Espl¨¢
Existe una modalidad de crimen que no aparece tipificado en el c¨®digo penal, y no por ello resulta menos condenable que otros que s¨ª constan en los manuales legislativos. Hablo de la desmemoria. Ignorar hechos y personajes del pasado s¨®lo es la consecuencia de un proceso sibilino de alta sofisticaci¨®n pol¨ªtica encaminado a destruir algo tan sagrado como el recuerdo. De este modo, a lo largo de la Historia se ha borrado muchas veces el rastro de hombres y mujeres que fueron decisivos en su tiempo. No interesaba a los nuevos gobiernos que la vida y la acci¨®n de un intelectual o una simple hero¨ªna pudieran servir de referencia a generaciones futuras. La Guerra Civil, los exiliados y, en consecuencia, la nueva sociedad dise?ada por los vencedores formaron parte de un drama lleno de olvidos y ensa?amientos que durante muchas d¨¦cadas se represent¨® en nuestro pa¨ªs y cuyos efectos a¨²n est¨¢n por reparar. Me remito a los desterrados de aquella Espa?a de la Rep¨²blica que cayeron en el descr¨¦dito del silencio y que a¨²n hoy, sesenta a?os despu¨¦s, siguen sin un m¨ªnimo derecho a la memoria. De momento me voy a conceder el gusto de citar el caso de Carlos Espl¨¢ Rizo por varias razones. La primera es que fue alicantino y que form¨® parte de una de las generaciones m¨¢s vivas, cultas y libres de nuestra historia local junto a Lorenzo Carbonell, Rodolfo Llopis, Salvador Sell¨¦s, Antonio Rico y un largo etc¨¦tera. La segunda es que Espl¨¢, m¨¢s all¨¢ de su larga producci¨®n period¨ªstica, fue un honesto hombre de acci¨®n que ocup¨® puestos de responsabilidad pol¨ªtica en las Espa?a de los a?os treinta, desde gobernador civil de Barcelona y Alicante a subsecretario de la Presidencia de la Rep¨²blica o ministro de Propaganda. Sin embargo, hasta hace un par de meses, era s¨®lo olvido. Hoy, gracias a la ardua investigaci¨®n de Pedro Luis Angosto V¨¦lez y su extensa biograf¨ªa sobre el personaje (Sue?o y pesadilla del republicanismo espa?ol. Carlos Espl¨¢: una biograf¨ªa pol¨ªtica), tenemos a nuestro alcance no s¨®lo las pruebas de una vida ejemplar sino tambi¨¦n miles de documentos, correspondencia y art¨ªculos que en breve ver¨¢n la luz. Es la ¨²nica manera de castigar un crimen tan impune como el silencio.
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