Teatro de Sagunto y coste de oportunidad

Despu¨¦s de haber visitado recientemente los teatros romanos de Siracusa y Taormina en la hermosa Sicilia, ejemplos ambos de c¨®mo es posible compatibilizar su uso masivo para espect¨¢culos con el escrupuloso respeto hacia las ruinas, no me cuento entre los entusiastas de la obra efectuada por los arquitectos Grassi y Portaceli en Sagunto. Sin embargo, ante el tremendo error, a mi juicio, que el Consell se propone cometer, deseo unirme al coro de voces que claman por la sensatez, por si ello sirviera para algo.

Conozco el estado del teatro saguntino antes y despu¨¦s de la intervenci¨®n (inacabada, por cierto). No pretendo entrar en la pol¨¦mica de lo que si se hizo estuvo bien o mal -opiniones apasionadas hay para todos los gustos- pero es obvio que no se ajustaba a la legalidad -as¨ª lo han declarado los tribunales de Justicia-, suficiente para constatar su desacierto. La ejecuci¨®n de una sentencia condenatoria es, hasta ahora, el ¨²nico argumento al que se agarra Carmina N¨¢cher, subsecretaria de la Consejer¨ªa de Cultura, para defender a ultranza una demolici¨®n radical. As¨ª se desprende de sus intervenciones ante los medios de comunicaci¨®n y de su encendido art¨ªculo, publicado en este peri¨®dico del pasado 19 de mayo, del que extraigo el siguiente p¨¢rrafo: 'Examinados los antecedentes, y con una sentencia firme se?alando al Gobierno socialista de aquellos a?os, resulta ir¨®nico que ahora, desde el PSPV, se pida negociar una amnist¨ªa o burlar a los jueces. ?O es que cuando le conviene a la oposici¨®n se olvida que hay una Constituci¨®n en Espa?a que consagra la divisi¨®n de poderes y la independencia de los tribunales?'. Una pobre defensa en momentos caracterizados por un Montesquieu devaluado por la pr¨¢ctica gubernamental del Partido Popular. Todav¨ªa est¨¢ reciente el empe?o del gobierno por burlar una sentencia firme en un caso mucho m¨¢s grave, el de G¨®mez de Lia?o, un juez prevaricador, no olvidemos tan deprisa, sin cancelar sus antecedentes penales, indultado y a punto de volver a sentarse en los tribunales para juzgar a otros posibles delincuentes. La suspensi¨®n de la ejecuci¨®n de la sentencia sobre las obras de Sagunto, por muy ilegales que sean -y no estoy defendiendo la actuaci¨®n de anteriores gobiernos del PSPV a quienes corresponde la responsabilidad de los hechos- no produce ni de lejos, el esc¨¢ndalo y la inseguridad jur¨ªdica que provoca la reposici¨®n en su puesto de trabajo de un juez prevaricador. Un hecho que viene al caso porque demuestra que la voluntad pol¨ªtica es muy capaz de imponerse a los criterios judiciales, aunque hayan sido sancionados por sentencias firmes. Llevar a cabo la demolici¨®n de las obras de la envergadura del Teatro Romano de Sagunto exige argumentos de m¨¢s calado, bajo una ¨®ptica pragm¨¢tica y comprensible.

He sondeado la opini¨®n de algunos arquitectos, unos a favor de la obra existente, otros en contra por completo. Todos han coincidido en que su derribo inflingir¨ªa un nuevo da?o al monumento. ?Por qu¨¦ no se han hecho p¨²blicos los numerosos informes al respecto que debe tener la consejer¨ªa? Adem¨¢s, las ruinas existentes antes de la obra de Grassi y Portaceli eran unas ruinas falsificadas, producto de anteriores y desgraciadas intervenciones. Agreguemos que como infraestructura teatral resultaban lamentables, con barracones de feria convertidos en improvisados camerinos, servicios higi¨¦nicos deficientes, por no hablar de los grader¨ªos para albergar al p¨²blico capaces de poner a prueba los m¨¢s sufridos traseros. En resumen, inadecuadas para abordar un programa de festivales que sirviera de reclamo cultural y de est¨ªmulo para la econom¨ªa del municipio.

La audacia de la obra realizada pudo ser excesiva. Que es ilegal nadie lo niega ya. Pero est¨¢ ah¨ª, resultado de una inversi¨®n cuantiosa, y es emblem¨¢tica a nivel mundial (precisamente por su atrevimiento). ?Por qu¨¦ no acabarla y sacar partido a su extraordinaria singularidad? Una postura m¨¢s inteligente que dejar entrar a la piqueta y devolverla a su estado de ruina ruinosa y falsificada.

A?adamos otro aspecto a tener en cuenta: ?cu¨¢nto nos va a costar? ?Vamos a permitir que esta demolici¨®n, nada apremiante, consuma el presupuesto anual de la Generalitat destinado a la conservaci¨®n del Patrimonio cuando hay tantos monumentos cuya supervivencia clama a gritos una intervenci¨®n urgente? En econom¨ªa a este tipo de an¨¢lisis se le conoce como coste de oportunidad, porque, cuando los recursos son limitados, apostar por una opci¨®n significa siempre sacrificar la alternativa. Como ciudadanos tenemos derecho a conocer qu¨¦ sacrificamos a cambio, qu¨¦ otros proyectos se quedan en el caj¨®n. El castillo y las murallas de Sagunto, sin ir m¨¢s lejos, o las antiguas naves de Altos Hornos en el Puerto donde el a?o pasado se representaron en condiciones surrealistas -bajo goteras, con los cristales de las ventanas rotos y aseos de quita y pon en el exterior del recinto- Las Troyanas, o la iglesia de los Santos Juanes en Valencia, o el Palacio de la Seda, reci¨¦n apuntalado para que no se nos caiga a trozos. Argumentos para solicitar, con el m¨¢ximo respeto a la divisi¨®n de poderes, naturalmente, que se suspenda la ejecuci¨®n de la sentencia. No ser¨ªa la primera vez. Incluso tiene su encaje en nuestro ordenamiento jur¨ªdico.

Mar¨ªa Garc¨ªa-Lliber¨®s es escritora.