Org¨ªas de alcohol y sexo en Santa Mar¨ªa Magdalena
El padre Gary Hayes ten¨ªa 15 a?os cuando dos sacerdotes de su parroquia empezaron a emborracharle y a abusar sexualmente de ¨¦l. Como era monaguillo y aspiraba a convertirse en sacerdote decidi¨® callar por temor a que se frustrara su carrera religiosa. Su calvario en Santa Mar¨ªa Magdalena, en Camden (Nueva Jersey), dur¨® dos a?os pero el tormento espiritual ha permanecido d¨¦cadas, seg¨²n dice.
Esta semana asiste a la Conferencia Episcopal en su doble papel de v¨ªctima y miembro de la Iglesia cat¨®lica. 'Esos sacerdotes cooperan m¨¢s con el mal que con Dios' declar¨® d¨ªas atr¨¢s. No obstante descarga la mayor culpa en los obispos encubridores, 111 de los cuales participan en la asamblea episcopal de Dallas. 'No creo que pertenezcan a la misma iglesia que yo'.
La fe del padre Hayes pudo, al fin, m¨¢s que los abusos -'Jesucristo no tiene nada que ver con la pederastia', se dijo- y decidi¨® ingresar en el seminario. Pero, una vez all¨ª empez¨® a emborracharse y a desafiar a la autoridad. Le siguieron depresiones y a?os de terapias que no siempre le sirvieron de ayuda. Ha relatado, por ejemplo, la sesi¨®n rehabilitadora en la que le confes¨® al sacerdote psic¨®logo aquellas antiguas org¨ªas de alcohol y sexo en la sacrist¨ªa de Santa Mar¨ªa Magdalena, con la esperanza de que le guiara hacia alguna salida. La segunda vez que se lo mencion¨®, el psic¨®logo le respondi¨®: 'Ya me lo has dicho, sigamos con otros temas'. Y no volvi¨® a mencionarlo hasta a?os despu¨¦s, tras ser ordenado.
Demanda y silencio
Con la ayuda del obispo de su di¨®cesis en Kentucky (el Estado con mayor n¨²mero de demandas de pederastia, 122), el padre Hayes le pidi¨® al obispo de Nueva Jersey disciplina para los dos pederastas que hab¨ªan abusado de ¨¦l, Joseph McGarvey y William O'Connell. Como pasaban los meses y no obten¨ªa respuesta decidi¨® entablar una demanda que concluy¨® con un acuerdo extrajudicial secreto. El sacerdote McGarvey fue ascendido posteriormente y O'Connell acab¨® encausado por abusar de otros tres ni?os.
El coraje para romper la norma de 'no hablar mal de otro sacerdote' lo sac¨® de la organizaci¨®n LinkUp, una asociaci¨®n de supervivientes de abusos del clero, que entonces le abri¨® las puertas y que hoy preside. Su caso no es una excepci¨®n. Gran n¨²mero de curas han sufrido lo que ¨¦l, pero, generalmente, optan por el silencio. Por eso estos esc¨¢ndalos son poco conocidos, se?ala el ex sacerdote y psic¨®logo Richard Sipe, experto en pederastia en la Iglesia cat¨®lica. Aparte de su labor como p¨¢rroco en Kentucky, Hayes dedica su tiempo a construir un gran albergue para v¨ªctimas de sacerdotes pederastas.
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