Voces para penetrar la oscuridad
Una extensi¨®n tan grande como la que va del delta del Congo al estrecho de Makasar se podr¨ªa cubrir con los escritos que ha originado la obra de Conrad. Todo el mundo tiene sus favoritos. Para algunos ser¨¢ un libro como In search of Conrad (Penguin, 1992), en el que Gavin Young narra su viaje por los mares de Java y las C¨¦lebes en pos de la memoria y los paisajes del escritor, acompa?ado en parte del trayecto por el aventurero del desierto Wilfred Thesiger, a la saz¨®n con casi setenta a?os y ninguna experiencia marinera excepto el amor por Lord Jim... Para otros, el preferido ser¨¢ el mucho m¨¢s acad¨¦mico pero igual de maravilloso Conrad's Eastern World, de Norman Sherry (Cambridge University Press, 1966), que investiga la carrera n¨¢utica de Conrad rastreando los ecos de la misma en su narrativa -el oficial del barco de transporte de peregrinos Jeddah (el Patna real) Augustine Podmore Williams como la inspiraci¨®n para el personaje de Jim, por ejemplo-. O acaso ese conjunto de aportaciones apasionadas sobre el mismo Lord Jim (incluida la del especialista John Batchelor) que componen el volumen de la colecci¨®n Figures Mythiques de Editions Autrement consagrado al atormentado h¨¦roe de Patus¨¢n (Lord Jim, 1998)...
Planeta Kurtz
Varios autores. Editores Jorge Luis Marzo y Marc Roig. Mondadori. Barcelona, 2002. 290 p¨¢ginas. 20,50 euros.
La exposici¨®n del Palau de la Virreina sobre El coraz¨®n de las tinieblas trae debajo del brazo su propio libro, Planeta Kurtz. Es un libro irregular y variopinto, como todos los compuestos por textos de procedencias y calidades muy distintas, pero que deber¨ªa estar en la biblioteca de todo lector de Conrad. Se compone de 10 ensayos, entre ellos el imprescindible del autor nigeriano Chinua Achebe que provoc¨®, como se recordar¨¢, una enorme pol¨¦mica al acusar a El coraz¨®n de las tinieblas de racismo. Achebe, que niega a la novela su calidad de obra maestra a causa de su 'deshumanizaci¨®n de los negros', desmenuza la obra poniendo en evidencia la arrogancia con que -se?ala- el europeo reduce ?frica a campo de batalla metaf¨ªsico. Tambi¨¦n muy interesante es la aportaci¨®n de Edward W. Said sobre el proceso creativo de Conrad y la de Lomomba Emongo y Patrick Cloos, que aporta testimonios directos de la violencia colonial en los predios de Leopoldo II. Donato Ndongo-Bidyogo rastrea la herencia de Kurtz en los tir¨¢nicos Idi Am¨ªn o Bokassa; Simon Njami hace inteligentes apreciaciones sobre arte, Joan Bestard muestra las relaciones entre Conrad y Malinowski, y Jeanne Randolph propone una lectura psicoanal¨ªtica de El coraz¨®n de las tinieblas. A destacar el texto de Frank Westenfelder sobre aventureros y mercenarios en el ?frica central como banales avatares de Kurtz, desde el s¨¢dico Barttelot hasta Congo-M¨¹ller y Bob Denard. Acercamientos muy personales de Marc Roig y Jorge Luis Marzo completan el volumen, que contiene un regalazo: el texto de la versi¨®n radiof¨®nica de Orson Welles de El coraz¨®n de las tinieblas: 'Enterraron algo en el r¨ªo. Era Kurtz. Pero Kurtz revivi¨® otra vez en m¨ª'.
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