Europa traicionada
Los pa¨ªses del Sur reprochan a Europa el ser una de las dos grandes potencias que han impuesto un orden mundial injusto y regresivo y que se obstinan en mantenerlo. El argumento de nuestra posici¨®n subordinada respecto del imperio americano y nuestra condici¨®n de primer contribuyente al desarrollo no cancelan nuestra responsabilidad en la persistencia de un sistema del que somos beneficiarios directos. Y en cualquier caso contradice la vocaci¨®n actual de la UE, que, agotada la fase imperial y colonizadora de sus Estados miembros, tiene como tarea fundamental el cumplimiento de su compromiso solidario con el resto del mundo que deriva de su historia y se inscribe en el centro mismo del modelo europeo de sociedad. Por eso han sido tan lamentables los resultados de la reciente cumbre contra el hambre de Roma, cuyo productivo realismo amenaza con asignar el mismo destino a la que se celebra en Sevilla. Hemos asistido durante las ¨²ltimas semanas al bochornoso concurso de medidas de represi¨®n de la inmigraci¨®n ilegal, que van desde la utilizaci¨®n de las fuerzas navales para interceptar a los trabajadores clandestinos (Reino Unido) hasta las represalias econ¨®micas contra aquellos pa¨ªses que no logren contener su emigraci¨®n laboral (Espa?a, Reino Unido, Alemania, etc¨¦tera, menos Francia y Suecia).
La propuesta de estas pr¨¢cticas, que sabemos que no va a impedir que al menos 500.000 inmigrantes accedan cada a?o al espacio europeo, est¨¢ acompa?ada de un endurecimiento de las pol¨ªticas de inmigraci¨®n y de la nacionalidad que tienen como destinatarios a los inmigrantes legales. Alemania introduce un sistema de cuotas con severas restricciones para los reagrupamientos familiares; Italia, con la ley Fini-Bossi, no s¨®lo fija cuotas a la inmigraci¨®n, sino que limita su condici¨®n a aquellos que tienen ya un permiso de trabajo e instaura un fichero de huellas digitales para todos los extranjeros; Tony Blair impedir¨¢ que aquellos extranjeros a los que se haya negado el derecho de asilo puedan recurrir contra tal decisi¨®n y ser¨¢n inmediatamente expulsados; los Pa¨ªses Bajos expulsar¨¢n tambi¨¦n a aquellos solicitantes de asilo que carezcan de documentaci¨®n y se opondr¨¢n al reagrupamiento de las familias de los inmigrantes legales; Austria obligar¨¢ a partir de ahora a todos los inmigrantes, que no sean ciudadanos de la UE, a aprender alem¨¢n en tres a?os, y las personas con trabajo temporal no podr¨¢n exceder de 8.000 al mes; Espa?a quiere suprimir la posibilidad de que los trabajadores clandestinos regularicen su status mediante una residencia de cinco a?os, as¨ª como adoptar la ley alemana, etc¨¦tera.
Esta agitaci¨®n normativa, que constituye al inmigrante en previsible delincuente, en terrorista potencial o cuanto menos en desconocido peligroso, alimenta la xenofobia y radicaliza los integrismos populistas. ?C¨®mo sorprendernos luego de la expansi¨®n ideol¨®gica de la extrema derecha? Adem¨¢s ?cabe algo m¨¢s irracional que querer suprimir unos efectos sin referirse nunca a sus causas ? El proceso global que representa la inmigraci¨®n ha de tratarse, tanto en destino como sobre todo en origen, promoviendo el desarrollo de los pa¨ªses del Sur. Lo cual, mal que le pese al social-liberalismo, no pueden resolverlo los controles policiales ni las virtudes del mercado, sino que reclama una fuerte voluntad pol¨ªtica, con una concertaci¨®n programada e importantes recursos. ?Por qu¨¦ nadie ha evocado en Sevilla la necesidad de establecer para todo el ¨¢mbito Schengen un programa global de inmigraci¨®n para 10 a?os y 50 millones de inmigrantes, considerados por pa¨ªses y por sectores econ¨®mico-laborales? ?Por qu¨¦ no se erige Europa en actor de un nuevo desarrollo mundial, de car¨¢cter sostenible, cuyos primeros objetivos sean la lucha contra el hambre y el analfabetismo, financiado mediante un impuesto extraordinario sobre el comercio de armas y de los productos m¨¢s nocivos? Este tipo de propuesta y otras an¨¢logas que no han sido ni siquiera evocadas en Sevilla, son las ¨²nicas capaces de asegurar el futuro de nuestro planeta. Y s¨®lo Europa puede hacerlo. A pesar de la cumbre. Porque o todos o ninguno.
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