Las nuevas Cortes unieron a pol¨ªticos enemigos
Gan¨® una UCD plural, seguida del PSOE, y AP logr¨® menos esca?os que el PCE
Las elecciones se celebraron el 15 de junio, pero la verdadera sensaci¨®n de que la democracia hab¨ªa comenzado s¨®lo lleg¨® unos d¨ªas despu¨¦s, cuando los 350 diputados y 248 senadores se empezaron a reunir y los espa?oles empezamos a verles juntos, charlando por los pasillos, palme¨¢ndose las espaldas o compartiendo el caf¨¦. Fue entonces cuando todo el mundo se dio cuenta, de repente, del incre¨ªble cambio que se hab¨ªa producido en Espa?a.
Una escena reflej¨® por encima de todas esa emocionante impresi¨®n: Dolores Ib¨¢rruri, Pasionaria, uno de los mayores s¨ªmbolos vivos de la guerra civil, y sobre todo, de los perdedores, sac¨® su acta de diputada y lleg¨® al Congreso el 13 de julio para formar parte, junto al poeta comunista Rafael Alberti, de la Mesa de Edad que presidi¨® provisionalmente la C¨¢mara.
La imagen de Dolores Ib¨¢rruri del brazo de Adolfo Su¨¢rez fue el mejor s¨ªmbolo del 15-J
Sorprendi¨® la aparici¨®n en el debate pol¨ªtico de l¨ªderes nacionalistas como Pujol y Arzalluz
Un 'gris' saluda a Pasionaria
En la puerta de entrada, un guardia de uniforme gris esboz¨® el gesto de llevarse autom¨¢ticamente la mano a la gorra, quiz¨¢ impresionado por aquella anciana de impecable mo?o blanco y estricto vestido de seda negra.
Pasionaria no vio el movimiento. A sus 81 a?os, entr¨® envarada en el despacho del presidente de las Cortes, Antonio Hern¨¢ndez Gil -quien, siendo creyente, hab¨ªa tenido la delicadeza de quitar de su despacho el crucifijo, para no molestar a quienes no lo fueran-, y sali¨® pocos minutos despu¨¦s, apoy¨¢ndose en el brazo de un tenso pero amable joven: Adolfo Su¨¢rez, de 44 a?os.
Aquella imagen de Dolores Ib¨¢rruri y Adolfo Su¨¢rez del brazo simboliz¨® el resultado de las primeras elecciones y demostr¨® las posibilidades de reconciliaci¨®n que ofrec¨ªa la democracia. 'Espero que todo le salga bien', dese¨® Pasionaria al presidente del Gobierno. 'Falta har¨¢', respondi¨® con sinceridad el joven pol¨ªtico, que todav¨ªa no hab¨ªa logrado sacudirse su procedencia franquista.
Nueve d¨ªas despu¨¦s, el 22 de julio, en la solemne sesi¨®n de apertura de las Cortes, ante el nuevo Congreso y el nuevo Senado, el rey Juan Carlos I resumi¨® con sencillez la situaci¨®n: 'La democracia ha comenzado'.
Los resultados visualizados del 15-J fueron las Cortes Constituyentes, que unieron en el Congreso de los Diputados y el Senado a pol¨ªticos procedentes del franquismo reformista con otros pertenecientes a la izquierda prohibida durante lustros y a opciones democr¨¢ticas moderadas estatales o nacionalistas.
Unos resultados electorales que, por cierto, se hicieron esperar, porque cuatro d¨ªas despu¨¦s de los comicios s¨®lo hab¨ªa datos del 96,12% escrutado y hasta el 10 de octubre -casi cuatro meses despu¨¦s del 15-J- no se proporcionaron los resultados oficiales.
En la C¨¢mara baja, Uni¨®n de Centro Democr¨¢tico (UCD) -un partido plural- obtuvo 165 esca?os, seguido de los socialistas, con 124 -sumando los 103 del Partido Socialista Obrero Espa?ol (PSOE) con los 15 de los socialistas catalanes y los 6 del Partido Socialista Popular (PSP)-.
El resultado que m¨¢s sorprendi¨® fue el descalabro de Alianza Popular (AP), coalici¨®n formada en torno a Manuel Fraga Iribarne y en la que estaban presentes 'los siete magn¨ªficos', siete ex ministros de Franco, desde Laureano L¨®pez Rod¨® a Licinio de la Fuente pasando por Federico Silva Mu?oz o Gonzalo Fern¨¢ndez de la Mora. Eran, seg¨²n el propio Fraga, 'extra?os compa?eros de cama', pero en su conjunto representaban a un cierto franquismo reformador. AP s¨®lo logr¨® 16 diputados, cuatro menos que los reci¨¦n legalizados comunistas: 12 del Partido Comunista de Espa?a (PCE) y 8 del Partit Socialista Unificat de Catalunya (PSUC).
Un Parlamento extra?o
En realidad, el resultado del 15-J fue un poco extra?o porque, seg¨²n la tradici¨®n, unas Cortes destinadas a redactar una Constituci¨®n, como tendr¨ªan que ser aqu¨¦llas, no pod¨ªan tener m¨¢s que una C¨¢mara, el Congreso de los Diputados, y, sin embargo, aquel d¨ªa se eligi¨® tambi¨¦n un Senado, por otra parte peculiar. Ser¨ªa una segunda C¨¢mara muy especial porque el Rey se reservaba nombrar, despu¨¦s de que hablaran las urnas, nada menos que 41 senadores. (Entre ellos estuvieron Camilo Jos¨¦ Cela, Jos¨¦ Ortega Spottorno, el almirante Marcial Gamboa, Miguel Primo de Rivera, Jos¨¦ Luis Sampedro...)
Aquel raro Senado se cre¨® como una especie de 'salvavidas de moderaci¨®n' para el caso de que la izquierda lograra un resultado 'demasiado' bueno en el Congreso de los Diputados. Y la izquierda (sobre todo los socialistas) prefiri¨® ignorar esa 'rareza'. En la llamada C¨¢mara alta, con mayor¨ªa centrista -116 senadores-, seguida de los socialistas -con 53-, se formaron grupos singulares, como el de Progresistas y Socialistas Independientes -con 23 esca?os-, Senadores Vascos -con 10- y Entesa dels Catalans, con 12 senadores, entre ellos el cl¨¦rigo contestatario Llu¨ªs Maria Xirinacs.
El 15 de junio hab¨ªa creado en definitiva un Parlamento en el que se reun¨ªan, de verdad, todas las formaciones pol¨ªticas representativas del pa¨ªs, incluidos los partidos nacionalistas catal¨¢n y vasco y el comunista, prohibido hasta pocos meses antes. Un Parlamento que acog¨ªa a representantes de la etapa anterior, pero que, sobre todo, daba paso a toda una nueva clase pol¨ªtica; en el que se dispon¨ªa a cruzar las espadas un grupo formidable de pol¨ªticos, la mayor parte de ellos cristianos practicantes de entre 36 y 45 a?os, que ten¨ªa enfrente la tarea de realizar con ¨¦xito la aut¨¦ntica transici¨®n de la dictadura a la democracia, y que iba a marcar toda una etapa hist¨®rica. Para la gran mayor¨ªa de ellos, sentarse en los esca?os de aquellas Cortes fue su aut¨¦ntico debut como pol¨ªticos 'institucionales'.
La existencia de AP y su apelaci¨®n al franquismo 'moderado' sirvi¨® para que en UCD, al calor del poder y del proceso democr¨¢tico iniciado por Adolfo Su¨¢rez, recalaran grupos y peque?os partidos que conciliaban la procedencia ideol¨®gica diversa con la voluntad democr¨¢tica com¨²n.
All¨ª estaban, como cabezas de serie, liberales como Joaqu¨ªn Garrigues Walker; socialdem¨®cratas como Francisco Fern¨¢ndez Ord¨®?ez, Rafael Arias Salgado o Jaime Garc¨ªa A?overos; democratacristianos como Fernando ?lvarez Miranda, Landelino Lavilla o ??igo Cavero, e incluso un amplio n¨²mero de 'personalidades azules', como el propio Su¨¢rez o Rodolfo Mart¨ªn Villa, ligadas al r¨¦gimen anterior.
En el PSOE, un porcentaje de los esca?os se reserv¨® como homenaje a grandes glorias de la lucha antifranquista, militantes socialistas que hab¨ªan pasado muchos a?os de c¨¢rcel, como Ram¨®n Rubial o Justo Mart¨ªnez Amutio (que fueron al Senado) o S¨®crates G¨®mez y Josep Andreu Abell¨®, diputados.
Otro pu?ado fue para socialistas conocidos como Luis G¨®mez Llorente o Pablo Castellano, pero la mayor¨ªa de los esca?os se reserv¨® al n¨²cleo fuerte del partido, creado desde hac¨ªa meses en torno a Felipe Gonz¨¢lez y Alfonso Guerra, con los apoyos de Gregorio Peces-Barba o Javier Solana. A ellos se incorporaron nuevos y j¨®venes valores como el malogrado Baldomero Lozano, Enrique Bar¨®n, Virgilio Zapatero... Casi todos socialdem¨®cratas, t¨¦rmino que todav¨ªa despertaba recelo entre los 'cl¨¢sicos' del partido.
Una gran sorpresa para los espa?oles no catalanes ni vascos fue la r¨¢pida aparici¨®n en el debate pol¨ªtico de las primeras figuras del nacionalismo, como Jordi Pujol o Xabier Arzalluz, que desempe?aron un papel fundamental en aquel primer Parlamento, aunque delegaran, respectivamente, para las tareas diarias, en Miquel Roca Junyent o Marcos Vizcaya. Entre los diputados vascos figuraban nacionalistas hist¨®ricos como Juan Ajuriaguerra, el Le¨®n de Euskadi, cuyo fallecimiento en 1978 contribuy¨® al desencuentro del PNV con la Constituci¨®n.
Pol¨ªticos 'viejos' y experimentados, relacionados todav¨ªa con la contienda civil, como Santiago Carrillo, Enrique Tierno Galv¨¢n o algunos miembros de AP, se mezclaron con pol¨ªticos j¨®venes e inexpertos, pero con una excelente formaci¨®n acad¨¦mica y que hab¨ªan viajado o estudiado en Europa o Estados Unidos.
El contacto entre estos dos grupos produjo curiosas situaciones. Un d¨ªa en uno de los m¨²ltiples corros que se formaban en los pasillos del Congreso, dos j¨®venes diputados democristianos narraban la molesta persecuci¨®n de que fueron objeto en la universidad franquista por sus ideas democr¨¢ticas. Uno de ellos interrumpi¨® de golpe el relato, mir¨® al diputado comunista Ignacio Gallego, que hab¨ªa sufrido durante media vida c¨¢rceles y exilio y que le escuchaba muy atentamente, y le dijo: 'Usted perdone, don Ignacio'.
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