguanto] Argentina!!! - Mentir¨ªa diciendo que este pa¨ªs me dio y dar¨¢ satisfacciones. - Tengo la certeza de que - nada fue en vano - Siento dentro de m¨ª que - la hipocres¨ªa es la forma de vida en este pa¨ªs - No podr¨ªa decir jam¨¢s que - ?ste es un pueblo solidario - Siento cada vez m¨¢s que - ?sta no es mi patria, ni mi pueblo - no podr¨ªa ni pensar que - ¨¦ste es mi pa¨ªs - la verdad es que - ¨¦ste no es un pueblo patriota - ser¨ªa absurdo pensar que - estamos todos unidos - y le guste a quien le guste - ¨¦sta es la realidad - lo siento pero es hora de decir la verdad...
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