De primer ministro con el 67% de los votos a simple ciudadano
El ex jefe de Gobierno Lionel Jospin reaparece en la jornada electoral tras su retirada de la vida p¨²blica francesa
'Gracias, Lionel, hasta pronto. Francia'. La frase, escrita en letras rojas sobre una gran s¨¢bana blanca, fue desplegada ayer ante Lionel Jospin cuando apareci¨® en p¨²blico en Cintegabelle, su antigua circunscripci¨®n del Mediod¨ªa franc¨¦s, donde acudi¨® a votar por los candidatos socialistas en las elecciones legislativas y cantonales. Un pu?ado de simpatizantes emocionados acudieron a ver a su antiguo diputado, transformado en simple ciudadano tras haber obtenido el 63% de los votos en 1997.
Iba trajeado de gris y corbata azul, en pleno domingo por la ma?ana: fiel a sus tradiciones, y m¨¢s ahora que no ha de hacer fastidiosas concesiones a expertos en mercadotecnia pol¨ªtica. Hac¨ªa 49 d¨ªas que no se dejaba ver en p¨²blico. 'Espero que la izquierda logre el mejor resultado posible en la primera vuelta', coment¨® a los periodistas que se hab¨ªan concentrado para ver al resucitado. Por m¨¢s que le insistieron, a?adi¨® poco m¨¢s: 'Estoy muy bien, muchas gracias', y se despidi¨® raudo: '?Hasta la semana pr¨®xima!'.
Jospin es un hombre atropellado por la historia. Acudi¨® a la campa?a de las presidenciales obsesionado por el arreglo de cuentas con Jacques Chirac, pero las bases de izquierda esperaban de ¨¦l otra cosa. Se vio en la campa?a a las presidenciales: el 13 de marzo en ?vry, una ciudad al sur de Par¨ªs, donde ten¨ªa previsto hablar ante universitarios, se encontr¨® con un grupo de manifestantes de una f¨¢brica de Danone, en plena reestructuraci¨®n laboral. Podr¨ªa haberles eludido, pero el candidato Jospin prefiri¨® hablar con ellos, seguido por las c¨¢maras de televisi¨®n.
Y fue as¨ª como se organiz¨® un di¨¢logo improvisado, que se convirti¨® en una dura discusi¨®n sobre los procedimientos de despido colectivo. Jospin intent¨® explicarles las medidas tomadas por su Gobierno para hacer m¨¢s dif¨ªciles los despidos, y uno de los concentrados le lanz¨® que eso no val¨ªa para nada. 'Danone obtiene beneficios, ?qu¨¦ espera el Gobierno para hacer algo?', le presionaban. 'El Gobierno se ha comprometido en una batalla muy fuerte por el empleo', replicaba Jospin -el n¨²mero de demandantes de empleo baj¨® en 900.000 durante su Gobierno-, pero desde el grupo de manifestantes insist¨ªa: '?Qu¨¦ se puede hacer con 4.000 francos [600 euros] al mes?, le desaf¨ªo a usted a vivir con eso'.
Todos los informativos de televisi¨®n transmitieron esta escena del jefe del Gobierno de izquierda interpelado por aquellos en cuyo nombre, te¨®ricamente, gobernaba y ped¨ªa el voto para presidente. No menos ingenuo que el reconocimiento de Jospin de que se hab¨ªa equivocado al pensar que la lucha contra el paro y a favor de la mejora de las condiciones de vida deber¨ªan haber permitido contener la delincuencia.
Es dif¨ªcil determinar si estos hechos tuvieron m¨¢s o menos impacto electoral que los temores intelectuales a una 'crisis general de la socialdemocracia'. En todo caso, la extrema izquierda los utiliz¨® a fondo para justificar la emergencia de restos de la cultura revolucionaria y ultracontestataria que anteriormente organizaba el Partido Comunista Franc¨¦s (PCF), especialista en disciplinar todo su campo para ponerlo al servicio de la uni¨®n de la izquierda; pero el PCF ya casi no existe y los partidos trotskistas no tienen intenci¨®n alguna de desempe?ar ese papel.
La ca¨ªda de Jospin ha suscitado tambi¨¦n enormes dudas en los dirigentes del Partido Socialista y entre los c¨ªrculos de intelectuales m¨¢s o menos pr¨®ximos. Para muchos, el fracaso de 2002 cierra el periodo abierto en 1971 con el congreso de Epinay, donde se sentaron las bases que adaptaron el socialismo a las instituciones republicanas y permitieron, 10 a?os m¨¢s tarde, la primera victoria electoral de Fran?ois Mitterrand. Por el momento, la tentaci¨®n del arreglo de cuentas entre los socialistas 'modernizadores' y las corrientes m¨¢s a la izquierda domina todas las perspectivas.
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