Los poderes del poeta
Lo que m¨¢s me fascina en la figura y obra de mi amigo Antonio Mart¨ªnez Sarri¨®n -digo lo de amigo para desvanecer equ¨ªvocos, afirmar certezas y confirmar sospechas para que as¨ª dejen de serlo- es la simbiosis que establece en su interior entre la delicadeza y ternura de su fondo po¨¦tico y la potencia irremediable de su expresi¨®n, que explota tanto en su l¨ªrica como en su s¨¢tira y hasta en su cr¨ªtica: AMS siempre ha andado por el mundo comi¨¦ndoselo a pu?ados -a pu?etazos- mientras se lo iba encontrando a trompicones. Es un todoterreno, un animal literario de primera magnitud en el que su entera experiencia vital se convierte en cultural, su cultura en verbo y toda su pasi¨®n concluye en un sentido moral implacable que lo gobierna todo.
JAZZ Y D?AS DE LLUVIA
Antonio Mart¨ªnez Sarri¨®n Alfaguara. Madrid, 2002 434 p¨¢ginas. 19 euros
En cierta ocasi¨®n me permit¨ª disentir del gran Ricardo Gull¨®n, quien dijo que el gran problema de la cr¨ªtica en nuestro pa¨ªs era el del 'amiguismo', pues en mi opini¨®n sucede al rev¨¦s. Nuestro problema, por el contrario, era y es el del 'enemiguismo', que campa por doquier. Frente a lo f¨¢cil que es demoler algo o criticar a alguien, lo m¨¢s complicado y lo mejor es hacer una buena cr¨ªtica del buen libro de un buen amigo, pues creo que el amor enriquece m¨¢s que el odio, que el verdadero placer y el que m¨¢s rinde de verdad es el positivo, m¨¢s que el negativo, y como aqu¨ª me encuentro en este caso, espero estar a la altura de mis verdaderas responsabilidades. Sarri¨®n es un alto escritor, un rebelde que aprendi¨® a serlo escribiendo a la contra desde el principio, desde su extrema juventud, un poeta sobre todo, que empez¨® su carrera desde una poes¨ªa juvenil y arrasadora, a finales de los sesenta, donde lleg¨® a ser uno de los 'nueve nov¨ªsimos' (surrealista y vanguardista adem¨¢s), que ha escrito desde entonces diez libros po¨¦ticos, uno de ensayos, algunas antolog¨ªas (una monumental sobre poes¨ªa sat¨ªrica espa?ola), traducciones de Chamfort, Hugo, Baudelaire, Genet, Leiris y Jaccottet, dos diarios (Cargar la suerte y Esquirlas) y tres tomos de memorias que culminan con este ¨²ltimo Jazz y d¨ªas de lluvia.
AMS no recuerda bien qui¨¦n
fue el amigo (?Barral o Gil de Biedma?) que le bautiz¨® con el apelativo por el que siempre se le ha conocido, 'el moderno', aunque se?ala algo significativo que le dijo el segundo de ellos: '?C¨®mo se puede ser tan decadente siendo de Albacete?'. Aquel Albacete, de los a?os cuarenta y primeros cincuenta para m¨¢s se?as, que el memorialista ha evocado con asombrosa potencia l¨ªrica en su primer volumen Infancia y corrupciones (1993) -el m¨¢s art¨ªstico de todos- del que pas¨® a pormenorizar su juventud universitaria en Murcia en el segundo Una juventud (1997), y que al final le dej¨® varado en Madrid, tras una licenciatura y una oposici¨®n que le hizo funcionario, reconvertido ya en 'el moderno' de su generaci¨®n -sobre todo de sus mayores, que ven¨ªamos de los tiempos 'realistas'- por sus aficiones al cine, el jazz, el rock y tantas otras 'moderneces' para los que no ve¨ªamos m¨¢s all¨¢ de nuestras narices de una 'oposici¨®n' que ya se estaba convirtiendo en contracultura.
Sarri¨®n empieza este tercer tomo el d¨ªa del asesinato de Kennedy en noviembre de 1963, y lo divide despu¨¦s en cuatro partes, que tratan de su formaci¨®n c¨ªvica y pol¨ªtica la primera -espl¨¦ndida la evocaci¨®n de CEISA, aquel centro privado que nucle¨® la lucha intelectual antifranquista- para pasar despu¨¦s al mundo del cine, el de la m¨²sica moderna, y recalar al final en el cap¨ªtulo dedicado a los escritores, el m¨¢s largo de todos. Es como si se tratara de un gran reportaje donde los personajes y sus productos se suceden de manera vertiginosa, aunque siempre hilados por los an¨¢lisis y descripciones del memorialista, que sin embargo nunca se deja llevar por la crueldad (salvo en un caso de leg¨ªtima defensa), pues no solamente sabe que seg¨²n Ernest Renan s¨®lo se puede escribir sobre lo que se ama, sino que como reza la cita de Scott Fitzgerald con que se abre el libro, 'comenc¨¦ a gritar porque ten¨ªa todo lo que quer¨ªa sabiendo que nunca volver¨ªa a ser tan feliz'.
No quisiera terminar estas l¨ªneas sin subrayar lo m¨¢s caracter¨ªstico de la obra entera de Antonio Mart¨ªnez Sarri¨®n, la calidad de su texto, potente, riguroso, preciso, suavemente anacr¨®nico cuando lo necesita, fuerte y sat¨ªrico en ocasiones, l¨ªrico otras, que va de lo abstracto a lo concreto, y que se pasea por nuestra historia y nuestra cultura como Pedro por su casa, trag¨¢ndoselo todo y haciendo trag¨¢rselo a los dem¨¢s, hasta con quienes m¨¢s quer¨ªa, como el propio Juan Benet, que fue su amigo, mentor y maestro (al lado de Garc¨ªa Hortelano, Celaya o Mart¨ªn Gaite). Recuerden, se trata de un escritor descomunal, no lo olviden, pues por su parte nunca se dejar¨¢ olvidar, y as¨ª, a su vez, tampoco les dejar¨¢ jam¨¢s en paz, pues en su espejo nos vemos y veremos siempre todos.
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