Entre el recuerdo y el olvido
Enrique Moradiellos ha cumplido de manera satisfactoria el encargo editorial de escribir una semblanza de Franco destinada a una colecci¨®n de biograf¨ªas cuyo hilo conductor es el estudio de los perfiles del poder discernibles en la vida p¨²blica de gobernantes y pol¨ªticos espa?oles (Castelar, Sagasta, Aza?a, Dolores Ib¨¢rruri) o extranjeros (Napole¨®n, Hitler, Castro). La salvaje represi¨®n colonial en Marruecos y la cruenta guerra civil espa?ola fueron los dos ¨²nicos escenarios de la carrera militar del hiperb¨®licamente bautizado como invicto Caudillo, iniciada en 1910 tras conseguir (ocup¨® el puesto 251 en una promoci¨®n de 312 cadetes) sus primeros galones de oficial en la Academia de Toledo. El drama hist¨®rico que otorg¨® a Franco un indiscutido papel de protagonista fue la prolongad¨ªsima etapa dictatorial abierta con su nombramiento como jefe del Gobierno del Estado y de general¨ªsimo de los Ej¨¦rcitos en septiembre de 1936 y concluida 39 a?os despu¨¦s con su fallecimiento tras una larga agon¨ªa en la mesa de operaciones.
FRANCISCO FRANCO. CR?NICA DE UN CAUDILLO CASI OLVIDADO
Enrique Moradiellos Garc¨ªa
Biblioteca Nueva. Madrid, 2002
279 p¨¢ginas. 14,10 euros
Esta Cr¨®nica de un caudillo casi olvidado -subt¨ªtulo del libro- arranca con una perpleja constataci¨®n: 'De todas las sorpresas legadas por la transici¨®n pol¨ªtica pocas resultan tan llamativas y reveladoras como la pr¨¢ctica desaparici¨®n de Franco del discurso p¨²blico y casi de la memoria hist¨®rica de los ciudadanos espa?oles'. En busca de las claves de ese paso a la clandestinidad de quien monopoliz¨® durante cuatro d¨¦cadas la vida nacional, Enrique Moradiellos echa mano de la hip¨®tesis del pacto del olvido expl¨ªcita o impl¨ªcitamente sellado por las ¨¦lites de la democracia para proteger la estabilidad de las nuevas instituciones; sin embargo, la abundancia de trabajos historiogr¨¢ficos y de reportajes de divulgaci¨®n sobre la guerra civil y la dictadura (incluido el debate acerca de la dur¨ªsima represi¨®n desencadenada por los vencedores una vez concluido el conflicto) desbarata esa simplista explicaci¨®n.
Parece m¨¢s razonable suponer que el franquismo lleg¨® sin aliento al 20-N tras decepcionar de forma sucesiva a sus iniciales partidarios (sirvan de ejemplo Gil Robles en los cuarenta, Ridruejo en los cincuenta, Ruiz Gim¨¦nez en los sesenta o Areilza en los setenta) y ser incapaz de conseguir apoyos entre las nuevas generaciones. La gris¨¢cea personalidad de Franco imposibilita la tarea de rendir culto heroico a su recuerdo. Esta semblanza del dictador, dibujada sine ira et studio con ayuda de los testimonios dejados por adversarios y colaboradores, aporta pruebas demoledoras de la mediocridad humana e intelectual de un personaje cuyos principales rasgos de car¨¢cter fueron la ambici¨®n de poder, la astucia taimada, la desconfianza paranoide y la crueldad vengativa.
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