Chirac se convierte en el ganador de la cita andaluza
El presidente franc¨¦s, Jacques Chirac, regres¨® ayer de Sevilla a Par¨ªs como el gran ganador de la cumbre. Al t¨¦rmino de la cita coment¨® a los periodistas que se iba 'contento' y que la reuni¨®n hab¨ªa sido 'perfecta'. Para ¨¦l desde luego, porque venci¨® por goleada en todos los frentes que abri¨®. Y encima s¨®lo seis d¨ªas despu¨¦s de su gran triunfo electoral que le han permitido acudir a la capital andaluza sin su habitual sombra del primer ministro a causa de la ya extinta cohabitaci¨®n.
Comenz¨® su paseo triunfal en la madrugada del viernes cuando su ministro de Finanzas, Francis Mer, logr¨® suavizar el compromiso de que en 2004 todos los pa¨ªses de la UE logren el equilibrio presupuestario. Al condicionar esa meta a que el crecimiento sea del 3%, Par¨ªs se ha librado de la amenaza de sufrir un aviso de la Comisi¨®n por el elevado d¨¦ficit franc¨¦s, que este a?o acabar¨¢ en el 2,5%, cerca ya del fat¨ªdico 3% fijado como l¨ªmite infranqueable en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento. 'Ha sido un buen arreglo', se?al¨® el l¨ªder franc¨¦s al comentar el documento pactado en Madrid por los ministros de Finanzas de los Quince.
Pero la faena la redonde¨® el propio Chirac en Sevilla por partida doble. De entrada, bloque¨® la propuesta para dar un primer paso encaminado a poner freno a la cultura del veto en las cumbres. Pero su gran logro consisti¨® en eliminar de las conclusiones el castigo autom¨¢tico a los pa¨ªses que no colaboren en la lucha contra la inmigraci¨®n ilegal. Francia, con un gobierno conservador, encabez¨® el grupo opositor a esa iniciativa.
Sonriente y, como siempre, seductor, Chirac reparti¨® por Sevilla el discurso te¨®ricamente m¨¢s humano: 'Estoy feliz de que la cumbre haya adoptado un acuerdo a la vez equilibrado y humano del problema, como Francia deseaba; un acuerdo basado en el di¨¢logo, en la concertaci¨®n, en la incitaci¨®n, y no en la sanci¨®n o la condicionalidad'. ?sa era su teor¨ªa: premiar a quienes colaboren en lugar de castigar a quienes no lo hagan. Y ¨¦sa fue la idea que transmiti¨® antes de llegar a Sevilla a Blair, partidario hace dos semanas de enviar barcos de guerra frente a las pateras y que en la capital andaluza dej¨® claro a Aznar que se lo hab¨ªa pensado dos veces y ya no quer¨ªa hablar de castigos. As¨ª, ha sido Aznar quien se ha quedado sin un arma clara para poder usarla frente a Marruecos. 'No he observado decepci¨®n entre nuestros amigos', dijo con media risa al preguntarle si Espa?a hab¨ªa aceptado a rega?adientes.
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